
Luis Abinader
Por Marcelo Peralta
El economista Luis Rodolfo Abinader Corona,
cumplió el día 12 de julio 53 años de edad y mañana domingo se convertirá en el
presidente de la República número 54 y el 11 desde la caída del tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina que asume con una andanada de demandas
sociales y la presencia del coronavirus.
Antes, el presidente más joven que había
tenido el país era Jacobo Majluta con 48 años que era el vicepresidente de la
República y al suicidarse el presidente titular, Don Antonio Guzmán en el año
1982 que ya tenía 67 años.
Majluta acabó de cumplir los 43 días que
faltaban para traspasar el mando al santiaguero Salvador Jorge Blanco.
Abinader recibirá las directrices del país
en medio de presiones por el coronavirus; sociales, demandas de empleos; la
Iglesia Católica le lanzó torpedos pidiéndole ser implacable contra los
corruptos.
Sugirió al flamante mandatario actúe “inmediatamente
sometiéndolos a la Justicia a los funcionarios de su gobierno que sean acusados
de dilapidar los fondos del pueblo aunque sean de los principales impulsores de
su triunfo electoral pasado.
Las peticiones de la entidad religiosa las
formula a través del semanario “Camino” que es el órgano oficial del Arzobispado
de Santiago.
Recuerda al nuevo gobernante que la gente
tiene un rosario de promesas guardadas, en función de lo prometido en campaña y
que muchas de ellas quiere y espera verlas hechas realidad.
Cita la Iglesia Católica que los miembros del
Gabinete Gubernamental, deberán mostrar con los hechos que llegan dispuestos a
trabajar, a servir a la comunidad y no a ver los cargos que ostentarán como un
trampolín para cambiar de estatus a costa de la pobreza de quienes confiaron en
ellos para ser sus representantes.
Hace saber que el pueblo tiene lluvias de
esperanza cifradas en el nuevo equipo que tendrá sobre sus hombros la
responsabilidad de conducir el país hacia un futuro mejor.
Insta a Luis Abinader instruir a sus funcionarios a no revestirse de
arrogancia, prepotencia, altanería, que recuerden que el paso por la
administración pública es pasajero, por lo que les aconseja que sean honestos y
transparentes.
Cifra sus esperanzas de que Dios ilumine a Luis Abinader, le de la vida, que le
ayude a cumplir la delicada misión que él mismo ha puesto en sus manos.
Desea al mandatario que se juramenta mañana
domingo éxitos en las funciones de tanta responsabilidad como es ser jefe de
Estado, al asegurar que se tratará de una delicada misión que él ha puesto en
sus manos.
A la toma de posesión no asistirá el presidente
Danilo Medina en resabio a que Luis Abinader no lo felicitó en el año 2016 y
tampoco fue a la ceremonia cuando se reeligió.
No habrá pomposa celebraciones por el
distanciamiento con el Coronavirus.
157 años de la Restauración.
En este 16 de agosto del año 2020 coligen
una serie de contratiempos en la juramentación del Presidente Luis Abinader que
hasta el 157 aniversario de la Restauración de la República se verá seriamente
opacada.
Las perspectivas para las celebraciones eran
halagüeñas antes de la llegada del Covid19 que ha infectado a 84 mil 484; los muertos
suman mil 409 y hospitalizados son cientos.
Mañana domingo 16 de agosto el 157
aniversario de la Restauración de la República del año 1863 y la juramentación
de un nuevo presidente son acontecimientos históricos trascendentales que
enaltecen al país.
A causa de la pandemia la cantidad de
visitantes a la Asamblea Nacional ha tenido que ser reducida, al igual que la
misa y las fiestas,
La Guerra de la Restauración, que dirigió el
General Gregorio Luperón, nativo de Puerto Plata desde 1863 al 1865 entre españoles
y dominicanos.
Junto
al General Gregorio Luperón estuvo el bravo de Sabaneta el General Santiago
Rodríguez que hizo una audaz incursión en el cerro de Capotillo, provincia
Dajabón e izaron el pabellón dominicano.
El liderazgo de la guerra se concentró en
las manos de pocos caudillos regionales, quienes podían ordenar la lealtad de
las regiones. Este sistema de poder político se mantuvo hasta finales del siglo
XX.
La
política dominicana se mantuvo inestable durante los próximos años. Pimentel
fue presidente durante sólo cinco meses antes de ser reemplazado por José María
Cabral.
Cabral,
a su vez fue derrocado por Buenaventura Báez en diciembre de 1865, pero retomó
la presidencia en mayo de 1866.
Sus
negociaciones con los Estados Unidos sobre la posible venta de la tierra
alrededor de la Bahía de Samaná resultaron ser tan impopulares que Báez fue
capaz de recuperar la presidencia una vez más en 1868.
En
las relaciones dentro de la isla, la guerra marcó un nuevo nivel de cooperación
entre Haití y la República Dominicana.
Hasta
entonces, Haití había considerado la isla de La Española como “indivisible” y
había intentado, sin éxito, conquistar la mitad oriental varias veces en el
pasado.
La
guerra obligó a Haití a darse cuenta de que este objetivo era esencialmente
inalcanzable, y fue sustituido por años de disputas fronterizas entre los dos
países.
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