Honrar las ideas: es signo de coherencia.
I.- El apego a las ideas políticas
1.- Por muy degradada que esté una sociedad, en su seno
necesariamente hay personas que no se corrompen, porque están formadas para permanecer
inmunes a los vicios sociales; intactas ante las tentaciones que puedan
presentarse; ser extrañas a las seducciones pecaminosas.
2.- La realidad histórica de nuestro país ha demostrado
que no obstante el estado calamitoso que se encuentra el medio social dominicano,
todavía es posible contar con mujeres y hombres de valía, que pueden exhibir
una página limpia, de comportamiento correcto, sin tachas.
3.- La reciedumbre de buena formación, el vigor en el buen
proceder, y la entereza de vida ejemplar se hace más notoria en la medida que
el medio social se debilita en lo ético y moral, porque es ahí donde sobresale
el aguante, el aplomo de quienes están libres de flaquezas.
4.- Aquellos que están educados para ser íntegros;
instruidos para ser probos y honrados por entero, pueden moverse en agua y
tierra firme, y nada les modifica su carácter, porque fueron adiestrados para vivir dignamente en la línea de ser
coherentes en su pensar y actuar.
5.- Quien predica la necesidad de crear una sociedad
justa debe mantener una conducta inquebrantable, inequívoca e incuestionable. La
concordancia de vida hace posible al actor ser visto invariable en sus ideas,
libre de duda en su accionar, sin sospecha en su mensaje y en sus actuaciones.
6.- El apego a las ideas políticas debemos llevarlo a
cabo con firmeza; quererlas con el convencimiento de que nos simpatizan porque
son buenas, sanas y convenientes para el bien de la sociedad. La inclinación a
ellas ha de ser el resultado del cariño finamente cultivado en nuestra conciencia,
lo que nos lleva a ligarlas en forma indisoluble en nuestro pensamiento.
7.- Aquel que en política se ha mantenido meritorio defendiendo
su ideario, debe conservar su honorabilidad, sin tomar en cuenta lo deshonrosa
que está la politiquería; lo vergonzoso, oprobioso y afrentoso que es ser
político vinculado con el sistema. El proceder desfachatado, descarado y
atrevido ha hecho que la política sea vista como algo que degrada, propio de truhanes.
8.- La ideología que se abraza debe ser enaltecida por
quien la propaga; encumbrada por el que procura hacerla atractiva; engrandecerla
con actuaciones el individuo que la defiende como lo correcto y adecuado para que
prevalezca sobre las que se le oponen. La forma de pensar y actuar define a la
persona y a sus ideales.
9.- La persona de ideas liberadoras hace trabajo político
en base a exponer con claridad, porque procura orientar con sinceridad, a
diferencia de los politiqueros que tienen como finalidad sembrar en sus
seguidores la confusión, la vacilación y la incertidumbre.
10.- Solamente es posible la aprobación de los pueblos a
las teorías que les transmiten sus dirigentes cuando están conscientes de dar
su consentimiento a lo que es conforme a su demanda, aspiración y sentir. Es
una anuencia fruto de la conciencia.
11.- Es de fiar aquel que es consecuente con el plan que
predica demostrando así lealtad a sus convicciones y, de igual manera, se hace
merecedor de consideración en política quien por devoción a sus creencias
cumple con exactitud lo que es de interés para la generalidad de los miembros
de la sociedad.
12.- Da prueba de honradez en las actividades políticas
aquel que con el fin de materializar sus creencias llega hasta el sacrificio.
La nobleza tiene significación cuando el actor político le hace honor
levantándola por encima de conveniencias particulares.
13.- El luchador político demuestra ser coherente en sus
actividades cuando plantea, elabora planes sociales confiables y motiva
confianza en el seno del pueblo. La seriedad en política genera seguridad,
creencia y certidumbre en quien levanta sus ideas con entusiasmo, aplomo y mensaje
de esperanza.
14.- El ciudadano o la ciudadana de firmes convicciones,
que honra sus creencias y confía en la potencialidad de su pueblo para cambiar
el país para bien, tiene un compromiso ineludible; un deber que no puede soslayar;
y mucho menos transigir comportándose indiferente ante la cochambre que nos
afecta.
15.- Todos aquellos que se iniciaron en la actividad
política movidos por ideales, deben mantenerlos con la compostura, la dignidad y la mesura que
caracteriza a los que luchan sinceramente por cambios sociales, aunque hoy se encuentran haciendo política en
el pantano nacional dominicano. El estado de gravedad de una sociedad no impone
la actuación incorrecta, el descaro político.
16.- Sin importar la vehemencia y el entusiasmo que se
manifieste, el sentir político debe ser ejercido conservándola creencia con
decencia, porque ella refleja la conducta del accionante. Actuar en forma
iracunda es un reflejo de que no hay madurez y que el arrebato se ha apoderado
de quien quiere imponer su criterio a rajatablas, atropellando sin miramientos,
desconsiderando sin contemplación alguna.
II.- Predominio de las ideas atrasadas
17.- Las ideas que emanan del sistema social predominante
influyen en la generalidad de los integrantes de la sociedad, por lo que quienes
sostienen criterios ideológicos distintos están en el deber de permanecer
alerta porque pueden ser penetrados, o de cualquier forma condicionados a
actuar como conviene al orden establecido.
