Revísese, compradre, revíssse

Por Amílkar Gómez
En la República Dominicana, igual que en todos los pueblos del mundo, siempre ha existido un puñado de gente que se alinean al poder y han hecho de esta actividad su modo de vida.
Ellos se alinean con el que está arriba no importa que sea de derecha, izquierda, centro, liberal, conservador, dictador, comunista, maoísta, socialista, morado, blanco, amarillo, negro, moralista, deshonesto, corrupto, traicionero, flexible, represivo ó democrático.

En el arte sublime del Lambonismo las ideologías no tienen importancia alguna.

Ellos pregonan la libertad y son torturadores.

Defienden el derecho a expresarse de cada quien y delatan a quienes "se pasan" de la raya.

Son agitadores e instigadores, pero son los primeros en llamar a la calma.

Ellos y sus herederos se pegan a la ubre de la Vaca Nacional, como si quisieran secar la para siempre.

Son patriotas probados, ya que siempre se han "sacrificado" por el país y se han ganado las credenciales para definir quienes ó no es patriota.

Le encanta el estilo de vida estadounidense y sus esposas viajan los fines de semana a los moles de Miami de compras, pero advierten a los yanquis que ellos viven en un país soberano.

Dicen que el comunismo no es tan malo, pero detestan a Fidel, a quien en ocasiones han llamado "compañero".

Quedaron encantados con el pacto de Petro Caribe, pero rezan en cada misa para que sus amigos de Casa de Campo recuperen el poder en Venezuela.

No son anti-haitianos ni racistas, pero a toda persona de tez morena, no importa si es dominicano, estadounidense, panameño, cubano ó africano, le llaman despectivamente "haitianos".

Amigo lector, el mal día que sus puntos de vista comiencen a coincidir con los de esa gente, hágase un favor: revísese.
Pero revísese muy profundamente.

Por eso nunca me cayó bien para mis hijos el apodo Vincho y mucho menos me gustó el nombre Euclides.

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