jueves, septiembre 01, 2022

Mario vivirá por sus fotos.

Fotógrafo Mario Guillermo Terrero Sánchez ha muerto a los 74 años de edad. Testigo de hechos y acontecimientos en la guerra de abril 1965 y algo más.
Por José Rafael Sosa

Si algo caracterizaba a Mario Terrero, era su temperamento tranquilo y su actitud de buscar las mejores imágenes para El Nacional.

Perteneciente a una familia de fotoperiodistas entregados a su oficio.

Esta semana despedimos los restos mortales de Mario Guillermo Terrero Sánchez.

Ha partido y deja a sus parientes a quienes le apreciamos y descubrimos sus valores más interiores, en enorme pesar.

Sus hijos informaron de su fallecimiento a los 74 años, afectado por condiciones de salud que le afectaban desde hace varios años.

Y ante la noticia luctuosa, se produce un hecho singular: los fotógrafos que tomaron en serio su oficio, que se ocuparon de ser testigos de generaciones.

Registraron hechos históricos que documenta, entre otras realidades, la lucha de la comunidad nacional por soberanía, libertad, respeto a los derechos humanos.

Estos captadores sensibles y profesionales de la imagen, revivirán cada vez que alguien observe una foto suya.

Mario Terrero, primo de Valentín Pérez Terrero y de Juan Pérez Terrero, fotógrafo que documentó visualmente la guerra de abril y la intervención militar norteamericana de 1965 con fotos icónicas, tomadas al calor de las batallas.

Logró plasmar un legado propio con imágenes, descargadoras por su poder de denuncia social con tan solo una imagen, como por haber captado en una instantánea, la belleza sutil del paisaje o la expresión inocente de un niño haitiano, cuando se recrudecía la oleada discriminadora de estos nacionales hermanos.

Mario Terrero, callado, profesional, preciso en el uso de las palabras, observador acucioso, se ha marchado físicamente, pero sus fotos seguirán describiendo su actitud y su valentía, su papel de testigo de la historia que veía pasar ante sus ojos.

Sus fotos, que están depositadas en el Archivo General de la Nación, al que fueron donadas, al igual que la del Grupo de Comunicaciones Corripio, por don José Luis Corripio, testimonian un trabajo fotográfico que muchas veces fue de primera página en El Nacional.

Su labor fotográfica es digna de estudios de tesis, de análisis y referencia por parte de los nuevos artistas de la fotografía periodística o artística.

Preciso en su mirar fotográfico, Mario Terrero era una marca del lente. Sereno, callado y trabajador.

A él y a su memoria, nuestros respetos.


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