Lamenta crisis de valores
San Francisco de Macorís, provincia Juan Pablo Duarte, R.D. Ysòcrates
Andrés Peña Reyes, director general del Consejo Regional
de Desarrollo (CRD), consideró este sábado que la crisis de valores corroe a la sociedad y plantea que se impone la adopción de alternativas para reducirla.
Peña Reyes, dice que a lo largo de la historia de
la humanidad tanto el hombre como la mujer siempre han procurado adquirir
aquellos bienes que consideran valiosos y han buscado desarrollar actitudes que
consideran dignas de importancia.
Sin embargo, es muy difícil hablar de un
esquema de valores, y aunque se hable tanto del tema, mucha gente no lo acepta
fácilmente, dado que lo que en un momento de la historia era considerado
moralmente malo, hoy día no parece serlo y esta distorsión de la
conciencia causa serios problemas al desarrollo
de la sociedad y de sus componentes.
Pese a lo indicado, dada la gravísima problemática que hoy en día genera la
crisis de valores, la misma comienza a ser tomada como un asunto que a la
sociedad le urge encarar para su supervivencia, convirtiéndose en un tema
permanente en todo nuestro entorno social, de tal forma, que a sus componentes
en sentido general les preocupa como solucionar la corrupción en todos los
niveles y estratos sociales, el alto consumo de drogas, la violencia
extrema, la alarmante delincuencia
juvenil y otros males sociales.
Motiva lo señalado, el
hecho de quienes conformamos el
conglomerado social de estos tiempos, tenemos el gravísimo problema de estar
acudiendo a un acelerado proceso de desvalorización consistente en una pérdida
sistemática de aquellos valores que en otras épocas dieron gloria, prestigio y
riqueza a nuestras naciones y sociedades, como resultó en nuestro pasado la práctica de la Responsabilidad , la Honestidad , la Valentía , el Servicio
Desinteresado y muchos otros valores que son los que dan sentido al término
“ser humano”.
Por ello es que el asunto de los valores
en la familia es, más que nunca, un tema de preocupación fundamental, ya que
abatida por la modernidad, la institución de la familia se ha relajado y muchos
padres han perdido el sentido de orientación para guiar a sus hijos y sus
propias relaciones de pareja.
Y que decir de los gobiernos, presas de la corrupción, hunden a los pueblos en
la injusticia social y producen un pernicioso efecto en cadena, en el cual ya
nadie cree en nadie. Por esta razón no es de extrañarse que haya todo un
movimiento mundial para tratar de incorporar la ética en las instituciones y en
la familia.
En el mundo moderno que nos ha
tocado vivir, motorizador de una generación tecnológica, consolidador de los
sistemas de telecomunicaciones y de los negocios electrónicos, y en el que el
derrumbe de los Estados Socialistas produjo una apertura económica causante
de transformaciones en la forma de vida de sus familias, se
requiere grandes cambios en nuestras sociedades, y sobre todo, por mostrarse
en ellas
serios descensos en los valores que en nuestro pasado fueron
fundamentales, como son: El Honor, la Responsabilidad , la Libertad , la Humildad , la Obediencia , la Armonía , la Generosidad , la Justicia , la Paz ,
el Patriotismo, la
Honestidad , la
Unidad , la
Felicidad y la Cooperación.
Ante la crisis de valores que nos afecta
y avasalla, se impone el cuestionamiento general y de cada uno en
particular, y sobre todo, examinar
nuestros roles sociales frente a las violaciones de las éticas y las conductas
correctas, entendiendo que aún estamos a tiempo de rescatar a nuestras sociedades, si actuamos en el
sentido correcto, incorporando Valores en las Familias, en nuestros Gobiernos y fundamentalmente en los niños y
jóvenes, para así lograr consolidar
nuestras naciones y nuestros Estados, y con ellos asegurar un futuro más
promisorio para quienes formamos parte
de los mismos.
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