Rafael Estévez Reyes, grande como médico y como ser humano
Por: Ramón Antonio Veras.
I.- La formación de los amigos
1.- Las relaciones afectivas se cultivan dependiendo de la condición de
clase social de las personas, y el ordenamiento bajo el cual se desarrollan.
Acciones comunes ejecutadas por personas en un mismo espacio físico, permiten
crear entre ellas la fraternidad que con el transcurrir de los días afianza la armonía y hace posible la intimidad.
2.- La admiración de una persona hacia otra puede resultar a primera
vista, pero con el transcurrir de los días esas impresiones pueden
transformarse en afectos que luego, adecuadamente cultivados, se convierten en
sentimientos de atracción mutua.
3.- El contacto permanente no basta para que se establezca entre dos personas unidad de
sentimientos afectivos; se requiere también una comunidad de objetivos, ejecutorias asimiladas en común como satisfactorias, y a la
vista y percepción de aquellos que han establecido relaciones y que, en el
futuro, pueden llegar a ser entrañables.
4.- Las relaciones afectivas entre dos personas no se establecen mediante un acuerdo formalizado por escrito; el tiempo y la comunicación sincera van creando una especie de código
consuetudinario entre las amigas y los amigos.
5.- El grado de amigo no se alcanza en un santiamén; la condición de
ser amigo es el resultado de un largo proceso que se inicia, a lo mejor, con un
simple saludo; y tal vez concluye con la desaparición física, la pérdida de
confianza, la traición, o una interpretación equivocada de las normas no
escritas que rigen los vínculos entre las amigas y los amigos.
6.- El tiempo, la duración de años y años, fija las reglas entre las
personas ligadas por el concepto de amigas y amigos. Los distintos episodios compartidos,
los trances por los cuales han pasado; las dificultades que han enfrentado, en
fin, los momentos alegres o tristes que han pasado, han de contribuir al
establecimiento de reglas, de normas que han de guiar la limpieza entre amigos
y amigas.
7.- La sinceridad, la franqueza, la lealtad y la solidaridad son partes
esenciales de los vínculos entre amigas y amigos; y tiene que ser así porque
fingir no es de amigos, sino de falsos; la deslealtad hace desaparecer la
confianza, y el individualismo aísla el sentido de buena comunidad y afinidad
de sentimientos.
8.- El trato entre amigas y amigos ha de ser una cuestión entre
iguales, no se da de un solo lado; no puede haber reticencia de una parte, y
franqueza de la otra; bondad de uno, y maldad del otro. La relación de camaradería no puede estar limitada a las circunstancias, dependiendo de la
conveniencia individual de uno de los actores que intervienen en lo que se
supone una comunidad de afectos.
9.-Los aliados no se guardan verdades ni mentiras; no se acumulan
rencores; el resentimiento no tiene espacio mental entre ellos; las palabras
disolventes están excluidas de la conversación entre amigos. Todo aquello que
sirve para fortalecer la unidad entre amigos y amigas, debe expresarse, no
guardarse; porque entre amigos ha de primar lo que contribuye a la permanencia,
la estabilidad y la inmutabilidad. Lo inútil, lo baladí, hace frágil los
vínculos de fraternidad que han de solidificarse con el transcurrir del tiempo.
II.- Mi
amigo, el doctor Rafael Estévez Reyes
10.- El vínculo de lo que entraña ser amigo o amiga, es algo muy especial. Los amigos vienen a ser la
prolongación de la persona de su amigo. Al amigo se le deposita absoluta confianza, afecto cálido desde lo más profundo del corazón.
11.- Entre los amigos se crea entre sí una unidad de devotos, de
partidarios, camaradería y vínculos de sentimientos indestructibles. El amigo es un adicto a su otro amigo; hay entre amigos adhesión, solidaridad y ciega lealtad. En la unión
entre amigos no hay posibilidad de crear fisuras. Los amigos se escogen ellos mismos entre sí, su relación es el
resultado de un conocerse y estudiarse mutuamente.
12.- Los verdaderos amigos no tenemos que darnos muchas explicaciones, nos
conocemos muy bien. No tenemos que hacer juramentos para darle fuerza a
nuestras exposiciones. Creemos en la palabra dada y eso nos basta; tampoco
tenemos que estar juntos todos los días, el calor humano nos los transmitimos
mentalmente a cada momento y mutuamente.
13.- Al llegar a mi tercera edad puedo decir que he tenido la dicha de tener amigos de todos los sectores, capas y clases sociales; de
distintas preferencias sexuales y criterios políticos, ideológicos y
religiosos. Mis amigos no son buenos ni malos, son mis amigos, sin importar sus defectos y virtudes; de las
críticas si puedo defenderlos, los defiendo; si no puedo, no permito en mi
presencia ataques a su conducta.
