Obispos colombianos en el Sermón de las Siete Palabras condenan la violencia, guerra, odio y muerte de inocentes.
Comparten sus meditaciones en torno a las últimas palabras de Jesús en la cruz.
La Iglesia Católica anuncia trata de encausar alternativas con miras a busca fórmulas para superar las situaciones de muerte, violencia y odio que hay en el mundo.
Dice hay un plan para llevar
a plenitud, a cabalidad hacia la sociedad tiene que caminar hacia allá, recuperar
y trazan un horizonte, que es el de la vida.
Los conceptos fueron emitidos
en el Sermón de las Siete Palabras, uno de los ritos de la Semana Santa es
la lectura del Sermón de las Siete Palabras, en que se conmemora la muerte de
Jesucristo en la Cruz.
Para esta fecha, cada año las
iglesias católicas reflexión en torno a los acontecimientos actuales, con base
en las últimas palabras pronunciadas por Cristo antes de morir.
Monseñor Héctor Fabio Henao,
director de la Fundación Instituto para la Construcción de la Paz, de la
Conferencia Episcopal Colombiana, dice que este sermón “nos brinda un
recorrido por las expresiones de Jesús en la cruz, que es su trono de gloria y
en el cual él derrota a la muerte y abre el paso hacia la resurrección.
El purpurado dice esa
reflexión –señala monseñor– nos lleva a entender de qué manera podemos superar las situaciones de muerte, violencia y odio que
hay en el mundo.
En
que esta comienza con una palabra muy fuerte, que es la del
perdón: ‘Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen’.
Se nos abre un camino
sanador, que es el perdón.
Son palabras de sanación, que
nos ponen delante de las urgencias de optar por aquellos que sufren, por las
víctimas más necesitados.
Señala la Conferencia
Episcopal invita a reflexionar este Viernes Santo, porque hay urgencia de enfrentar
el desafío de actuar de manera responsable con respecto al bien del país.
“Pensar en cómo requiere del
esfuerzo y la competencia para responder al plan de Dios y defender la nación”.
Precisa es un plan en el cual
el camino es el desarrollo humano y los integrantes de la sociedad.
Además, que la Semana Santa
sea la opción a fondo, radical, plena por la vida plena y en abundancia.
En tanto Fabián Marulanda
López, obispo emérito de Florencia como máxima autoridad colombiana
dice Jesús quiso concluir su misión en la Tierra pronunciando la palabra que
era la más querida de su corazón la del Padre.
Subraya la muerte marca a
cada humano el fin de la existencia terrena, porque está decretado que todo hombre
tiene que morir, pero tanto la vida como la muerte están en manos de Dios.
Nos entristece pensar en
tantas personas que se sienten limitadas en sus vidas por la enfermedad, pobreza,
sufrimiento y la soledad.
Colombia, cita, y en el mundo
hay atentados contra la vida, se incrementa la guerra, violencia, muertes, sangre
de hermanos, derramada injustamente, clama a Dios desde la Tierra.
La vida es sagrada desde el
seno materno, nadie es dueño y señor de su propia vida, ni de la ajena, pero la
historia de la humanidad es un drama en el que se enfrentan el amor de Dios con
la locura y la insensatez del hombre”.
Obispos.
Los obispos de San José del
Guaviare, Nelson Jaír Cardona Ramírez; de Buenaventura, Rubén Darío Jaramillo
Montoya; de Cúcuta, José Libardo Garcés Monsalve; de Ocaña, Luis Gabriel
Ramírez; los vicarios apostólicos de Guapi, Carlos Alberto Correa Martínez.
También, el obispo de
Tierradentro, Óscar Augusto Múnera Ochoa, y el obispo emérito de Florencia,
Fabián Marulanda López, comparten, en representación de la Iglesia católica de
Colombia, sus meditaciones y reflexiones en torno al Sermón de las Siete
Palabras.
1. “Padre, perdónalos
porque no saben lo que hacen”.
