miércoles, marzo 11, 2020

La muerte.Sus causas. Efectos y modalidades.

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Por Marcelo Peralta

Santiago, R.D.- La muerte no ocurre más que una vez.

Sin embargo, se deja sentir en  todos los momentos de la vida.

Morir es un cambio de estado tan comentado y temido, que ni el Sol ni la Naturaleza pueden contemplarla fijamente.

Este acontecimiento deja dolor puntual, llanto, culpa, acusaciones, contraacusaciones, duelo, objeto transformacional, culpa.

Así, de inverosímil, es la vida.

Pero, más desgarrador es, ver morir a una niña a causa de dengue.

En Santiago, en los últimos días han muerto niñas afectadas de esta enfermedad.

Las han trasladados a Santiago desde lugares como El Ingenio, Gurabo, Montecristi y Tenares.

Han fallecidos por efectos del dengue, que debido a la fiebre, dolores corporales son irresistibles para los infantes porque ataca su sistema inmunológico.

Acudir a velatorios de esas niñas, se ven escenas desgarradoras de padres, madres y familiares.

Hay diversos de duelo especial cuando se produce la muerte de un hijo.

Los autores plantean las características peculiares de estos duelos.

Constituye un acontecimiento insoslayable, en vista de que marca un antes en la vida y un después al morir.

Durante las escenas se puede percibir que hay características para el dolor y “dolor puntual”.

En algunos, se ve la diferencia de lo insustituible en estos duelos y de la fijación al objeto que lo hace irremplazable en la patología.

Es el paradigma del duelo que a muchos los separan de la muerte de un ser querido.

Hay quienes vinculados al padre y a la madre muestran diferentes reacciones frente a la pérdida y enumeran distintos factores que inciden en el trabajo de duelo.

Algunos desarrollan las manifestaciones de los sentimientos de culpa y su influencia en el  proceso de duelo.

Enumerando problemáticas del duelo, descrito por el comportamiento de algunos de los dolientes, hay tratamientos y circunstancia vital, que, en algunos casos provocan interrogantes.

Existen duelos con características peculiares, más allá de las singularidades de la persona que lo sufre que depende de la historia personal y de la estructura previa de cada caso.

En el pasado, el acudir al velatorio era algo riguroso en que había decisiones que cuando se trataba de “viudo” o “viuda” era él o ella la que designaba y determinaba lo que en ese lugar se hacía.

Ahora, se marca la diferencia, ya que no existe nominación alguna para quien ha sobrevivido a la persona ida a destiempo.

A pesar del enorme sufrimiento por la persona fallecida en la misma misa, el “tigueraje” se pegan sus tragos de ron, cervezas, drogas, juca, sin importar quienes sean los dolientes.

Es impensable e innombrable, las escenas que se ven en los velatorios barriales.

Nadie, por acaudalado que sea está preparado para recibir la muerte de un pariente.

En el pasado, al morir una persona se guardaba muchos días de sentimientos.

No obstante, en los tiempos podernos los sepelios se hacen en carros fúnebres, con música a todo volumen, bebiendo todo tipo de alcohol y los sentimientos se obviaron.

En la actualidad, la muerte es vivida como un abandono, y tras la desaparición física, todo se convierte en jolgorio, porque desaparecen las manifestaciones de sentimientos entre muchos de los dolientes.

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