Un gobierno pusilánime.

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Marcelo Peralta.
Por Marcelo Peralta
A millones de dominicanos y dominicanas nos “duelen los ojos de ver cómo se mancha las calles de sangre derramada de sus hermanos.
A mí, en particular me duelen los ojos de ver que desde el gobierno de nuestro amigo y presidente Danilo Medina se callan hechos bochornosos que acontecen en el país.

Tengo los oídos dolidos y confundidos de escuchar tantas muertes causadas por la delincuencia, la criminalidad y por los haitianos.

Me tiemblan las manos al escribir de tantos crímenes y sangre derramada y recordar que el presidente Danilo Medina hizo promesas en foros internacionales de defender a su República Dominicana de la migración haitiana.

Nunca esperaba que el Presidente Danilo Medina les quitaría la comida de la boca a sus compatriotas para llenar las barrigas de nuestros enemigos que son los haitianos.

Jamás pese que en el gobierno del Danilo Medina se violaría el pedazo de papel que es la Constitución de la República para hipotecar la SOBERANIA NACIONAL llenando el país de famélicos haitianos y haitianas.

Más me duelen los oídos al escuchar que un grupo de delincuentes haitianos asesinan y provocan heridas a militares dominicanos que dan ejemplo de trabajo y entregan sus vidas en defensa de los demás y desde el gobierno se cosen las bocas.

Aunque me duelan los ojos y me suenen los oídos seguiré escribiendo porque todavía me quedan el corazón, mi maquina, el coraje, mi voz, mi orgullo y defenderé hasta como mi vida de que soy dominicano.

La actuación del gobierno y del Presidente Danilo Medina en la voraz cuestión haitiana es tardía, lenta, mediocre y pusilánime.

En el gobierno de mi amigo DANILO MEDINA se les ha quitado la paz y armonía a los dominicanos sensatos con la masiva invasión de los haitianos y haitianas.
Parece que no bastó el equívoco del gobierno de Danilo Medina de traer a miles de haitianos y haitianas a un “nefasto” Plan Nacional de Regularización gastando miles de millones de pesos de los dominicanos y dominicanas, sino que entran como “Pedro por su casa”, “chivos sin ley” y matando a militares.
Evidencia que el gobierno dominicano es insaciable, provocador y enemigo de la paz que deben disfrutar los  dominicanos y dominicanas.
Es cruel que desde los consulados dominicanos en Haití se expiden millares de visados a favor de los haitianos haciendo millonario a un grupo de malos dominicanos a quienes no les duele que su Patria sea pisoteada por los invasores.
Esas decisiones de irrespeto a los ideales de Juan Pablo Duarte traerán aciagos momentos en un futuro no lejano.
Desde el gobierno se actúa de manera deplorable, tardía e inadecuada para controlar las migraciones de haitianos y haitianas hacia República Dominicana a traernos transculturaciones y desnaturalizar la nuestra.
Lo cierto es que nuestro gobierno actúa de forma complaciente y floja, por no decir en "complicidad" con las apetencias de organismos internacionales que creen que REPUBLICA DOMINICANA es un estercolero y quieren fusionarnos con estas bestias con trapos en sus cuerpos
Otros países echan a sus anchas a los ilegales porque la política mundial está en proteger sus habitantes y fronteras, no obstante en la REPUBLICA DOMINICANA es todo lo contrario.
Y hay que ser cauto porque REPUBLICA DOMINICANA es un estado pequeño que no puede ni debe cargar con las desgracias de los haitianos que ellos mismos se han creado por siglos.
REPUBLICA DOMINICANA ha dado los haitianos lo que no han hecho ni Francia, Canadá y Estados Unidos que saquearon y saquean las riquezas que tenía y aunque le queda a Haití.
Los gobiernos del PLD a ciencia y paciencia averiaron y rompieron la óptima del derecho que tienen los dominicanos a vivir en sosiego llenando el país de gentes y culturas foráneas.
Hay que hacerle entender al PLD que los dominicanos no podemos seguir costeándoles los altos "heliotropos" a sus funcionarios y dirigentes.
El Presidente Danilo Medina debe y tiene que dedicarle mayor esfuerzo a proteger y defender los asuntos vitales de la REPUBLICA DOMINICANA ya que no puede permitir que los haitianos y haitianas se la devoren a pedazos.

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