Cotuí podría volar por los aires.


Por: Luis Amílkar Gómez
Cada miércoles la ciudad y toda la zona se estremecían por la vasta explosión que se originaba en la mina de hierro a cielo abierto en aquella parte de la Ucrania Soviética.
Krivoi Rog, era la ciudad donde estaba la mayor cantera de extracción de hierro en la entonces inmensa Unión Soviética.

Ese día era libre para casi todos los trabajadores de la cantera, con excepción de la brigada de especialistas en explosivos, que eran los que preparaban la masiva voladura.
Experto advierte doble peligro de la Barrick Gold
Para mí y otros estudiantes de ingeniería minera, era fascinante ver desde una colina, a distancia, el potente estallido que levantaba miles de toneladas de rocas en lo que parecía ser una sola explosión.

En verdad, eran detonaciones sucesivas separadas unas de otras por varios milisegundos.

El objetivo era remover, en forma controlada, una gran cantidad de rocas para facilitar que las palas mecánicas  las pudieran depositar en los gigantes camiones, que a su vez las transportaban a la fábrica de enriquecimiento.

Trabajé muy de cerca con ellos ya que pertenecía a la brigada que hacía los barrenos, o sea, los hoyos donde se colocaban los detonadores y explosivos.

No se permitía a los extranjeros pertenecer a ese grupo especial que producía la descarga.

Pero sí se podían hacer todas las preguntas técnicas.

Por eso supe que los explosivos eran guardados por una guarnición militar en las afueras de la ciudad y que había un protocolo muy estricto para sacarlos del lugar y para su transportación.

Todos estos detalles los doy a conocer para hablarles de lo que considero un peligro, para todas las poblaciones de la provincia Sánchez Ramírez, cercanas a la mina de oro que regentea la Barrick Gold.

El problema es que la compañía mencionada, ha instalado una fábrica de explosivos en sus propiedades, sin que el gobierno dominicano estuviera enterado.

Es inconcebible que esos extranjeros produzcan sus propios explosivos e importen todos los insumos restringidos, sin que la seguridad del estado lo sepa.

Y si hay escape…

Recientemente, las Fuerzas Armadas Dominicanas emitieron un  documento, donde mostraban su preocupación porque esta peligrosa factoría ya esté funcionando sin la vigilancia del estado.

La Barrick Gold se aprovecha del desorden institucional del país y crea un polvorín que le ahorrará mucho millones de dólares ya que no tendrá que importar los cartuchos.

En la República Dominicana hemos tenido dos explosiones de polvorines con resultados catastróficos.
Cientos de vidas se perdieron en ambos estallidos.

Y no se puede comparar un polvorín militar con un polvorín industrial como el que tiene la Barrick.

Sobretodo, cuando el de la Barrick Gold es ilegal.

Totalmente ilegal y sin ningún control.

Eso no es minería responsable y los técnicos de la Barrick saben a qué me refiero.

Está claro que a ellos no les importa la gente. 

A ellos no les importa la vida después de la mina.

 A ellos no les importa Cotuí.

A ellos, lo único que les importa es sacar su oro y largarse.

El depósito de explosivos está regido por reglamentos muy estrictos en todas partes del mundo, desde la construcción del almacén, la forma en que se amontonan, la temperatura, manejo y entrenamiento del personal para situaciones de emergencia.

La fabricación, movimiento y uso de explosivos siempre ha estado bajo control de los organismos de seguridad en cada país.

El gobierno dominicano está en la obligación de parar la fabricación de esos fulminantes, hasta tanto exista un protocolo claro y preciso que garantice la seguridad de la zona.

Actúen rápido. 

Esos materiales no son juegos de niños.

Cotuí podría volar por los aires.

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