El cumplimiento de los padres para con los hijos, no tiene compensación
Por: Ramón Antonio Veras.
Introducción
1.- Una gran parte de la
población dominicana residente en su país, no desempeña ningún tipo de labor
productiva, porque está fuera del mercado laboral por desempleo, o por su edad
no forma parte de la población económicamente activa.
2.- El subdesarrollo
crea toda una masa de mujeres y hombres que carecen de lo indispensable para
vivir dignamente, aunque el mismo sistema de opresión se ingenia diversas
formas para cubrir sus lacras. Así, por ejemplo, para hacerles la existencia
menos amarga a los desocupados, ancianos, menesterosos, y marginados en general,
se utilizan los llamados programas sociales, y hasta se dictan leyes obligando
a los descendientes a socorrer a sus ascendientes desvalidos.
I.- Es un absurdo
obligar a las hijas e hijos a mantener a sus padres
3.- Una disposición
legal, no debe poner a cargo de hijas e hijos, a ocuparse de la atención
de sus padres, porque sería obligar a los descendientes a cumplir con la
reciprocidad, que es una decisión voluntaria, no de constreñimiento.
4.- Un compromiso
cualquiera, es una exigencia que limita la voluntad. El descendiente no está
comprometido a ir en favor de su ascendiente. La responsabilidad que en su
momento ha asumido el padre o la madre, responde a su amor, a su gusto, a un
sentir profundo de cariño que sale del corazón, no de una legislación.
5.- El hecho de que el
padre y la madre cumplan con su deber dándoles a sus descendientes un
desarrollo físico y cultural integral, no quiere decir, en modo
alguno, que el hijo o la hija, esté en la obligación de ocuparse de sus padres
ya ancianos y sin recursos económicos, porque la persona que lleva a
efecto lo que debe o está obligada a realizar, no ha de esperar
compensación de ninguna clase.
6.- Complacer a las hijas
o a los hijos, por el compromiso que asumimos al momento de procrearlos,
es obedecer a lo que la conciencia nos manda a reverenciar. Acatar lo que
voluntariamente materializamos, no tiene más premio que la satisfacción
personal.
7.- Es una madre o un padre
coherente con sus principios éticos y morales, el que se comporta constante,
atendiendo a sus descendientes, sin aguardar nada a cambio.
8.- Cualquier atención de
los padres hacia sus hijos o hijas, más allá de sus deberes normales, debe
tomarse como algo que sirve para completarles o perfeccionarles como seres
humanos debidamente formados para bien comportarse en sus relaciones con los
demás.
9.- Porque hicieron lo que
debían de hacer, papá y mamá, jamás deben esperar de su hija o hijo,
demostración de admiración, respeto o veneración. El único homenaje de los
ascendientes es el que ellos mismos sienten al producir un ser humano con
calidad.
10.- Madre y
padre, pueden felicitarse mutuamente, si hacen entrega a la sociedad
humana, de hijos e hijas que por su correcto proceder les enaltecen,
de la misma forma que si fallan, deben sentirse deshonrados,
altamente denigrados, y lamentablemente desacreditados.
11.- No cabe la menor
duda, de que una comunidad humana está sustentada en un sistema social
basado en la desigualdad, cuando a un padre de familia sus descendientes deben ser
constreñidos a mantenerlo para vivir dignamente.
12.- Un padre o una madre
digna, se reduce como ser humano, si el hijo o la hija se siente en la
obligación de suministrarle alimentos, medicinas o alojamiento.
II.- Papá y mamá no
deben ver a sus descendientes como medios de producción
13.- Papi y mami, jamás
deben ver a su hija o hijo como medio de producción; fuente de
financiamiento; protector de inválidos, ni persona dedicada por agradecimiento y
buena voluntad a hacer el papel de magnánimo de ocasión.
14.- La hermosa obra hecha
por mamá y papá, materializada en la hija o el hijo, les impone en todo
momento comportarse con dignidad, aceptando que la inversión económica en su
prole para prepararla y formarla como seres humanos para una vida de bien, no
tiene regreso, porque lo que hicieron no fue más que honrar la calidad de
padres responsables.
15.- La hija o el hijo,
profesional o empresario de éxitos, gracia al sacrificio económico de papá y
mamá, no tiene compromiso alguno de ir a socorrer a sus progenitores,
ahora en desgracia. Lo obligatorio, lo forzoso, no es la compensación al
deber cumplido por papi y mami.
16.- Padre y madre, aunque
estén en estado de calamidad por necesidad económica, y los descendientes
anchos y sobrados de dinero, aquellos no deben pedir con ruegos o lágrimas, ni
mucho menos recurrir al amparo de disposiciones legales. En los
ascendientes, ante sus hijos, se ve mal suplicar, y mucho peor exigir.
17.- La hija o el hijo,
que dispone más de lo necesario para vivir, con dinero ocioso, de sus padres
solo tiene que esperar deseos de mucha salud, prosperidad continuada y larga
vida.
18.- La práctica de la
vida ha de enseñar a los hombres y mujeres que deciden ser papá y mamá, a
que deben estar preparados para ser serviles a los hijos e hijas, con voluntad
constante, aunque sus descendientes sean descuidados, apáticos en grado sumo.
Ideas finales
19.- El cumplimiento de
papá y mamá, con su hijo o hija, responde a su proceder que genera
sentimientos tiernos, conmovedores y emotivos, fruto de profunda sensibilidad.
20.- Poner a un hijo o a
una hija, a ejecutar lo que le manda la ley, de darle comida y medicina a mamá
o a papá, le crea a la hija o al hijo, un estado de pesadumbre, por tener que
hacer obligado, lo que no haría voluntariamente.
21.- El papá o la mamá,
habiendo llegado a la tercera edad, sin posibilidad de trabajar, en la absoluta
inopia y cargado de achaques, mejor morirse dignamente antes que aceptar
una dádiva de su prole en virtud de una ley.
22.- En una sociedad como
la dominicana de hoy, en la cual para algunos descendientes representa un
sacrificio hasta informarse de la situación o estado de salud de sus
progenitores, sería un suplicio, si se sienten obligados a la manutención.
23.- La persona que con
mucha responsabilidad y orgullo cumplió con sus hijas e hijos, si ya siendo una
anciana carece de recursos económicos y está imposibilitada de ejecutar un
trabajo productivo, de su parte es un gesto digno, dejar de vivir antes
que aceptar una limosna o aporte legal proveniente de un miembro
cualquiera de su prole.
24.- En la vida, ser coherente es vivir y morir con dignidad, ante sus descendientes y frente a la sociedad.
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