Sociedad dominicana debe mandar callar al haitiano y “necio” Canciller.

Por Marcelo Peralta

Santiago R.D.-Acuñando la frase de José Ortega y Gasset, de que “Yo soy yo”, dominicanos debía silenciar Canciller haitiano, rechazando en funciones laborales a sus compatriotas.

En el mundo no hay seres humanos más solidarios que los dominicanos que viven sin  prejuiciosos, amantes de la vida,el primero que acude cuando la desgracia afecta a los haitianos, ceden las camas de hospitales, facilitan medios para poder comer, parir, solidarios.

El pueblo más solidario del universo, sostén de la subsistencia alimentaria, ayudado a jóvenes a profesionalizarse siendo iletrados, la mayoría ni siquiera son bachilleres, carentes de identidad, transmiten enfermedades y no tienen modales.

Arriban a este país por los montes, recorren miles de kilómetros a pie, llegan aquí llenos de grajo, tienen agua, libertad, techo, trabajo, duran meses en este país y retornan trayendo a sus familiares falsificando documentos.

A los africanos hoy convertidos en que invadieron a la parte española desde 1822 y 1844, causando plagas de enfermedades viven desafiando a los dominicanos, y pese a su actitud violenta, son tratados como seres humanos.

Este país ha mantenido las facilidades a favor de los haitianos y vienen a trabajar con todas las facilidades y condiciones de humanos.

En la parte española del hemisferio, los haitianos viven pacífica y armoniosa, respetando uno al otro.

Pese a todo, la tierra del patricio Juan Pablo Duarte está en los ojos de muchos países cual si fuéramos los agresores e invasores del territorio haitiano, cuando la realidad es todo lo contrario.

Y se nos tilda de racistas, como si casi el 90% de la población no fuera ya de mestizos y negros.

Los xenófobos son los negros de África que viven en la parte Oeste sin formación y tampoco respetan a nadie.

Haití un país son identidad, carente de normas, leyes, reglamentos, hablan y escriben creole, son indocumentados, las parturientas transmiten enfermedades a médicos, enfermeras, a la sociedad en general, a animales en las fincas donde trabajan y contaminan.

 

 

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