miércoles, enero 01, 2020

Metas, objetivos y pasos accionables para el año 2020.

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Por Marcelo Peralta

Ha llegado el día 1 de enero y el año 2020.

Sé que en el trajinar de la vida me llegarán horas oscuras. No obstante, quien confía en Dios, hallarás siempre la claridad. 
“Nunca me canso en tratar de aprender, ya que la vida me enseña muchas novedades, sean positivas o negativas.
No leo libros, revistas, periódicos, folletos y veo novelas para saber más que los demás, sino para ser menos ignorante.
Dios me ha proporcionado estudiar en la mejor Universidad del Mundo: "La Vida".
Una desgracia humana en el año 2012 trató de quitarme la vida, y, Dios me la regresó.

Sospecho que al devolverme la vida, anhela que yo cumpla una sagrada misión en la Tierra, en la que siempre estoy presto a cumplirla.

Trato, siempre de ser lo más prudente y solidario con mis conciudadanos, porque lucho por la existencia en la Tierra sin traumas y un equilibrio emocional.
En ocasiones me he alejado de ciudadanos “advenedizos”.
Desde las empinadas montañas de la tierra de Dios, me dispongo a planificar mi vida para con el impulso del Creador del Universo lograr lo que me propongo.
Soy un humano que Dios permitió viniera al mundo mediante la célula reproductora de mi padre, que insertó el material cromosómico propulsor en el fecundo vientre de mi madre.
Aunque ambos desaparecieron físicamente de este Globo Terrenal, no obstante, percibo que desde el infinito me cuidan y me echan las bendiciones de rigor.
Con benevolencia de Dios, trazo objetivos orientados hacia donde me oriento en el año 2020 que es llegar vislumbrando horizontes, aunque estén, todavía distantes, pero revestido de perseverancia llegaremos a la meta.
Debemos tener conciencia de que la motivación no es una causa, sino un efecto que viene de acuerdo a lo positivo de la acción que con la ayuda de Dios me he propuesto.
Este año 2020, tengo en blanco la cantidad de 365 páginas para escribir el devenir de mi vida.
Para ello, estoy abriendo las ventanas de mi noble y frágil corazón.
En mis adentro, rebosan las ansias de seguir hacia adelante y desvelar mis horizontes de lo positivo que siento y planeo para este 2020.
Con la protección de Dios, tengo la firme convicción de que en la Tierra no habrá nadie que me impida llegar a las metas trazadas para este 2020.
Por eso, reflexiono, imploro y me reverencio antes los pies del Creador para que me oriente por caminos positivos.
Con el objetivo de hacer realidad lo que anhelo que le aleje de las personas tóxicas, negativas y que apestan el entorno y la sociedad.
Además, que me rodee de gentes que me hagan el momento y lugar en donde Dios me permita estar que haya positividad que reconforten mi alma. 

Tengo planes, objetivos y métodos que cumplir, que los he ido ensamblando, ajustando con retales, mi propia experiencia y reaccionando ante mi propio entorno y circunstancias.

Eché la vista atrás, analicé los retos a que me enfrenté cada día, minutos y horas en el año 2019 sin hacer ningún tipo de plan.

Hoy en día, tengo planificado lo que debo hacer en el presente y el porvenir del tiempo.
El hecho de hacer es plan, significa un radical cambio a mejorar mi vida.
He decidido decir “basta” y poner en orden algunos aspectos de mi vida, a través de este plan y metodología, que, aunque sencillo, pero esperemos resultados.
Debo establecer prioridades que vengan a traducir en acciones positivas, trabajar sin descanso en mis proyectos, porque debo seguir siendo un ejemplo en la sociedad.
Van desde lo psicológico y físico, como elementos esenciales en el ser humano, porque avanzaré, ya que sé hacia dónde me dirijo con la ayuda de Dios.
Parte de mis definiciones son no volver atrás en busca de lo que ha hecho daño, humillaciones y congojas. Seguro de que triunfaré.
No se trata de asignar cada hora, minuto y segundo del día a una tarea sin dejar un espacio libre para “respirar”, sino priorizar, hacer  ejercicios de reflexión, en virtud de qué significa mi paz, armonía, sosiego y rechazar la "toxicidad".
Consciente estoy de lo elemental de los aspectos  que tienen el éxito y el fracaso; porque los objetivos hay que convertirlos en acciones.
Soy una persona formada de carne, agua y huesos. Jamás me considero una máquina que para funcionar hay que manipularla.
No busco excusas plausibles para justificar las faltas cometidas en el año 2019 por mis acciones que, quizás molestaron a algunas personas de mi entorno.
Mi cerebro se siente a gusto, valora y entiende la gratificación de quienes me hicieron sentirme alegre, pero, se dejaron “contaminar y embriagar” por algunos “tóxicos”. Hoy dispenso a ellos y ellas: "Perdón".
Si debo hacerle un favor a quienes me hicieron daños en el año 2019, que no teman en hacerme saber, que, sin demora ni devoluciones estaré dispuesto a servirles.
“Mi corazón es tan grande que no debe llevar pequeñeces en sus adentros”.

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