miércoles, enero 08, 2014

Aún no confío.

Por Marcelo Peralta
La reunión de ayer martes entre legaciones de Haití y República Dominicana es un mito. 
Hay quienes creen en los resultados de esa reunión.

Yo tengo mis dudas y mis reservas.

En los haitianos no se puede confiar.

Aunque dieron razón en partes a República Dominicana en torno al proceso de regularizalación.

El peligro no ha pasado.

Hay quienes ponderan el civismo que primó en este encuentro.

Ahora se realizará el segundo en la zona Sur dominicana.

Muy bien que los haitianos presentes en la actividad entiendan que somos soberanos, dotado de Constitución, leyes, lengua diferente, Escudo, frontera, país libre, humanitario, hospitalario.

La clave de ellos es tratar de minimizar las críticas sin fundamentos vertidas en nuestra contra en el mundo.

El peligro no ha pasado y sigue firme.

Las pequeñas conversaciones que se han sostenido parecen que hacen entender a los haitianos negociadores.

Haiti es de las peores pesadillas que tenemos a nuestro alrededor.

Ellos han crecido a nuestro lado, se acostumbran al sistema dominicano, pero nos acaban a nivel internacional.

Son como las inundaciones, las tormentas tropicales, los huracanes, pero que a la hora de necesidades son como las sombrillas para tapar el sol y las lluvias.

Sin embargo, la gravedad de la situación es que mientras los haitianos nos critican en foros internacionales, a cada minuto entran por la frontera decenas de haitianos ilegales.

El clima por la presencia de haitianos es cada vez más común y los dominicanos tenemos que pagar el precio.

Como dominicanos tenemos que aceptar el hecho de que estamos rodeados e invadidos por los haitianos.

Vivimos en una Nación que lamentablemente hacemos frontera con nuestros enemigos.
Las playas hermosas y los ecosistemas diversos son una gran parte de la razón de vivir y los haitianos las están dañando.

Abrigo la esperanza de que República Dominicana algún día será libre de haitianos para tranquilidad de Juan Pablo Duarte.

Por qué no confío en los haitianos.
Ni bien termina la alegada fructífera reunión un desaforado sed manifiesta de esta manera:

  El periódico haitiano Le Nouvelliste atribuye a un político de ese país haber dicho que los dominicanos irían a financiar “en gran parte” a candidatos congresuales en las próximas elecciones parlamentarias y locales (municipales) que habrán de celebrarse en Haití.
El propósito del supuesto financiamiento, según el editorial del referido periódico, es el interés de la República Dominicana de incidir ante el Congreso haitiano para escoger a un Primer Ministro que sea favorable a los intereses de los dominicanos.
Le Nouvelliste, uno de los principales periódicos del vecino país, atribuye esas declaraciones al ex senador haitiano Jean Héctor Anacasis, a quien el propio medio vincula a los pasados gobiernos dictatoriales en Haití.
Esas afirmaciones de Jean Héctor habrían sido ofrecidas a una emisora de radio de Santo Domingo, el pasado lunes. Sin embargo las mismas no fueron resaltadas a nivel de los medios locales.
Sin embargo, en los datos de que dispone el periódico no se revela qué sector de la sociedad de la República Dominicana estaría interesado o actuando en esa dirección.
El periódico amplía la información diciendo que desde ya los dominicanos están visitando lugares específicos en Haití, como “los distritos de provincias”, para identificar futuros buenos candidatos a quienes les estarían ofreciendo apoyo y medios de comunicación a su servicio.
Anacasis ha dicho –según el periódico- “que los revendedores (dominicanos) deambulan por los distritos de la provincia para enjuagar futuros buenos candidatos y ofrecer apoyo y medios de comunicación”.
Añade que esos dominicanos que buscan financiar a políticos de Haití se auto presentan como pro haitianos, “pero cuelgan soluciones rápidas como amigos del otro lado de la frontera” y se ponen a disposición de quienes los soliciten.
Dice el periódico que no se trata de un apoyo meramente político ni por cuestiones ideológicas, sino que se trata de “una estrategia bien pensada”.
Afirma que en las últimas elecciones haitianas celebradas en el 2010, algunos candidatos ya habían dado a entender que “la válvula dominicana se inundó parcialmente”.
El editorialista define a Haití como un pueblo donde todo el mundo le encanta hablar de política, pero la gente se niega a poner sus manos en los bolsillos.
“Los partidos y los candidatos no son reacios a aceptar ayuda”, complementa.
Haití repitió el año pasado otra crisis política que terminó por aplazar sus elecciones parciales que estaban programadas para principios de 2013.
Cuando celebre sus comicios el vecino país debía elegir a un tercio del Senado (diez legisladores), además de otros 142 concejales y 570 asambleístas locales en todo el territorio nacional.



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