HACIA DONDE NOS LLEVA

Por MARCELO PERALTA

Robos, atracos, asaltos, asesinatos, son el pan nuestro de cada día en poblaciones del Cibao. Estos delitos penalizados por las leyes nacionales han ganado la batalla a las autoridades responsables de combatirlos. La Policía responsable de enfrentarlos muestra incompetencia para enfrentarlos. Se les ha ido de las manos. En muchos de los casos, hay miembros de la Policía involucrados en esos actos. Los asaltos a UNIPOLLO en La Vega. El de la Asociación de la Vega Real sucursal en Villa Rivas provincia Juan Pablo Duarte. Los siete hombres armados hasta los dientes y sus rostros cubiertos que se llevaron de la Asociación Mocana de Ahorros y Préstamos en Juan López, municipio de Moca. Los robos en bancas de apuestas, de lotería y establecimientos comerciales. El asalto a la esposa e hija del coronel Jesús Cordero Paredes vocero de la Policía en Puerto Plata. La delincuencia tiene de rodillas en Santiago y el Cibao a la Policía. Y esta institución en vez de lucha para enfrentar estos delitos, anda por los barrios pidiendo dinero a los ciudadanos para echar combustibles a los vehículos, cuyos aparatos destruyen fácilmente. Muchas veces, los agentes en vez de enfrentar el auge de la delincuencia e inseguridad ciudadana se dedican a retener bocinas en colmados. Hay casos en que agentes policiales han estado presentes a la hora de delincuentes cometer fechorías, pero se van del lugar porque no tienen coraje ya que los forajidos utilizan armas más sofisticadas. La gente en barrios y urbanizaciones de Santiago temen salir a las calles en horas del día, la tarde y la noche para no ser “blancos” de los ladrones. Ya el pueblo está casando de tantos hechos y la sangre derramada de seres humanos inocentes. A parte de la inseguridad ciudadana, las calles de Santiago están llenas de basura por la incapacidad de una alcaldía irresponsable. Las facturas de EDENORTE tiene a la gente al garete a los usuarios. Igual, la crisis de agua y las alzas todos los meses por parte de CORAASAN, crean incertidumbre en el pueblo. Los altos precios de los alimentos y los servicios del transporte público. Los ciudadanos enfermos van a los hospitales del Estado y resulta mejor irse al más allá y no pasar insultos, vergüenzas y vejámenes de muchas personas que trabajan allí. Y es hasta cuándo continuará esta vaina.

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