-El Mirador-
Por Luís Céspedes Peña
El crecimiento económico y sus problemas.
Hay sectores que están poniendo en duda
los informes del crecimiento económico que se registra en la República, que es
real, pero que los principales técnicos
del gobierno no hacen las debidas explicaciones, lo que es una razón para que la
mayoría de dominicanos no lo perciba como es.
Pensamos que la cifra de crecimiento del
Producto Bruto Interno (PBI), estimada en un 7 %, está dentro del
parámetro, si se observa el mejoramiento del comportamiento de las industrias, bajo la conducción de las Zonas Francas,
las grandes inversiones que sigue haciendo el gobierno del Presidente Danilo
Medina en áreas del sector agropecuario, que estimulan las exportaciones, vivienda,
básicamente de parte del área privada, y el mejoramiento de la actividad
comercial, incluyendo los pequeños negocios informales, es una clara evidencia
de esa realidad.
Lo que ocurre
es que el aumento del crecimiento donde se hace más visible es en los grandes
sectores productivos. Por una u otra razón, los beneficios de ese crecimiento
no llegan ampliamente a los sectores más
necesitados.
Durante los
años del gran encarecimiento del petróleo y sus derivados, se dispararon los
precios de la totalidad de productos o servicios, hasta provocar la destrucción
de muchas de las economías más estables del mundo, como España, Rusia, Estados
Unidos, Suiza, Portugal y otros países.
Esa situación
provocó cambios en sus políticas, algunas de ellas tan extremas que todavía no
pueden recuperarse totalmente, como es el caso de España, que aunque está buscando
el camino para reencontrarse, está pagando caro el fruto de su crisis
económica.
La política
neoliberal, básicamente promovida por Europa y Estados Unidos, fue un total fracaso,
como lo advertí en los años 1996, 97 y 98, debido a que se fundamentó en
despojar a los Estados de sus principales riquezas, como empresas y terrenos,
para traspasarlas a algunos grupos empresariales privados. También advertí que
la política de poner los Estados más pequeños, que consistía en reducir en
número de empleados públicos, sería lesivo para las naciones que la aplicaran.
¡Y así está ocurriendo!
La gran crisis
económica que afectó a casi todos los gobiernos del mundo a partir del 2008, pero
que comenzó en la década de los 90, la cual produjo la quiebra de millares de
bancos, industrias u otros establecimientos en Estados Unidos, Europa y América
Latina, fue el resultado de la puesta en práctica del destructor
neoliberalismo, que engordó a muchas empresas privadas, pero que provocó los
mayores problemas económicos en perjuicio de otros, incluyendo gobiernos. ¡Eso
no fue bueno para todo el sector privado y menos para la mayoría de los
gobiernos!
Estados Unidos
tuvo que sacrificar sus reservas, disminuir el cobro de sus impuestos y en otros
casos no cobrarlos, para poder levantar su economía. Hoy, Estados Unidos es el
modelo a seguir en materia económica. Los europeos, que se metieron muy lejos
con el neoliberalismo, siguen aplicando políticas correctivas.
Independientemente a los problemas europeos,
éstos no dejaron de ayudar con sus recursos el desarrollo de muchos países,
como es el caso de la República Dominicana, especialmente con sus
contribuciones para capacitar al personal de la administración pública. Debemos
reconocer que el gobierno de Leonel Fernández se convirtió en el buen ejemplo
en el manejo de crisis económicas en América Latina.
El problema de
la República Dominicana, que la mayoría de ciudadanos no participa de los
beneficios de su crecimiento económico, se debe a que las continuas bajas en
los precios de los combustibles, responsables de las alzas en los costos de
producción, cuando estaban altísimos, no se están traduciendo en la reducción
de los precios de los artículos de consumo masivo, aunque tuvieron un repunte
negativo en los últimos días.
Podemos citar
los precios de los pasajes del transporte público y de cargas. Hay que admitir
que, en el caso de los transportistas llamados públicos, si se mantienen los
altos precios de los productos que consumen, se seguirán resistiendo a bajar el
cobro del pasaje.
Luego de las extraordinarias rebajas de los
precios del petróleo, nadie quiere reducir los costos de los artículos de
consumo masivo. Hay sectores industriales y grandes comerciantes que alegan que
no pueden rebajar los precios porque compraron caro. ¡Pero ahora están comprando más barato! ¿qué pasa?
Mantengo la
idea de que el gobierno debe dar inicio a un proceso para establecer el mismo
estilo de política de control de precios que existe en Estados Unidos. Ese
sistema establece precios topes para todos los productos y el que lo viola tres
veces pierde la licenciada de operación, además de ser multado.
Hay que
recordar que durante la crisis económica prosiguió con todo su brío en el 2008,
el gobierno de nuestro país, bajo la dirección del doctor Leonel Fernández,
aplicó un sistema de política que protegió a los inversionistas y mantuvo los
precios de los productos controlados, como fueron los casos de los plátanos, la
batata, yuca, arroz y casi todos los alimentos.
Todavía en el 2012, los santiagueros adquirían un plátano desde los dos hasta los cincos pesos, de acuerdo al
tamaño.
Hoy, el
plátano mediano está costando ocho pesos en los colmados y hasta 15 en los
supermercados. En el país hay más producción de tayota, porque el Presidente
Danilo Medina está haciendo grandes inversiones en el sector agropecuario, pero
la unidad de ese alimento, que en el 2012 costaba hasta dos pesos, en la
actualidad hay que pagar diez en los colmados, de tamaño mediano.
En los
supermercados ese producto se compra
pesado. Como las economías funcionan de acuerdo a los precios de los
combustibles, más que de la producción, en países como el nuestro, siempre se
esperan rebajas sustanciales en los costos de los artículos de consumo diario, cuando
hay bajas en los valores de los carburantes, ¡pero qué lejos estamos!.
Hay que
agregarle, en el caso de los víveres y otros productos agrícolas, que en sus
altos precios también está incidiendo el que las mejores tierras están siendo
usadas para proyectos habitacionales, como sucede con Moca, La Vega, Tamboril,
parte de Santiago u otros lugares del Cibao, pero que es un problema nacional.
El ministro de administración Pública, Ramón
Ventura Camejo, habló en una ocasión de
la importancia que tendría la delimitación de las tierras agrícolas con las que
se deberían utilizan para proyectos habitacionales, pero eso se quedó en el
olvido. ¡Las tierras fértiles no deberían ser usadas para proyectos
habitacionales!
Esas son las
razones por las cuales no se observan los beneficios del PBI. El Presidente
Medina tiene que trabajar en la creación de una Ley de Precios. No entendemos
por qué los organismos internacionales forzaron al país a hacer desaparecer a
la Dirección General de Control de Precios, si en Estados Unidos, Francia,
España y otras grandes naciones mantienen controles en las ventas.
No importa que
el PBI (Producto Bruto Interno) crezca, si sus beneficios no favorecen a los
sectores de menores ingresos ni a la clase mediana. ¡Seguimos como si los
precios del petróleo continuaran sobre los 100 dólares el barril!
Si el Presidente
Medina tiene una alta popularidad, es porque quiere que las cosas del Estado
salgan bien. ¡De eso no hay ningún tipo de duda!, pero tiene que trabajar para
forzar que las bajas en los precios de los combustibles se traduzcan en la
reducción de los costos de los artículos
de consumo diario. ¡Los acaparadores ya ganaron muchos miles de millones de
pesos!
-Gracias por
su lectura.
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