Apartes de la meditación de monseñor Nelson Jaír Cardona, obispo de San José de Guaviare, están las palabras que sellan el sublime magisterio de un hombre que había enarbolado las banderas del amor y del perdón, como la única posibilidad de lograr el cambio del ser humano y de las estructuras sociales.
Cita su territorio desde hace
décadas viene bañado por la sangre de muchos inocentes y por la explotación de
muchos vulnerables.
Son víctimas de los múltiples
conflictos que se reconfiguran, el daño a la Tierra y sus recursos naturales
que son destruidos por la ambición del hombre, otros, involucrados en los
conflictos, masacrando a víctimas inocentes.
El grito doloroso del justo
en la cruz recoge el de los inocentes de toda la historia, que se une así al
grito de la Tierra.
Hoy el inocente inmolado
invita con la suavidad de su ejemplo a los sobrevivientes de la guerra y la
injusticia a considerar el perdón como acontecimiento fundante de la reconciliación;
el odio y la venganza perpetúan los conflictos”.
2. “De cierto te digo que
hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Apartes de la meditación de
monseñor Rubén Darío Jaramillo, obispo de Buenaventura:
“La segunda palabra de Jesús en la cruz es una respuesta de un hombre que está
crucificado a otro que está a su lado y que pasa por el mismo suplicio; a él lo
llamamos el buen ladrón.
En ese sentido, dice el religioso,
Jesús responde a este hombre que le dice: ‘Señor, acuérdate de mí cuando
llegues a tu reino’.
Este hombre representa la
maldad en el mundo.
¿Cuántas personas que han
incurrido en situaciones terribles con sus hermanos piensan que ya no tienen
salvación?.
Y cita, para Jesús nadie está
perdido, ya que tienen las posibilidades de restaurar la existencia en Jesús.
Es solo reconoce las faltas,
acojamos a su amor, a su infinita misericordia, participar así como él en el
sacrificio de la cruz, un día en su reino, el reino de la paz y del amor. I
Insta a las personas que van
por el mal camino a que se renueven en Cristo, que se reconcilien en pueblos de
este Pacífico colombiano.
3. “Mujer, he ahí a tu
hijo. He ahí a tu madre”.
Apartes de la meditación de
monseñor Carlos Alberto Correa, vicario apostólico de Guapi:
“Ante su muerte por la salvación del mundo, Jesús ve con esperanza la figura de
María, y al mismo tiempo con preocupación.
Afirma el drama de familias
en las regiones colombianas en el Pacífico donde hay madres e hijos reunidos a
la hora de la muerte y están en desesperanza.
María es la madre que nos
habla de estas madres, que viven el dolor de ver a sus hijos reclutados,
desplazados, torturados, asesinados. ¿Quién podrá consolar a la virgen madre y
a todas las madres colombianas?.
Jesús, desde la cruz, ve el
sí de esta madre, el sí de María, la más favorecida entre todas las mujeres,
porque ha sido elegida para ser madre de Dios.
Su misión no se agota en el
calvario, como la de ninguna madre.
Su hijo le confía el cuidado
de la humanidad.
Y que el discípulo la acoge
en su casa a la hora del dolor de la muerte y la pasión de Jesús acogemos a
esta madre”.
4. “Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?”.
Imagen de Jesús de La Merced
durante la procesión de La Reseña, un Martes Santo, en Ciudad de Guatemala.
Apartes de la meditación de
monseñor José Libardo Garcés Monsalve, obispo de Cúcuta:
“Estas palabras cargadas de soledad, pronunciadas en medio de la oscuridad del
Gólgota, a la vez han servido de consuelo a los seres humanos que en su
existencia han llegado a vivir intensamente la tristeza del desamparo, del
abandono y la soledad.
Cuando el hombre descubre que
está solo, que no tiene a nadie, se angustia y llega al desamparo supremo.
Jesús tiene conciencia de
estar abandonado por su padre, ¿pero realmente lo está?.
