Mercedes Mota educadora a los 14 años: Mujer íntegra y valiente. 2/8/ 1880: 12/3/ 1964.


Mercedes Mota
Maestra a los  14 años.


Por Marcelo Peralta

Mercedes Mota, valiente, íntegra, brillante maestra, ensayista, sobresaliente escritora, notable educadora dominicana que nació en San Francisco de Macorís, Provincia Juan Pablo Duarte el  día 2 de agosto de 1880.
Realizó sus estudios primarios con la ayuda de   la profesora Matilde viuda Carvajal, y a los 14 años de edad fue nombrada  profesora de la Escuela Superior de Señoritas de Puerto Plata, pasando, luego a dirigir dicho centro académico.

Escogió la estampa de la lucha por la superación femenina y quien era tan sagaz que se inició en el magisterio a los 14 años edad.

Mercedes Mota, era humilde, sencilla, pero con un espíritu grande de superación quien con apenas 14 años de edad fue profesora la Escuela Superior de Señoritas.

Fortaleció su formación como maestra y escritora, por la orientación de los intelectuales Demetrio Betances, José Dubeau, Alejandro Llanes, Rogelio Oller, Carlos Simón y Ulpiano Delundé.

Mujer sola, soltera, en una sociedad de discriminación, cumplió su acariciado anhelo de conocer el mundo contando sólo con el excepcional valor de su espíritu resuelto y la escasa economía de sus años impartiendo docencia en las aulas de escuelas en la Provincia de Puerto Plata.

En 1904 dirigió la Escuela de Varones Número Uno y, tres años después volvió a ser profesora de la Escuela Superior de Señoritas que dirigió al desaparecer su hermana Antera.
Esta sabia mujer, contribuyó a la fundación del Liceo de Puerto Plata, creó y presidió la Sociedad Patriótica Rosa Duarte.

Fue presidenta y secretaria del Club de Damas de Puerto Plata y del Comité de Damas de Nueva York, lugar donde pasó sus últimos años afectada por una cruel lesión cardiaca le afectaba desde hacía años la cual le impidió volver a la República Dominicana.

Desde temprana edad soñaba con viajar a Europa y a pesar de sus carencias económicas lo hizo, vivió por algunos meses en París, conoció sus leyes, tradiciones y costumbres para venir a su país a multiplicarlos al convertirse en facilitadora.

La historia que aprendió en la escuela se tornó en cosa real, viviente, en patética lección que ningún maestro será capaz de ofrecer, por culto y elocuente que él sea.

Así contaba en breve autobiografía que escribió en 1962, dos años antes de que la muerte tronchara su deseo de volver a ver su amada Patria a la que tanto quería: República Dominicana.

Su vida, a pesar de ser fructífera en sus labores como maestra y escritora, fue  triste y conmovedora.

Era hermana de otra excelsa educadora Antera Mota, pero su valor, perseverancia y las fuerzas espirituales, no le faltaron para seguir hacia alcanzado sus metas.

Sus publicaciones y reclamos por los derechos de la mujer le obtuvieron reconocimientos locales, regionales y nacionales.

Varias fueron las ocasiones en que representó a la República en la ciudad de Búfalo en Estados Unidos y en época tan remota como mediados del siglo antepasado donde disertó en la Sociedad Internacional de Mujeres Feministas leyendo un valiente trabajo dando a conocer la condición cultural de las dominicanas, en el que lamentaba el deplorable estado en que se hallaba, desde la colonización.

En aquellos escenarios, Mercedes Mota daba a conocer que la mujer dominicana estaba confinada en el estrecho círculo del hogar, exenta de ambiciones, escasa de cultura intelectual, entregada a las devociones religiosas y a las tareas caseras, sin participación en los asuntos públicos.

En 1916, tras la muerte de su hermana Antera Mota, retornó a la Dirección de la Escuela Superior de Señoritas, permaneciendo en la misma hasta 1919, cuando se  retiró de las actividades docentes.

En 1919 se ausenta del país, acompañada de sus sobrinas las hijas de su hermana Antera Mota y busca salud física y moral hacia Estados Unidos, contando tan solo con 38 años de edad y sin ayuda alguna.

Una vez en Estados Unidos,  recorrió Italia, España, Inglaterra, Alemania, Bélgica, Suiza, pero quedó deslumbrada por el encanto del alma de París donde compartió con el expresidente Carlos Morales Languasco, era embajador dominicano ante varias naciones europeas.

Estaban, Rubén Darío, Vargas Vila, Rufino Blanco Fombona, los hermanos García Calderón, Alejandro Sux, y los doctores Betances, Julio Piñeyro, José Dolores Alfonseca, Américo Lugo y Tulio Cestero.

Al parecer, Mercedes Mota logó sus aspiraciones, pero una cruel lesión cardiaca que le afectaba desde hacía años le hizo una mala jugada que le impidió volver a República Dominicana y, cerró sus ojos para no abrirlos más, un día  12 de marzo de 1964, y a su lado solo estaban sus queridas sobrinas, e hijas de su única hermana, la también educadora Antera Mota quien había fallecido antes”.

La historia que aprendí en la escuela, se tornó en cosa real, viviente, en patética lección que ningún maestro será capaz de darme, por culto y elocuente que sea”. 

“Por la virtud del ahorro vi realizado el sueño que desde muy temprano me asedió: ¡Viajar!  ¡Y viajé! Conocí a Europa, viví algunos meses en Paris. 

Así se expresó Mercedes Mota, en una autobiografía que escribió 2 años antes de su muerte, acaecida, el 12 de marzo de 1964.

Para recordar su vocación al magisterio, su labor e ideales en el país como profesora, escritora y luchadora hay escuelas y una calle en el sector “La Castellana” de esta Capital llevan su nombre como recuerdos imperecederos a su memoria.

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