Se fue Dedé

Doña Dedé Mirabal
Por Marcelo Peralta

Si la identificamos por su nombre de pila muy pocas personas sabrán de quien se trata.

Es Doña Bélgica Adela Mirabal.

Fue un ejemplo de decencia.

Con su sonrisa a flor de labios.

De trato gentil.

Emitía consejos sanos a favor de la juventud.

A ella cariñosamente la apodan Dedé

Fue un ícono y símbolo de humildad.

Testigo fiel de sufrimientos.

Sufrió en carne propia el vil y cobarde asesinato de sus hermanas.

Patria, Minerva y María Teresa Mirabal eran sus hermanas.

Las tres heroínas y el chófer Rufino de La Cruz fueron asesinados.

Estos acontecimientos acaecieron en la conclusión del nefasto régimen de  Rafael Leonidas Trujillo.

Como un roble, Doña Dedé se quedó con los hijos de sus tres hermanas caídas en las garras del sátrapa.

Este temple de mujer, en medio de la tiniebla y llena de arrojo cobijó a sus sobrinos y los formó como seres humanos valientes y de valor.

Ante la ausencia de sus madres y de padres porque fueron asesinadas por sus ardientes luchas contra el régimen de Trujillo.

Doña Dedé cogió a estos muchachos y muchachas y los llenó de arrojo, de amor, sabiduría, formación y cariño.

Era la última mariposa con vida.

Ayer apagó sus ojos y cambió de residencia.

De lo que me aseguro es, que Dios la tendrá en el lugar que Doña Dedé se ganó en la tierra.

Doña Dedé aunque estaba enferma llegó a los 88 años de edad,

Murió como un Angel, en la Paz del Señor.

A ella la conocía en mis tiempos del diarismo.

Fueron muchachas las veces que la entrevisté.

Era un ser humano excepcional por su afable trato con los periodistas.

Nunca se negó a responderme preguntas por difíciles y engorrosos temas.

Dejó sus legados.

Se llevó, a pesar de sus sufrimientos, grandes lauros.

Era la mujer más asediada por los periodistas en fechas relacionadas a las actividades de la no violencia contra la mujer, que se organiza para el 25 de noviembre de cada año.

Más para el día 8 de Marzo y otras actividades festivas.

Adiós Doña Dedé.

El país está de luto.

Paz a tus despojos mortales.