18.- La penetración de la ideológica retardataria resulta
dañina para aquel que está en la brega política con el objetivo de cambiar la
situación actual, es decir, el modo de vida que impone el statu quo. Pero
aunque es difícil mantener la pureza de las ideas, hay que tratar de que no
sean totalmente contaminadas por las de los adversarios.
19.- La práctica diaria nos está diciendo que, quiérase o
no, las opiniones, los pareceres, los criterios más absurdos y aberrantes han logrado influir en amplios segmentos de
la sociedad dominicana. El modo de ver la realidad nuestra ha sido condicionado
por las ideas que buscan justificar el mantenimiento del sistema y, principalmente,
el actual modelo económico y social.
20.- Aunque es un absurdo, una desviación, querer
justificar la desigualdad y un descarrío defender las lacras sociales que
genera el orden actual, la verdad es que contra todo acierto, prudencia y tino,
se están imponiendo las consideraciones, teorías y creencias que mantienen a la
mayoría del pueblo apegado al pensamiento del atraso, de lo que significa
atavismo.
21.- Por más esfuerzo que se ha hecho, lo que pinta la
realidad es que en nuestro medio se han impuesto, y siguen imponiéndose, las
ideas conservadoras y tradicionalistas, y no han prendido las renovadoras. Lo
ancestral, lo secular está por delante de lo innovador.
III.- Las ideas nuevas que convienen
22.- Lo ideal fuera que lográramos que la niñez
dominicana comenzara a ser formada con una concepción de la vida que se
fundamente en ideas renovadoras, principios éticos y morales de nobleza,
honorabilidad y correcto proceder.
23.- Para el porvenir de nuestro país conviene, que lo
mejor de la juventud actual se interese en formar familias que sirvan de modelo
en sus actuaciones; personas a ser imitadas por tener criterios bien acabados
de sensibilidad, cultivados en valores que sirvan como paradigmas y muestras de
el buen vivir en forma civilizada.
24.- La formación de los futuros dominicanos y dominicanas
debe estar orientada para que su
proceder esté ajustado a lo que conviene a la sociedad, no a las apetencias
personales. El alma, cuando se educa en lo social, se convierte en una fuerza
que hace posible estructurar una comunidad humana con voluntad dirigida al
colectivismo, y no al individualismo que sólo conduce al egoísmo.
25.- El brillo, el esplendor de una sociedad se evidencia
cuando sus miembros han sido educados para manifestarse satisfechos por cumplir
voluntariamente con las acciones de solidaridad, revelando así su desprendimiento,
lo estupendo de su forma de proceder.
26.- Cumplir tareas en provecho de los que representan a
la mayoría se logra cuando se instruye para que se practiquen ideas que sirven
como guía para la acción de la ruptura de las cadenas de la opresión.
27.- Para renovar una sociedad atrasada como la
dominicana, se impone llevar a la conciencia de los más lúcidos y sensibles la
idea de que no podemos continuar viviendo como hasta ahora en lo material y
espiritual, y que se hace impostergable un cambio para hacerle la vida menos pesada a lo que aquí son los
más.
28.- Debemos actuar
con el convencimiento de que no es posible modificar el orden económico y
social actual esperando que lo hagan los sostenedores de las ideas del pasado,
que no son otras que las mismas que conservan, mantienen el statu quo, y son
incapaces de remplazarlo por otro
diferente.
29.- El país nuevo que merecemos, necesitamos y queremos
debe ser obra de mujeres y hombres con criterios y conceptos novedosos; de
pensamiento fresco, cultivado, debidamente adecuado al signo de los tiempos. El
modelo que lamentamos padeceres arcaico, vetusto, no sirve ni como pieza de
museo. Su lugar es el zafacón.
Reflexiones finales
a.- A un pueblo cualquiera resulta difícil cambiarle
la ideología nociva que tiene arraigada
por la influencia de las ideas predominantes en el medio donde vive, pero hay
que hacer esfuerzos por extirpar,
desarraigar aquellos conceptos que en nada bueno contribuyen a la sana
educación y formación ciudadana y cívica.
b.- Por la ruta que vamos, en lo que a ideas progresistas
se refiere, la realidad nos está diciendo que hay que cambiar de dirección,
porque la preparación educativa en ese sentido ha resultado, si no fallida, por
lo menos deficiente, carece de méritos, lo que se evidencia por las actuaciones
de nuestros paisanos.
c.- Debemos armarnos de ánimo, empuje y absoluto aplomo,
para derrotar el atraso y el pesimismo, apoyándonos en nuestras propias fuerzas
y convicciones para salir adelante; y con la firme creencia de que las actoras
de la historia y los cambios sociales serán las masas populares compuestas por
los mejores hombres y mujeres del país.
d.- Con todo pesar hay que decir claramente que las ideas
nuevas están en desuso en la actividad política del país, porque ya no se
valora lo fidedigno, auténtico y sincero, sino lo hipócrita y aparente. Estamos
en el periodo de lo solapado, falaz y taimado y, al parecer, mientras más
falso, dudoso e inexacto, mejor.
e.- Ante los engaños de que ha sido víctima nuestro
pueblo, necesita tener en la política a personas en quien confiar. La
confianza, el tener por cierto ha desaparecido en el medio político, porque lo
que ha primado es el chismoso, el intrigante, el difamador, pura y simplemente
el infame que disfruta con el descrédito de quien lo ha ganado por un
comportamiento firme, responsable, honesto, coherente y sin pasarle factura al
pueblo dominicano.
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Saludos.
Mi blogs tiene problemas e ignoro las razones