miércoles, marzo 04, 2020

La paradoja de convertir basura en electricidad y perjudicar a los más pobres.


Según el Banco Mundial, el 37% de los empleos urbanos en Etiopía provienen del sector informal. 
La tecnología está dejando millares de personas sin fuentes de trabajo.

El periódico El País de España, dice que en el mundo millares de personas pierden sus empleos por el uso de máquinas.

Define como paradoja de la vida el hecho de convertir la basura en electricidad y perjudicar a los más pobres es cuestión de conciencia que debe ser analizado.

El periódico El País de España resalta la paradoja que existe en muchos países de convertir la basura en electricidad, sin embargo, no hay alternativa para cientos de personas pobres que viven de las recolecciones de materiales vendibles.

Indica el rotativo que una planta de transformación de desperdicios en energía en Adís Abeba provoca protestas de los recicladores y evidencia el conflicto social derivado de la privatización de residuos sólidos urbanos.

El basurero más grande de Etiopía —llamado Koshe, que significa "sucio" en amárico— sufrió un desprendimiento masivo de tierra.

El derrumbe de los desechos, en los que trabajaban decenas de recolectores de basura, causó la muerte de 48 de estos trabajadores del sector informal.

Como en tantas otras ciudades en países de renta baja, la mala gestión de los desechos urbanos en Adís Abeba evidenciaba un reto abismal tanto para la salud pública como medioambiental. 

Tan solo unos meses más tarde, en agosto de 2018, en el mismo vertedero, se inauguraba la planta de incineración Reppie, la primera de su tipo en África. 

Se iniciaron entonces las primeras operaciones para transformar la basura de Koshe en electricidad para los más de tres millones de residentes de la capital etíope.

La falta de inversión pública en servicios básicos y en la gestión de desperdicios de muchas ciudades africanas provoca, entre otras consecuencias, la quema de residuos que contribuye a elevar los niveles de contaminación del aire.

Asimismo, la mala administración de desechos urbanos causa la obstrucción de ríos y desagües en época de lluvias, y por tanto el estancamiento de aguas residuales, que acaban siendo caldo de cultivo para la propagación de enfermedades como la malaria, el tifus, el virus del zika o el dengue.

Con una instalación que le ha costado al Gobierno etíope 120 millones de dólares, Adís Abeba se ha puesto a la cabeza de la sostenibilidad ambiental en materia urbana. 

Ubicada a ocho kilómetros de la sede de la Unión Africana, en un espacio de siete hectáreas dentro de las 37 que ocupa el vertedero urbano de Koshe, Reppie ha transformado aquello que durante 50 años fue el único vertedero de la capital en una fuente de generación de energía limpia.

Construida por la Corporación Estatal de la Red Eléctrica China (CNEEC) y la empresa singapurense Cambridge Industries, la compañía Etíope de Energía Eléctrica se ha situado con este proyecto como un paradigma de modernización del tratamiento de los residuos sólidos municipales. 

A pesar de que es la CNEEC quién está a cargo de las operaciones y el mantenimiento de las instalaciones, se prevé que la capacitación de empleados etíopes y su preparación para operar la central recaerá totalmente en manos locales en 2021.


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