Delincuencia y coronavirus arrodillan a dominicanos.

Por Marcelo Peralta

Santiago, R.D.- El auge de la delincuencia que tiene de “rodillas” a la sociedad por la “flojera” del sistema, a este fenómeno se añade otro ingrediente que infecta y mata a miles de personas sin piedad que es el coronavirus.

La inseguridad ciudadana en República Dominicana desde hace varios años está por sus “fueros” en el mismo momento que se importó la transculturación, deterioro en los hogares, niñas pariendo niños, se dejó de impartir las materias de Moral, Cívica, Canto y el irrespeto a los símbolos patrios.

                                               

Cuando el ministerio de Educación que elaboró aquella odiosa circular en el año 2004 instruyendo a directores y maestros a promover de cursos a los alumnos sin importar su formación humana, contaminación de las sociedades de Padres, Madres y Tutores, los cuales fueron sustituidos por miembros de partidos políticos, al igual que plazas en el sistema de enseñanza y aprendizaje, en esos instantes inició el deterioro.

Además del incremento, estragos causados por la delincuencia, robos, asaltos, heridos, mutilados, presos, familias destruidas; ahora se agrega la contaminación, muertes y expansión del coronavirus que contagia, mata, paralizando al mundo, el que se expande sin control, no hay medicamentos ni vacuna que lo combata.

Especialistas la definen como una enfermedad infecciosa causada por un nuevo virus que no había sido detectado en humanos hasta la fecha, que ataca la resistencia respiratoria, causa gripe, tos, fiebre, produce neumonía y mata.

La aparición de esta enfermedad ha provocado vacaciones colectivas en el mundo, acorrala a los humanos, causado merma, cierre de países, suspensión de vuelos de aviones, circulación de bancos, trenes, autobuses, suspensión de actividades deportivas, económicas,  recreativas y todo tipo de contactos entre humanos.

Autoridades de muchos países en el mundo han tenido que ordenar a sus ciudadanos encerrarse en sus casas, coger vacaciones colectivas, cerrar empresas, aeropuertos y activar protocolos sanitarios de emergencia.

La situación sanitaria en el mundo ha llegado a extremos que millones de personas debe permanecer en sus hogares hasta que las autoridades de salud pública hagan evaluaciones de la dimensión de la enfermedad.