Ñico Lora el padre del merengue típico dominicano.

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Ñico Lora.


Por Marcelo Peralta.

Santiago, R.D.- Unos dicen que el padre del  merengue típico ha nacido en Moncion, Provincia Santiago Rodríguez en la Región  Noroeste.

Otros, en cambio, testifican que vio las luces al nacer en Santiago.

Lo que sí es cierto que amenizó fiestas hasta la edad de 110 años y la última fue en la ciudad de Santo Domingo.

Y que murió en Navarrete, en donde descansan sus restos.

Francisco Antonio Lora Cabrera, se mantuvo en los escenarios hasta la edad de 110 años.

Ñico Lora, su nombre artístico es considerado el padre del  merengue murió el 9 de abril del 1971 a la edad de 113 años.

Hay quienes dicen que nació el 10 de abril del 1880 en el poblado de Moncion, Provincia Santiago Rodríguez, en la Región Noroeste.

Era su abuelo, Félix Lunnaux, oriundo de Francia quien arribó a la isla de Santo Domingo con las tropas que en el año 1802 comandadas Leclerc, cuñado del emperador Napoleón Bonaparte con el propósito de aplastar políticamente a Toussainte Louverture invasor de la parte española.

Lora aprendió a tocar el acordeón a muy temprana edad, aunque no tuvo una educación formal en términos musicales eso no le impidió destacarse como instrumentista y compositor.

Sus merengues más conocidos son “San Antonio”, “San Francisco”, “La Corrida de Santa Ana”, “La Invasión del 16”, “Los Suarez”, “Los Ángeles del Cielo”, “Los Chávez”, “El tiro de gracia”, “Biencito Gómez”, “La Protesta”, “Me monté en un carro Ford”, “El Cometa Harlee”.

“Desiderio Arias”, “Loreta”, “Última moda”, “San Antonio”, “El sitio de los come burros”, “Mapemba”, “La Viruela”, “Hatillo Palma”, “Las Mujeres de Juan Gómez”, “El Telefonema”, y “Con el alma”, melodías que son una representación de la incalculable cantidad de composiciones de su creación.

Él fue el creador de muchas melodías anónimas que son consideradas como un bien cultural por la nación dominicana.

Sus canciones se mantienen en el tiempo como parte esencial de las raíces musicales de su pueblo.

A la edad de 91 años, se radica en el pueblo de Navarrete, donde existe "La Plaza de la Cultura Ñico Lora" levantada como homenaje por sus contribuciones al desarrollo artístico.

Era hijo de inmigrantes españoles, su padre fue Narciso Lora y su madre Simencia Cabrera.

Creció en la comunidad de Villa Bisonó en Navarrete donde aprendió el arte de tocar el acordeón a los diez años de edad.

Vivió en la comunidad Los Candelones, de la Región Noroeste en tiempos de inestabilidad política, social, en medio de revoluciones, montoneras y de lucha entre caudillos.

Iniciativa.

Se le define como el revolucionador anónimo del merengue perico-ripiao del Cibao.

Su versatilidad en el toque de acordeón lo llevó a la gloria, no solamente tocando merengue, sino que interpretaba fox-trop-one step, ritmo traído por los marines norteamericanos durante la ocupación militar 1916.

Era un erudito porque tocaba polkas, pambiche, mazurca, entre otros ritmos.
Tenía la gran habilidad de la composición y la gracia, que lo demuestran sus merengues dedicados a toda clase de situación social, cultural, mágico-religiosa y de la vida cotidiana.

Para 1930 el tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina, lo utiliza en una gira de merengue por todo el territorio Dominicano.

Había maestros acordionistas de la calidad de Toño Abreu, Monguita Peralta, entre otros, esto ocurrió en momentos de la peligrosa campaña electoral de esos años.

Lora revolucionó el merengue como perico ripiao del Cibao.

Interpretó foxtrop one step, ritmo traído por los marines norteamericanos durante la ocupación militar de 1916.

Tocaba y cantaba polkas, pambiche y mazurca.

Tuvo 4 acordeones que utilizó según el tipo de fiesta, las cuales se caracterizaban por su larga duración.

Llegó a tocar con tal continuidad en estas fiestas que rompía muchas de las sillas en que se sentaba.

Francisco Antonio Lora Cabrera (Ñico) tuvo dos matrimonios, el primero fue con Ana Felicia Tavarez, con quien procreó 3 hijos.

Ellos fueron Antonio Lora, quien le acompañó por largo tiempo tocando el saxofón.

Luego casó con Claudia de Jesús Brito, con la que procreó 5 hijos llamados Marta Lora, Talquino, Lito, Pablito y Brito Lora.

En Navarrete en su honor le fue construida la Plaza de la Cultura bautizaba como “Ñico Lora” en homenaje a sus contribuciones al desarrollo de la música popular dominicana.
Con el paso de los años este género ha experimentado un enriquecimiento generado primordialmente por sus exponentes; Toño Abreu, Hipólito Martínez, Tatico Henríquez, Rafaelito Román, El Ciego de Nagua, Francisco Ulloa y Ñico Lora.
Historia.
Cuenta la historia que una vez se le preguntó a Lora cuántos merengues había compuesto en toda su vida, a lo que él contestó "miles", supuestamente no había exagerado, ya que fue un improvisador muy hábil que podía componer canciones a petición de su público.
Fue un revolucionador anónimo del perico ripiao del Cibao, padre del merengue, gloria del merengue, son sólo alguno de los renombres que la labor de este entrañable músico le adjudicó.
Dicen que él fue el creador de muchas melodías anónimas que son consideradas como un bien cultural por la nación dominicana y sus canciones se mantienen en el tiempo como parte esencial de las raíces merenguera.

Amenizaba que comenzaban a las 6 de la tarde y terminaban al medio día del siguiente día y que en una oportunidad partió tres sillas.

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