Y añade, en ningún momento
Dios padre nunca abandonó a Jesús.
Esta es la palabra de quienes
afirman: ‘Dios mío, ¿dónde estás?’.
Agrega en la vida muchos están
callados, pero ahí está Dios, porque no abandona a nadie que permanece fiel, él
es la esperanza.
En labios de Jesús esas
palabras no son un reproche sino la voz con que el hijo llama al padre, en
quien tiene filial confianza.
Cristo en la cruz expía los
pecados de la humanidad; sufrió este abandono para revelar lo terrible que es
la vida sin Dios”.
5. "Tengo sed".
Apartes de la meditación de
monseñor Luis Gabriel Ramírez, obispo de Ocaña:
“La gran efusión de sangre le causa a Cristo una sed mortal. Pero mayor era la
sed que tenía de padecer por nosotros y esa gran sed era mostrarnos su infinito
amor”.
El dolor que acepta la ayuda
de los demás, ese rostro humano de Cristo, pobre hombre sediento, como dice el
salmo 42, podemos oír estas palabras del señor: ‘Como tierra reseca, tengo sed
de ti’.
Cristo necesita nuestra agua,
aquel ‘dame de beber’ que dijo a la samaritana se ha convertido en la súplica
de un pobre hombre sediento.
Cristo necesita nuestra agua,
como en el misterio del agua de Caná y a nos toca únicamente llenar de agua
hasta arriba nuestras vasijas, para que Cristo nos convierta en vino nuevo, el
vino que da vida.
El agua viva, Cristo, tiene
sed de cada uno de nosotros, sed de nuestra salvación, de que nos dejemos amar
y perdonar por él, de que volvamos a la casa del padre, sed de que estemos
también nosotros, como el buen ladrón, en el paraíso”.
6. "Todo está
cumplido"
Apartes de la meditación de
Óscar Augusto Múnera Ochoa, vicario apostólico de Tierradentro:
“Es un grito fuerte, de triunfo en el Calvario en que todo está hecho, Dios no
falla, triunfa y no es derrotado”.
Manifiesta la cruz,
instrumento de muerte, de tortura y asesinato, se ha convertido en salvación,
ya que su instrumento es vencido por Cristo; vence a la muerte en la cruz, y
allí dona su vida, nadie se la quita, la da por amor.
Cristo resucita, ha venido a
perdonar los pecados y a enseñar el camino a la eternidad, que hay que morir,
necesitamos un proyecto de vida que cumplir en esta tierra.
A seguidas, afirma, pidámosle
a Dios que a la hora de la muerte podamos hacer un balance positivo y expresar “‘Todo
lo he hecho”, porque es la tarea que nos encomendó Dios la cumplí como hombre,
mujer, padre, madre, joven y niño.
Al partir a la eternidad
podamos dar gracias porque pudimos cumplir. Todos tenemos que dar cuenta de
nuestra existencia”.
7. “Padre: en tus manos
encomiendo mi espíritu”.
Apartes de la meditación de
Fabián Marulanda López, obispo emérito de Florencia:
La máxima autoridad colombiana dice Jesús quiso concluir su misión en la Tierra
pronunciando la palabra que era la más querida de su corazón la del Padre.
Subraya la muerte marca a
cada humano el fin de la existencia terrena, porque está decretado que todo hombre
tiene que morir, pero tanto la vida como la muerte están en manos de Dios.
Nos entristece pensar en
tantas personas que se sienten limitadas en sus vidas por la enfermedad, pobreza,
sufrimiento y la soledad.
Colombia, cita, y en el mundo
hay atentados contra la vida, se incrementa la guerra, violencia, muertes, sangre
de hermanos, derramada injustamente, clama a Dios desde la Tierra.
La vida es sagrada desde el
seno materno, nadie es dueño y señor de su propia vida, ni de la ajena, pero la
historia de la humanidad es un drama en el que se enfrentan el amor de Dios con
la locura y la insensatez del hombre”.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio