miércoles, noviembre 09, 2022

Una niña y un sueño se perdieron en la selva.

 

Fuente Periódico New Time, Nueva York.

Panamá — En la oscuridad, la niñita llamó a su madre; la luna iluminaba su diminuta silueta.

La guerra, el cambio climático y el hundimiento de la economía mundial han desplazado a un número récord de personas.

En pocos lugares es más evidente que en el peligroso cruce del Tapón del Darién.

Las dos habían salido de su casa en Venezuela una semana antes, con destino a Estados Unidos.

Para lograrlo, tendrían que atravesar una selva bestial llamada el Darién.

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Y en el caos de la jornada, la niña había perdido a su único progenitor.

Para espantar el miedo, Sarah Cuauro, de apenas 6 años, empezó a cantar.

“La gloria de Dios, gigante y sagrada”, esbozó con voz quebrada entre lágrimas. “Me carga en sus brazos”.

Casi tres años después de que una pandemia mortal comenzara a asolar el mundo, una combinación devastadora de las secuelas de la pandemia, el cambio climático y la inflación exacerbada por la guerra en Ucrania está creando una transformación importante en la migración mundial, al enviar a millones de personas lejos de sus hogares.

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