Exdiputado y empresario Miguel Rodríguez deplora muerte de Juan Rafael Peralta Pérez.
Por Marcelo
Peralta
Santiago,
R.D.-El pasado diputado reformista por el Municipio General Benito Monción,
empresario Miguel Rodríguez, deploró la muerte de Juan Rafael Peralta Pérez, atrás
vaticinar que habrá que esperar mil año para volver a nacer un hombre de carácter
noble, solidario, altruista, admirado, valorado, de principio y capacidades
innatas de su estirpe.
Rodríguez se
hizo eco del deceso de Peralta Pérez, pasado presidente del Senado de la
República; de Interior y Policía; secretario de Estado sin Cartera; dirigente político
leal, responsable, valiente; dotado de grandes atributos; defensor cabal de la
Provincia Santiago Rodríguez y de sus habitantes.
El pasado congresista
entrevistado en su empresa, una tienda
de ropas extranjera y lavandería, ubicada en la avenida Circunvalación Sur en
la ciudad Santiago de los Caballeros, dice que Peralta Pérez fue un hombre leal a la provincia, al país, a
la familia y los amigos.
Dice que siempre cuando ayudaba a las personas priorizaba el rol de la
familia, la lealtad, que valoraran las compañeras sentimentales, los hijos,
hijas, los padres, las madres, que son atributos que llevan unidad a la
sociedad y que son orientaciones que se desprenden de un hombre confiable.
Rodríguez se disculpó ante la familia de Peralta Pérez ya que debido a la presencia
en el país de la pandemia del COVID19 no podría estar presente en las honras
fúnebre por el distanciamiento social, no obstante lamentó la ida a destiempo
del dirigente reformista y se solidarizó con sus familiares.
Explica que Don Juan mostraba el sentido del humor, porque era un hombre
alegre, divertido, bromista, trataba de liberar el estrés de la rutina los demás,
que una de las incontables cualidades que lo caracterizaba.
Recuerda que era un ser humano desprendido, sin apego, nunca tenía nada oculto
para los necesitados, poseedor de carácter apacible, hombre bueno que reflejaba
empatía, compasión y de cualidades indispensables.
De inigualable integridad moral, coherente, hombre práctico, que hacia lo
que sentía, no traicionaba, era ético, observador, inteligente, listo, transmitía
seguridad y protección a los demás.
Escuchaba y valoraba a las personas que tenían necesidades que reflejaba
con cariño y paciente.
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