Rafael Molina Morillo resalta hospitalidad habitantes de Santiago Rodríguez


Rafael Molina
Rafael Molina
SABANETA
Por Rafael Molina Morillo
Cuando ya agonizaban mis vacaciones laborales tuve oportunidad, el pasado fin de semana, de visitar a Sabaneta, el lugar donde nació mi padre. 
Al ir a ese remoto lugar de la Línea Noroeste cumplí con varios deberes y deseos pendientes de mi agenda personal: el primero, satisfacer la promesa hecha a mi papá, en vida, de conocer algún día su lar nativo; después, indagar y conocer “in situ” anécdotas y episodios históricos relacionados con el prócer nacional Santiago Rodríguez, antepasado de mi esposa y mío, para orgullo de nuestra familia; y la tercera razón, aunque no menos importante, de mi viaje, era atender gustosamente la invitación que me había extendido la Fundación para el Desarrollo Social y Ecológico de la provincia Santiago Rodríguez, para dictar una conferencia en el Ayuntamiento municipal de Sabaneta.
La dínamo que motorizó esta inolvidable jornada fue la incansable sabanetense Lilian Carrasco, crítico y curador de arte e ideóloga y coordinadora del intenso programa que agotamos durante tres días conociendo la historia de la región y los lugares más importantes de la zona, tales como la presa de Monción, las fábricas de casabe, los ríos y arroyos que bordean el poblado, los centros culturales, las modernas emisoras de radio y la gente amable y culta del lugar.
El periplo cobró más interés todavía porque de manera espontánea se formó un grupo excepcional al unírsenos a mi esposa y a nuestro acompañante invitado, doctor Luis Ramón Cordero, los buenos amigos magistrados Víctor Gómez Bergés y Jottin Cury hijo, distinguidos jueces del Tribunal Constitucional de la República.
Lo que más me impresionó, y muy gratamente, por cierto, fue percibir el acendrado amor que sienten los sabaneteros por su tierra, el profundo conocimiento que tienen éstos de su historia y el respeto y la veneración que los mismos profesan a sus grandes patriotas.

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