14.- El doctor Rafael Estévez Reyes y yo, estamos relacionados desde hace muchos años. Al final del año 1961, ambos nos matriculamos en la Universidad de Santo Domingo; él en la facultad de medicina y yo en la de derecho. Hicimos la investidura, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, el mismo día 25
de febrero de 1967. Tuvimos la dicha de tener varios amigos comunes, como el finado Telesforo Gómez, a Piki Peguero, Abel Madera, y otros.
15.- Estévez Reyes, ha estado ligado conmigo en momentos sumamente difíciles. Él fue la única persona a quien
mi compañera Carmen le confió para que le guardara el secreto de que padecía de cáncer. Mi hijo Jordi, al borde de la muerte, fue
intervenido quirúrgicamente, de vida o muerte, por Estévez Reyes.
III.- El doctor Estévez
Reyes, ejemplo de ser humano, ciudadano y médico
16.- Para el ser humano que vive en sociedad merecer el
respeto de sus conciudadanos, está en el deber de portarse bien; ajustar los
actos de su vida al correcto comportamiento; obrar conforme las buenas
costumbres y conducirse dentro de los marcos de la decencia. Estévez Reyes se ha ganado la distinción de sus conciudadanos.
17.- La estima a una persona en el medio donde
desarrolla sus actividades es el resultado de la valoración de su conducta por
los integrantes de la comunidad. Nadie llega a ser reputado si ha hecho de las
inconductas una forma normal de proceder. Se gana el buen nombre con una actitud de prestigio ante la vida con una existencia noble como la que ha demostrado
el doctor Rafael Estévez Reyes.
18.- La actitud ante la vida define a los seres
humanos; aquel que quiere despedirse del mundo de los vivos sin remordimientos,
compunción, desazón o intranquilidad, lo único que tiene que hacer durante su
existencia es actuar correctamente, sin afectar a otros. Sencillamente, probar en vida que es merecedor de ser tratado con
respeto porque sus acciones terrenales lo hacen acreedor de la consideración de sus coterráneos. El doctor Rafael Estévez Reyes, ha probado ser
merecedor de los logros alcanzados.
19.- Aquel que está instruido en el desprendimiento, la magnanimidad y
la generosidad, se comporta con desinterés; no conoce la codicia ni la
ambición, el egoísmo le repugna y no cae en la avidez. El doctor Estévez Reyes nació para servir.
20.- Es una necesidad contar con personas que tengan como norma de vida
hacer suyas las legítimas aspiraciones de los que componen la mayoría de la
comunidad. Se siente realizado aquel que supedita su existencia a llevar a
efecto las convicciones que libremente ha abrazado.
21.- Las relaciones humanas son fructíferas cuando resultan del
espontáneo querer que está fijo en el corazón y en la conciencia de quien fue
preparado para expresar cariño, aprecio, sana estimación, y hacer sentir a los
otros apreciados, muy queridos.
22.- La inclinación a la querencia está alojada en lo más profundo del
sentir de quien es amoroso. El querendón siempre está apegado aportando
dulzura, siendo mimoso y dándose a querer por la atracción que motiva su trato
agradable. El que impulsa predilección prueba que se entrega con dilección para
ser amado por aquel a quien le ha demostrado sincera estimación. Al doctor Estévez Reyes, le caracteriza darse al
sincero querer.
23.- Cualquier manifestación de buenos sentimientos hay que aplaudirla, rendirle culto, glorificarla para que sirva de motivación positiva. De estímulo a
ser imitada por aquellos que tienen el convencimiento de que en nuestro medio
está haciendo falta el pronunciamiento, el llamado a lo que crea emoción,
sensación y ánimo sincero, dejando ver con palabras y acciones el buen corazón. Del doctor Rafael Estévez Reyes, su proceder habla
por él.
24.- Al doctor Rafael Estévez Reyes, al ser reconocido como Maestro de la
Cirugía Dominicana, se le hace justicia por los servicios prestados al pueblo
dominicano. La trayectoria de aportes a su comunidad y a las ciencias médicas,
hacen al doctor Estévez Reyes, digno de reconocimientos porque ha sabido ligar talento, capacidad y esplendidez, y todo lo ha puesto al servicio de
quien le necesita.
Finalmente, me basta decirle a mi amigo el doctor Rafael Estévez
Reyes: Faquir, te admiro muuuuuuuucho.
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