viernes, abril 08, 2016

Intento de suicidio que se convirtió en homicidio.

Un hombre que se lanzó al vacío de la azotea de un edificio de 10 niveles no murió de suicidio, sino de un balazo en la cabeza disparado por un hombre desde el piso 9, tras una  discusión con su esposa.
¡Paradoja de la vida!.
“Aquí la historia”.
El 23 de marzo de 1994 el médico forense  examinó el cuerpo de Ronald Opus y concluyó que murió de herida de bala en la cabeza.
El Sr. Opus había saltado desde lo alto de un edificio de diez pisos con la intención de suicidarse.
Dejó una nota antes de lanzarse al vació, en la que indicaba sus razones.
Durante la caída y pasando el noveno piso su vida se vio interrumpida por un disparo de escopeta que paso a través de una ventana y lo mató instantáneamente.
Ni el que disparó, ni el suicida eran cocientes de que una red de seguridad había sido instalada apenas en el piso ocho, con el fin de proteger a unos trabajadores de construcción y por lo tanto Ronald Opus no habría completado su suicidio, al menos de la forma que tenía pensado.
“Por lo general,” continuó el Dr. Mills, “una persona que pretende suicidarse y tiene éxito, a pesar de que el mecanismo podría no ser lo que tenía pensado, todavía se define suicidio.”
Opus hubiera recibido un disparo camino a un suicidio que probablemente no tendría éxito, hizo que el médico forense dictaminara un homicidio.
La habitación del noveno piso desde donde se disparó la escopeta había sido ocupada por un hombre mayor y su esposa.
La pareja que estaban en el noveno piso mantenían una fuerte discusión, él la amenazó con la escopeta.
El hombre que era reincidente amenazando con el arma a su esposa ese día estaba tan disgustado que cuando apretó el gatillo, un montón de municiones atravesaron la ventana y se alojaron en la cabeza del Sr. Opus que se había lanzado al vacío desde la azotea del edificio.
Cuando uno tiene la intención de matar al sujeto A y accidentalmente mata a un sujeto B, quien dispara es responsable de ocasionar la muerte del sujeto B.
Cuando el anciano fue acusado por las autoridades de haber cometido el homicidio, él y su esposa no titubearon.
Ambos dijeron que pensaban que la escopeta estaba descargada, a la vez que admitieron de que cuando se armaban de discusiones era una vieja costumbre del hombre de amenazar a su esposa con su escopeta, la cual,  supuesto, siempre descargada.
Juzgado en el Tribunal, el hombre dijo que cuando amenazaba a su esposa con la escopeta nunca tenía la intención de matarla, porque el arma siempre estaba sin cartuchos.
 Por lo tanto la muerte del Sr. Opus parecía ser un accidente, y que el arma había sido cargada accidentalmente.
La investigación posterior reveló, según versiones de un testigo, que el hijo de la pareja había sido visto cargando la escopeta unas semanas antes del fatal accidente.
Supuestamente la anciana había quitado el apoyo financiero a su hijo y este, sabiendo de la propensión del viejo a apuntarle a su madre, cargó el arma con la esperanza de que su padre matara a su madre.
El asesinato del Sr. Opus ahora era responsabilidad del hijo.
Y aquí viene el toque exquisito, investigaciones posteriores revelaron que el hijo era, de hecho, Ronald Opus.
Se había deprimido tanto por el intento de asesinato de su madre que esto lo llevo a lanzarse del piso 10 el 23 de marzo, solo para ser asesinado por un disparo que atravesaba una ventana en el piso nueve.
El hijo se había asesinado a sí mismo, por lo tanto el forense cerró el caso como suicidio.


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