Segundo Toribio Álvarez coquero de Santiago valiente, honesto y trabajador".
Segundo Toribio Álvarez coquero valiente, "hombre honesto y trabajador". Padre de 13 hijos procreado con dos mujeres. Tiene nietos, bisnietos y tataranietos.
Por
Marcelo Peralta
Santiago R.D.-El verdadero costo de un emprendedor
negociando tienen esencias diversas.
Esta la honestidad, compromiso, solidaridad, vitalidad,
disciplina, presencia mental, preservar, conservar, fortaleza.
Ese caso es similar al que vive Segundo Toribio Álvarez,
nativo de Puerto Plata, de 69 años, se gana cada mes la cantidad de 35 mil por
pesos pelando y vendiendo cocos en Santiago.
Las jornadas de Toribio Álvarez no inicia al salir los
rayos del Sol, sino, que planifican desde la noche anterior.
En su negocio, soporta clientes decentes; en cambio, otros
son también, altaneros, prepotentes, quien como dueño debe morderse los labios,
evitando ”estallar” y generar conflictos.
Relata que lo mas difícil y es cuando las ventas de agua
de coco disminuyen, en calidad de dueño del negocio tiene que cubrir déficits.
Detrás del logro tangible, visible, hay que razonar hay diversidad
de contratiempos.
Toribio Álvarez, revela, tener un negocio no siempre es
ganar, porque existen complicaciones.
Hay
coco que vienen desde la mata con problemas y eso tiene que asumirlo el dueño
del negocio.
Asumir
retos, desafíos, necesidades, por lo que tener un negocio es para personas valientes.
Actividad
que realiza con objetivos diversos, alcanzar metas, solucionar necesidades básicas,
obtener bienes, honrar servicios, cubrir cuestiones humanas, contribuir a
mejorar porvenir de hijos, comprar hogares y ahorrar para el
porvenir.
Tras
la fortaleza y extensión del imperio romano, hablar de trabajar era especie de “yugo
a esclavos”.
Aunque
causa dolores físicos, al trabajo se asocia a otras actividades humanas,
conquistar espacios, ganarse respeto, amigos, consideración colectiva y ser
valorado en la sociedad.
Héroe anónimo.
Segundo
Toribio Álvarez, un vendedor de coco de 69 años en
Santiago, sostiene a su familia de 13 hijos y múltiples generaciones con su
negocio de venta de cocos en el Centro Histórico, ganando alrededor de 35 mil
pesos mensuales.
Llegó
a Santiago desde el municipio general José María Imbert, provincia Puerto Plata,
al norte de República Dominicana, en que lleva 37 años vendiendo agua de coco.
Machete
en la mano derecha y coco a la izquierda atienda la demanda de ciudadanos.
“Lo jocoso”.
“Un agua
de coco cuesta 90 pesos”. “Todo no queda ahí”. “Echarla en un vaso”. “Adherir azúcar,
hielo, mover y sacarle la masa”. “Y aparecen clientes que piden servilletas y
hasta palillos para limpiarse los dientes”
Su
negocio en una carretilla está ubicado esquina de calle Del Sol y Juan Pablo
Duarte, Centro Histórico de la Ciudad Corazón, región Cibao.
Pregona
cocos que compra a camioneros procedente Nagua, provincia María Trinidad
Sánchez en la zona Nordeste.
Su
horario es de 7;00 AM a 7:00PM días laborables. La unidad de agua de coco
echado en un vaso tiene un valor de 90 pesos.
Algunos
parroquianos prefieren con hielo, azúcar, partir el coco para comerse la masa.
Otros,
en cambio, lo prefieren al natural en vaso y hasta en el mismo coco.
Aconseja
a parroquianos beber agua de coco por ser saludable.
Siempre
está lleno de autoestima, satisfacción personal, impregna amor al oficio que
realiza ganando dinero mensual más que algunos profesionales, sin contar con el
aporte que hace a la sociedad.
El
significado de trabajo que tiene con enfoques a diversas áreas, aportes de la
economía personal, familiar, estatal y con física y filosofía de crecer.
En el
trabajo que realiza Segundo Toribio Álvarez que emigró de su tierra natal y se
apadrinó en Santiago, es como la física "magnitud que contribuye a escalar, medir la energía necesaria, aplicar la fuerza en el tiempo hacia el
desplazamiento cotidiano".
El
trabajo de que realiza Toribio Álvarez es creativo, rentable, actividad
productiva que requiera habilidades físicas, manuales, mecánica, sin gastar
energía eléctrica, moviliza la economía nacional.
Es
autónomo, independiente, profesional en el manejo del machete, libre
de hacerlo el día que quiera y es dueño de su empresa.
Ese
caso es similar al que vive Segundo Toribio Álvarez, nativo de Puerto Plata, de
69 años, se gana cada mes la cantidad de 35 mil por pesos pelando y vendiendo
cocos en Santiago.
Las
jornadas de Toribio Álvarez no inicia al salir los rayos del Sol, sino, que
planifican desde la noche anterior.
En su
negocio, soporta clientes decentes; en cambio, otros son también, altaneros,
prepotentes, quien como dueño debe morderse los labios para no ”estallar” y
generar conflictos.
Relata
que lo más difícil y es cuando las ventas de agua de coco disminuyen, en
calidad de dueño del negocio tiene que cubrir déficits.
Detrás
del logro tangible, visible, hay que razonar hay diversidad de contratiempos.
Toribio
Álvarez, revela, tener un negocio no siempre beneficios y alegria.
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