La muerte.Sus causas. Efectos y modalidades.
Por Marcelo Peralta
Santiago, R.D.- La
muerte no ocurre más que una vez.
Sin embargo, se deja
sentir en todos los momentos de la vida.
Morir es un cambio
de estado tan comentado y temido, que ni el Sol ni la Naturaleza pueden
contemplarla fijamente.
Este acontecimiento
deja dolor puntual, llanto, culpa, acusaciones, contraacusaciones, duelo,
objeto transformacional, culpa.
Así, de inverosímil, es la vida.
Pero, más desgarrador es, ver morir
a una niña a causa de dengue.
En Santiago, en los últimos
días han muerto niñas afectadas de esta enfermedad.
Las han trasladados a Santiago desde lugares como El Ingenio, Gurabo, Montecristi y Tenares.
Acudir a velatorios de esas
niñas, se ven escenas desgarradoras de padres, madres y familiares.
Hay diversos de
duelo especial cuando se produce la muerte de un hijo.
Los autores plantean las
características peculiares de estos duelos.
Constituye un acontecimiento
insoslayable, en vista de que marca un antes en la vida y un después al morir.
Durante las escenas se puede percibir
que hay características para el dolor y “dolor puntual”.
En algunos, se ve la diferencia
de lo insustituible en estos duelos y de la fijación al objeto que lo hace
irremplazable en la patología.
Es el paradigma del duelo que
a muchos los separan de la muerte de un ser querido.
Hay quienes vinculados al
padre y a la madre muestran diferentes reacciones frente a la pérdida y
enumeran distintos factores que inciden en el trabajo de duelo.
Algunos desarrollan las
manifestaciones de los sentimientos de culpa y su influencia en el proceso de duelo.
Enumerando problemáticas del
duelo, descrito por el comportamiento de algunos de los dolientes, hay tratamientos
y circunstancia vital, que, en algunos casos provocan interrogantes.
Existen duelos con
características peculiares, más allá de las singularidades de la persona que lo
sufre que depende de la historia personal y de la estructura previa de cada caso.
En el pasado, el acudir al
velatorio era algo riguroso en que había decisiones que cuando se trataba de “viudo”
o “viuda” era él o ella la que designaba y determinaba lo que en ese lugar se
hacía.
Ahora, se marca la diferencia,
ya que no existe nominación alguna para quien ha sobrevivido a la persona ida a
destiempo.
A pesar del enorme sufrimiento
por la persona fallecida en la misma misa, el “tigueraje” se pegan sus tragos
de ron, cervezas, drogas, juca, sin importar quienes sean los dolientes.
Es impensable e innombrable, las
escenas que se ven en los velatorios barriales.
Nadie, por acaudalado que sea
está preparado para recibir la muerte de un pariente.
En el pasado, al morir una persona
se guardaba muchos días de sentimientos.
No obstante, en los tiempos podernos
los sepelios se hacen en carros fúnebres, con música a todo volumen, bebiendo
todo tipo de alcohol y los sentimientos se obviaron.
En la actualidad, la muerte es
vivida como un abandono, y tras la desaparición física, todo se convierte en
jolgorio, porque desaparecen las manifestaciones de sentimientos entre muchos
de los dolientes.
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