Curiosidades del gato.

Curioso, tentador y arriesgado.
Por Marcelo Peralta y Adalgisa Germoso.
El gato, es un animal pequeño, de cola larga, de excelente agilidad, extraordinario olfato y visión nocturna incomparable, que ha convivido con los humanos hace 9 mil 500 años.
Sus ojos muy penetrantes y de distintos color, colmillos
son afilados preparados para desgarrar a su presa para comérsela.
Son
inexpresivos, indolentes, inalterables, quienes sirven para expresar cientos de
emociones, no para construir un relato de ternura ni de humor cálido.
Una de
las partes más vulnerable del gato es la zona de la barriga.
Hay
dueños de gatos que interpretan cuando se pone panza arriba es para que se la
toquen, sino buscando la postura de manifestar excitación y ganas de juego.
Quizás, esta fotografía tomada por la periodista
Adalgisa Germoso, en la caja de medidores de energía de la empresa EDENORTE, en
uno de los edificios de la Cruz de Mary López, no sirva para un anecdotario,
pero, sí, es difícil entender su intención de introducirse en
este peligro en donde hay electricidad.
El gato es llamado el rey de la belleza, de la inexpresividad y nadie, en
el mundo ha podido lograr, ni siquiera los especialistas veterinarios determinar
la descripción de sus códigos.
Se dice que el gato vino al mundo 10 mil años antes de Jesucristo.
También, que apareció primero que el perro, aunque no ha tenido la misma
suerte de ser domesticado.
El gato, tiene 19 millones de músculos en la boca, mientras que el hombre
solo tiene 10 millones para triturar los alimentos, hacer baullidos.
Para
agradar a un gato hay que comprarles
un transportín blandito, vistoso y moderno para que pueda jugar y los
antiguos egipcios serían los primeros en domesticar gatos.
Estudios filogenéticos divulgados por científicos afirman que las
diversas razas de gatos, fruto de la hibridación y
de siglos de selección artificial, contienen trazas de la genética de
5 primeras gatas salvajes que fueron domesticadas hace casi 10 mil años en el
Oriente Medio.
Se piensa que los antiguos egipcios serían los primeros en incluir al gato en su vida
doméstica, en sus representaciones religiosas, las que gozaba
de un lugar importante.
Las deducciones científicas apuntan a
que el proceso de domesticación habría iniciado en la antigüedad,
motivado por la caza fácil de los ratones que parasitaban los asentamientos
humanos.
La madurez sexual se
alcanza luego de 4 a 5 meses en la hembra y la fecundación
pocas veces tiene lugar al primer intento.
La esterilización y el cautiverio pueden prolongar el período, si
bien los gatos callejeros en entornos urbanos no suelen superar los dos años de
edad.
La vejez del gato es abrupta, a
diferencia de la humana, y suele durar un año entero, hasta que se produce la
muerte.
Durante esa etapa el animal mostrará pocas dotes de energía y
dormirá la mayor parte del tiempo.
Los gatos son sensibles al estrés
pudiendo desarrollar conductas agresivas y cazadores natos y son poco dados a la constitución
de comunidades.
Poseen un
fuerte instinto territorial y altamente independientes, esto último los hace
populares como animal de compañía.
Un contraste
marcado con su variante salvaje, cuya tendencia a la agrupación social es más
pronunciada.
Su comunicación se
establece a partir de maullidos y lengua corporal,
aunque los machos son dados a la micción como forma
de marcaje territorial, lo cual acusa un sistema comunicativo
basado en los olores, semejante al canino.
Son altamente sensibles al estrés,
pudiendo desarrollar conductas erráticas y agresivas.
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