Millones de corazones de Cuba están en Matanzas
Por Demetrio Villaurrutia Sulueta. Foto: Ricardo López Hevia
La
bella ciudad entrada de la Bahía de San Sebastián de Las Matanzas se ha
transformado tras el humo negro del fuego en los supertanques de combustibles
que se antoja impresionante, se desliza por el aire a pocos kilómetros de
altura y recaba las miradas de cientos de miles de personas que añoran no ver
más una imagen semejante.
Lo
que no se puede apreciar a través de los ojos pero se siente, es lo más
importante porque decide, el capital humano que muy cerca del área del
siniestro toma decisiones, se mueve para apelar a cada alternativa de solución
viable y ha dicho que venceremos en esta batalla porque es sí o sí.
Lo
bueno en ls redes sociales digitales asoma. Como la fotografía en la que una
hija identifica a su padre y dice ¨ese el del overoll gastado que mira
hacia el infinito es mi padre¨, lo dice con un orgullo contagioso, porque es un
héroe en medio de una batalla; del bombero que no dice su nombre y que le
escribe cada día a una colega que está a más de 600 kilómetros de distancia.
En sus relatos hay un diario de campaña, y en su contenido, el palpitar de una labor intensa, de puro estrés, en ocasiones con finales inesperados.
Son puras
imágenes de la batalla que se libra en el vórtice del siniestro, de quienes
están en primera línea sin descanso, hombro con hombro, jugándosela al ¨pegao¨
como decimos en Cuba, y que conocen la responsabilidad que tienen para cerrar
un capítulo duro, difícil y triste.
Cuba
está en Matanzas, Matanzas es Cuba. Los cubanos nos juntamos en un pensamiento
de unidad y propósito: sofocar el incendio para iniciar la búsqueda de los
desaparecidos e iniciar la recuperación.
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