Historia y testimonio: De un caso en CORAASAN
Por
Marcelo Peralta
Hoy
miércoles 4 de febrero del año 2015 cuando me disponía ir al médico para un
chequeo de la vista, por las secuelas sufridas en el Accidente Cerebro Vascular
–ACV- que sufrí el 25 de julio del 2012 que gracias a Dios no me fulminó por
completo y al abrir la puerta en el apartamento que ocupo, he recibido una historia
sorprendente que debe objeto de testimoniarla.
Abro
la puerta de poli metal y en las rejas de la puerta de hierro hay un papel
color azul con letras negras de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado
de Santiago-Coraasan-, institución semi autónoma suplidora del servicio de agua
potable.
Desde
el 2012 que el Presidente Danilo Medina ascendiera al solio, designo a las autoridades
de CORAASAN a la sazón al ingeniero Silvio Duran, persona que desde que asumió la
Presidencia del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores-Codia-
al igual que en sus actuales funciones sin que nunca he solicitado a sus respectivos
voceros que me envían notas siempre se las he publicado, sin pedirles favor
alguno, aunque esa no es la razón de mi escrito en este día.
Con
mi carpeta llena de documentos conteniendo mi historial clínico, recojo la
factura de CORAASAN, la abro y al hacerlo me sorprendo por el monto ascendente
a 5, 575.00, cuando en realidad lo que normal pago es 654 pesos, que para una
persona que vive sola en un apartamento eso es muy elevada.
Justamente,
les cuento que soy diabético, dos veces al día debo medicamente, me aflojaron las
rodillas, se me bajo el azúcar, se me altero la presión, dieron mareos, me puse
nervioso, volví a reforzar los medicamentos para que no me diera un infarto y
poder y para contenerme estuve que acostarme, sintiendo que el cerebro y la
cabeza se me iban a explotar. Sentí nauseas y me desplome en la cama.
Permaneci
solo con la ayuda de Dios, 25 minutos después me repuso, Dios me fortaleció,
fui a un centro de Internet, saque copias a la factura, aborde un carro de la
ruta N y me dirigí a CORAASAN en su oficina
central en la avenida Circunvalación, en el sector de Nibaje.
Voy
a la estafeta, para confirmar la voluminosa y abusiva factura, en la fila no había
nadie, un joven muy atento en una de las estafetas me atiende y les doy el
numero de contrato 01225522 y me dices su factura es de 5, 575.00 y les doy las
gracias.
Me
dirijo a la recepcionista que se calienta la oreja del lado derecho de su cara
con el teléfono y un señor espera para ir a servicio al Cliente.
Nos
atiende y le planteo mi situación y me orienta hacia Servicio al Cliente, pero
le sugiero que me permita ir a Relaciones Publicas que en mi condición de
periodista para hablar con el gerente de ese departamento Darío Fernández.
Una
hermosa joven me recibe que le planteo mi problema que nota que estoy un poco débil
y me dice que Darío Fernández andaba en una misión propia de sus funciones que
me ayudaría.
Muestro
mis facturas pagadas desde el mes de noviembre y diciembre del 2014 y la de
enero 2015 y me lleva a la tercera planta en el camino nos “topamos” con Darío Fernández
y el muy gentil les dice que me lleve al área comercial.
En
el trayecto le pregunto por su nombre y me dices Alfonsina y les digo que ese
nombre es de una canción del puertorriqueño Danny Rivera y me confiesa que por
eso su madre la bautizo con ese nombre y que ella es abanderada de ese pieza.
Llegamos
a la oficina comercial y para colmo la en cargada decente, amable, atenta,
cordial almorzaba acompañada de una amiga, no obstante interrumpió su hora
libre y orienta a Alfonsina.
Descendimos
desde el tercer nivel por otra escalera hasta llegar a la primera planta, donde
planteo el problema, nos despedimos y con gusto agradecí su amabilidad,
hospitalidad, solidaridad y finas atenciones.
Me
dejo con una joven mujer, con finísimas delicadezas me trato como debe una
empleada a un usuario, acoto mis datos, remitió su informe a otro departamento,
anoto un número de teléfono y su extensión y me dijo que un personal autorizado
de Coraasan vendría a tratar mi caso.
Si
mal me sentí cuando recibí la factura que hasta me desmayé, solo en el
apartamento (Les confieso yo no soy débil, pero me impacto al leer el monto),
no fui al médico y opté por ir a CORAASAN a averiguar este abuso, me sentí impotente.
Pero,
el trato de Alfonsina, su empeño, la preocupación por ayudarme, me levantaron
el ánimo y se completo con la última joven, que lamentablemente memorizo su
nombre en Servicio al Cliente, ambas me transmitieron energía positiva y una
especie de “terapia” por la delicadeza con que me trataron.
Les
confieso que si CORAASAN no me resuelve mi delicado caso por adulterar la
factura de 654 pesos que pague en enero y llevarla en e febrero a la abusiva
friolera de 5, 575. 00 pesos, (Que sepa
Silvio Duran que aunque me mande a fusilar no la pagare y prefiero quedarme si
agua y suspender el contrato 01225522 que está a mi nombre, donde nunca desde
el 2004 me he atrasado), pero me queda la satisfacción que Alfonsino
empleada de Relaciones Publicas y la joven del Servicio al Cliente no saben el
favor que me hicieron, porque me devolvieron la paz y armonía en lo más adentro
de mil alma.
Que
Dios derrame todo tipo de bendiciones a esos dos damas, que parecen, no pertenecen
a instituciones semi gubernamentales.
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