Oportunidad de oro para la Línea Noroeste
Por Néstor Estévez
La
Línea Noroeste ha estado muy activa en la palestra recientemente.
El
más reciente motivo estuvo relacionado con las actividades de celebración del
159 aniversario del Grito de Capotillo, detonante de la embestida final contra
la ocupación española en la segunda mitad del siglo XIX.
Es la
primera vez, luego de la inauguración del monumento, que un Presidente de la
República encabeza los actos conmemorativos en el mismo lugar que sirve como
emblema para lo que la generalidad de historiadores define como la epopeya con
mayor integración popular desde la fundación de la República Dominicana: la
Restauración de la Independencia Nacional.
Del
Noroeste podemos citar altas y bajas. Desde tiempos como las devastaciones de
Osorio, al inicio del siglo XVII, cuando la zona quedó a expensas de los
delincuentes de moda, hasta otros como la incidencia de la Grenada Company,
cuando Manzanillo se convirtió en una especie de “Meca”, recibiendo migrantes
de los más diversos puntos del país.
Mucha
gente se asombra al escuchar que Montecristi llegó a contar con
representaciones consulares de muchas naciones. Pero también ha de asombrar que
la zona ahora cuenta con dos de las cinco provincias dominicanas con
decrecimiento poblacional.
Ahora
se siente un renacer que promete una nueva temporada, con mayores y mejores
oportunidades para dinamizar la economía, así como para mejorar la calidad de
vida en una zona que durante mucho tiempo ha clamado por más y mejor atención.
Una
de las primeras visitas del presidente Abinader, hace cerca de dos años,
fue precisamente a Manzanillo, lugar emblemático de la Línea Noroeste. Aquella
visita renovó la esperanza con el anuncio de que empresarios dominicanos y
extranjeros estaban interesados en invertir en la zona.
No ha
de extrañar que con eso se haya revivido el recuerdo de aquellos años de
esplendor, cuando se instaló en el lugar la estadounidense United Fruit
Company, a la sazón, la compañía agrícola más poderosa del mundo.
A la
visita del presidente ha continuado el seguimiento. Recientemente se ha dicho
que el gobierno recibirá en diciembre próximo el borrador del Máster Plan de
Desarrollo del proyecto de Manzanillo. Se acaba de anunciar que el mismo será
presentado en febrero y que la rehabilitación comenzará en el primer semestre
de 2023.
De
hecho, el Ministerio de Economía ha destacado que la modernización del Puerto
de Manzanillo “mejorará la competitividad de las exportaciones de bienes con
origen en el Cibao”, región que, según cifras oficiales, representa el 38 % de
las exportaciones nacionales.
Estas
buenas nuevas, además de celebración, han de plantear algunas inquietudes y
retos. Vale preguntarse: ¿qué se está haciendo en las provincias de la Línea
Noroeste para aprovechar esos cambios? Bien sabido es que actualmente se
exporta banano, pero ¿qué más podría exportarse (y también importarse) por
Manzanillo? ¿Cuál dinámica puede ayudar a que los otros territorios de la
región se inserten en esa nueva etapa?
Cada
etapa vivida en la región ha dejado sus enseñanzas. Algunas podrán estar
olvidadas. ¡Cuán oportuno resultaría desempolvarlas! Pero además se entiende
que ya distamos mucho de aquella “república bananera”. Entonces, en esta nueva
etapa, ¿cómo podemos obtener el mejor provecho del plan que está en
elaboración?
Si el
plan está siendo elaborado sin la participación activa, además de Manzanillo,
de los demás territorios noroestanos, ¿por qué no involucrar a las principales
fuerzas vivas de cada demarcación en la articulación de esfuerzos para que
realmente vivamos una nueva etapa?
Por
mucho tiempo se ha planteado, con mucha razón, que “en el Noroeste siempre
vibra el corazón de la patria”.
Eso
ha de motivarnos para entender y defender que la integración activa de ese
“corazón vibrante” resulta determinante para la sostenibilidad y trascendencia
del bienestar que tanto merece cada rincón de la Línea Noroeste.
Los
verdaderos cambios implican participación activa en la construcción social.
En
tiempos caracterizados por competitividad basada en el conocimiento, la
sinergia entre gobierno, sector privado, academia y comunidad se convierte en
ingrediente imprescindible para producir cambios sostenibles.
Ha
vuelto otra oportunidad para que en el Noroeste siga vibrando el corazón de la
patria.
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