RECORDANDO A DON PAPOTE
Por Marcelo Peralta
Una de las pruebas más duras que
tenemos los humanos es enfrentar la muerte de un ser querido. Es muy difícil
mantener las cosas en perspectiva cuando la muerte golpea la puerta de nuestra
casa.
El hombre moderno trata de
prolongar la vida, y hasta intenta vencer su poder creyendo en su interior que
podrá lograrlo.
Mientras que los científicos y los
médicos continúan desarrollando métodos extraordinarios para que los enfermos y
moribundos vivan un poco más aplicando medicamentos, trasplantes, medios mecánicos.
Sin embargo, la muerte continúa
cosechando sin ningún tipo de prejuicios en lo que se refiere a edad, raza,
nivel social o educación.
La muerte sigue siendo cínica,
cruel, pero real.
Nadie escapa de su mano helada.
Y todos hemos de tener nuestro
encuentro con ella. Cada ser humano no está exento ni por dinero, ni por fama,
ni por la inteligencia que poseamos.
Todos hemos de sucumbir a la hora
que nos llega.
Este domingo, Don Papote, un hombre de bien, que procreó una hermosa familia con Doña Victoria, de los cuales surgieron Luis Amílkar, graduado de ingeniero minero enla Unión Soviética ; Danny Gómez un
excelente locutor, entre otros.
Este domingo, Don Papote, un hombre de bien, que procreó una hermosa familia con Doña Victoria, de los cuales surgieron Luis Amílkar, graduado de ingeniero minero en
ÇA ellos me uno al dolor que los embarga al igual que a los
demás hijos, e hijas y familiares.
Don Papote, ya entregó su vida al Todopoderoso y el que
todo lo puede.
Hace tiempo estaba seguro de que pasaría
la eternidad con el Señor.
Ya tenía 82 años de edad.
Nació en el año 1930 y adolecía de
quebrantos de salud.
La muerte de Don Papote, un hombre
de poco hablar y al enterarme de su fallecimiento me siento completamente
devastado, porque cuando vivía en el barrio Bolsillo de la ciudad de San Ignacio
de Sabaneta a la ida o al retorno de la escuela siempre los detenía y nos daba
consejos que de mucho valor y ayuda sirvieron para los jóvenes traviesos de
entonces.
De lo único que estoy seguro es que
Dios le tendrá un lugar de absoluta paz.
Ya Don Papote está en el cielo.
No obstante, se nos fue de la tierra
y al cambiar de residencia lo seguiremos extrañando.
Por supuesto sentiremos dolor muy profundo
por su ida.
El dolor es una parte normal ante
la muerte de alguien que apreciamos.
Dios les dará valor a sus hijos,
hijas y demás familiares para asimilar esta notable pérdida.
Dios nos da consuelo y valor cuando
se nos muere un ser querido y amado.
Me uno al dolor que sienten todos y
cada uno de los descendientes de Don Rafael Cruz Jiménez -Papote- y pedirle a
Dios que le de valor para enfrentar la muerte con paz, sabiendo que no es el
fin, porque la muerte sólo es la puerta desde la tierra al cielo.
Que descanse en Paz Don Papote.
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