Conmueve lo que Haiti nos hace.Hay que poner un stop.

Por Marcelo Peralta
Una Bandera nunca debería irrespetarse.

Haití debía ser más cauto con sus ciudadanos.

Los haitianos se han olvidado de los favores que les hemos hecho sin buscar nada a cambio.

Se olvidan de los beneficios recibidos.

Los ingratos no entran al reino de los cielos.

Diariamente, cientos de mujeres padeciendo todo tipo de enfermedades ocupan en los hospitales y clínicas las camas de los dominicanas para venir parir.

Son varios los médicos han muerto contagiados del VIH haciendo cesáreas en los hospitales en Santiago a las haitianas.

Las haitianas parturientas  y con enfermedades contagiosas ocupan nuestras áreas y pagamos impuestos para salvarlas.

¿Cuántas camillas no usan las haitianas que debían ocuparlas las dominicanas parturientas?.

A los haitianos se les permite poner tu negocio informal en las aceras y los transeúntes tirarse al peligro expuestos a ser chocados por los vehículos.

Los recibimos en nuestros hogares, a pesar de no saber quién eres, porque ni siquiera andan con un papelito.

Te damos trabajo a pesar es las malas intenciones que los caracteriza y matan a los patronos p[ara robarle el dinero.

Te compramos los productos agrícolas que pregona en carretillas sucias, pestilentes y contaminadas.

Te damos un pupitre para estudiar en las escuelas costeando los espacios con los impuestos que pagamos.

Te permitimos comer en cada uno de los restaurantes.

Te damos agua y jabón para que te quites el malioliento corporal que lleva consigo.

Te permitimos estudiar y profesionalizarte en Medicina y agronomía principalmente.

Te auxiliamos si algo te sucede.

Te protegemos a las enfermedades y te sanamos de edad.

Te permitimos andar libremente por nuestras calles.

Te permitimos vivir y compartir el mismo techo.

Y así nos llaman racistas.

Nos quedamos sumisos cuando nos queman  insolentemente nuestra Bandera.

Nos pisotean y boicotear nuestros productos alegando que están dañados.

Les damos trabajos en los acueductos, en las fincas lecheras, granjas de cerdos, huevos, en escuelas.

Además, trabajan en las escuelas, liceos, hospitales, manejan carros del concho, venden comidas crudas y cocidas.

Que Dios bendiga tu tierra, que despiertes y entiendas que yo no soy tu enemigo.

Hemos sido tus amigos y tu auxilio.

Te hemos dado lo que tus propios gobernantes te han negado.

Despierta Haití y lucha por tu país.

Interponen su sucia y agria cultura, andando en chancletas, medias, pantalones debajo de los glúteos.

No insultes a los dominicanos ni a su Bandera que es hermosa y digna de ondear en el asta más arriba, más arriba y mucho más!.

Me siento orgullo de la República Dominicana, de sus gentes, de su Himno, de su Escudo, de su Soberanía, de la solidaridad, hospitalidad y buen vivir de cada uno.

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