Todo parece perdido
Por Marcelo Peralta
Ética, es lo que constituye el fundamento teórico de la moral ciudadana.
Los valores éticos deben prevalecer en un sistema democrático de una
nación.
Un país crece con personas dedicadas a la producción.
Lo humanismo, patriotismo, honestidad, entrega, profesionalismo, responsabilidad, sencillez,
cortesía, ser culto, decente hacen crecer las instituciones.
Ser benevolente, siempre hacer el bien, fomentar los esfuerzos,
conocimientos científicos y técnicos a la prevención, recuperación,
rehabilitación y promoción de la salud humana son factores esenciales en las
labores.
La sensibilidad humana, ser íntegro, puntual, responsable son valores que
no se compran en pulperías.
Identificarse con el ser humano independientemente de su posición, ejercer
la profesión con altruismo, ver al hombre como el fin supremo de la actividad son
elementos que no se adquieren en el colmado de la esquina.
Dar buen trato a los demás, actuar con justicia en cualquier circunstancia
da valor y confianza al ser humano que se empeña por hacer un trabajo
eficiente.
Los directores de departamentos que actúan con maleficencia, trato desigual,
injusticia y egoísmo a su personal es un peligroso y genera desánimo colectivo.
Defender a los demás con equilibrio en el campo de las ideas, identificarse
con justeza social, moral, profesional, contribuir con su esfuerzo y dedicación
al desarrollo humano.
Valorar a quienes hacen una buena labor y mostrar orgullo de tener un
personal eficaz son aportes invaluables, que al final de la jornada proporciona
excelente resultados a la hora de hacer balances.
Hacer sagrado el rendimiento de las personas en los trabajos, entrega a la
profesión, demostrar e interés por la eficiencia y la capacidad es esencial
para el crecimiento humano, social, institucional y económico.
Respetarse a sí mismo, valora los derechos humanos, salvaguardar las
confidencias de los servidores, mantener los estándares elevados de conducta
profesional, con dominio pleno de la comunicación y del trabajo en equipo.
Y mantener incólumes por todos los medios el honor y valorar las nobles profesiones.
La responsabilidad es un sagrado compromiso personal del trabajador y
tratar de manifestarle la actuación correcta en el cumplimiento cabal de sus
obligaciones, sin que esto limite su autenticidad y creatividad en el desempeño
de su profesión.
Se impone la honestidad y la sencillez son estilos de moderación en las
relaciones interpersonales, con gran sentido de humildad, sin que decrezca el
respeto, sino que lo eleve y que el superior crea estar por encima de los
demás.
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