Treinta años en las calles de Nueva York


Paíno Tineo

Por. Luis Amilkar Gómez
Cada noche por lo menos un taxísta moría violentamente en los barrios pobres de Nueva York. 
Los que trabajaban los taxis amarillos o con medallón se negaban a salir de la parte baja de Manhattan.
Los carros públicos en el llamado "down town" o centro de la ciudad, se negaban a montar a los negros e hispanos que requerían sus servicios.
Al gran actor afroamericano Danny Glover y a su hija, los taxistas los ignoraron varias veces, lo que valió una denuncia pública de discriminación racial en los principales periódicos y noticieros.
 Prácticamente, los servicios de pasajeros no existían en el Bronx, parte de Queens, gran parte de Brooklyn y el alto Manhattan, ya que nadie en su sano juicio quería hacer ese trabajo.
 El consumo y el tráfico de drogas estaban en su nivel más alto en toda la zona urbana.
Eran tiempos difíciles en la Gran Manzana. 
Eran los finales de los años 70 y principios de los 80.
En esas circunstancias, muchos obreros dominicanos cansados de la explotación a que eran sometidos en las factorías, ven en la industria del taxis una oportunidad de independizarse laboralmente.
 Uno de esos hombres era un sabanetero. 
Su nombre es Nicolás Paulino Núñez Leclerc. 
Pero en el pueblo nadie lo conoce con este nombre tan extenso.
Para los que lo conocemos desde "chiquito", él es Paíno.
 El ex-soldado del ejército dominicano comenzó a "taxear" en Nueva York en 1984 como "Gitano", es decir, sin ninguna regulación por parte del gobierno municipal y recogiendo pasajeros en las calles sin distinción.
 "Cada pasajero que uno montaba era un peligro.
 El pasajero se montaba en el asiento trasero y tú no sabías si ése era el que te iba a dar el tiro en la nuca", dice el Viejo Pau como lo llaman sus compañeros en el softbol. 
Se enfrentó por tres ocasiones a asaltantes que quisieron robarle, defendiéndose con el mismo bate que usa los domingos para jugar su deporte favorito.
 Vió morir violentamente a varios de sus compañeros de la base Audubon Car Service donde trabaja desde hace 30 años.
 En medio de todos los riesgos que implica su trabajo, levantó una familia de 5 niños: tres hembras y dos varones.
 Paíno Leclerc es ejemplo de honestidad y trabajo para todos los inmigrantes que vienen a la "Jungla de Acero". Confesó que fueron muchas las proposiciones de traficantes de drogas para que "moviera" drogas de un lugar a otro y siempre mandaba a esa gente al...lugar más lejano.
 El sabanetero me confesó, con dejos de tristeza, que solamente estudió hasta el noveno grado. 
Sin embargo, cuando Paíno le dice a alguien "mira, yo soy un hombre bruto pero...", lo que viene es una lección de vida.
 Y es que las calles de Nueva York, donde todo se ve y todo se escucha, es una gigante escuela para aquel que quiera convertirse en maestro del diario vivir.
 En sus 30 años como taxísta ha usado muchas marcas de vehículo, desde su primero que era un Checker, Caprice Classic de la Chevrolet, el famoso Delta 98, Cadillac, el Lincoln del 2007 hasta llegar a su actual Lincoln Tow Car.
 Hoy, la industria del taxi es fuerte y próspera en todos los barrios neuyorkinos y hombres como Paíno jugaron un papel fundamental en ese éxito.
 Paíno es un líder altamente apreciado entre los sabaneteros de Nueva York por su laboriosidad, solidaridad con todos y su don de gente.
 Los héroes no solamente se forjan en los frentes de batalla. No solamente surgen entre los ricos y famosos.
También entre los hombres trabajadores que venden su sudor cada día en busca del sustento para los suyos.
Paíno es solamente uno de ellos.

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