En Sabaneta hay ausencia de autoridad municipal y policial
Por Marcelo Peralta
San Ignacio de Sabaneta, Santiago Rodríguez, R.D. En la ciudad de San
Ignacio de Sabaneta, predominan el irrespeto, las indelicadas e indolencia a la
población, debido a la ausencia de las autoridades municipale
Aunque hay quienes dicen que la imperfección es lógica, el que se cree perfecto, es absurdo y se añade que si quieres ganar la simpatía de las masas, debes decirles las cosas más crueles y estúpidas.
Aunque hay quienes dicen que la imperfección es lógica, el que se cree perfecto, es absurdo y se añade que si quieres ganar la simpatía de las masas, debes decirles las cosas más crueles y estúpidas.
El chofer de una patana cargada de
blocks la estacionó en la esquina que forman las calles San Ignacio de Loyola
mientras otro hombre descargaba con un montaje, impidiendo el paso de
motocicletas y vehículos de altos cilindrajes.
Quienes en sus medios de transporte, que
un día de feria agrícolas en el mercado municipal intentaban cruzar, se
mostraban impotentes ante la irresponsabilidad de un conductor de este tipo de
aparato que suplía de los blocks a una ferretería en las cercanías.
La ciudadanía paga una series de impuestos municipales para que se le garantise libre movilidad sin obstáculos en las
vías, pero parece que la incapacidad se impone en una ciudad que constituye
un atentado transitar por calles y aceras repletas de inconvenientes.
El problema se amplía y balancea algunos
altares, porque en mayor proporción al irrespeto parece que es admirado por
determinadas autoridades municipales que al parecer se les acabó la masa de
broca y se les apagaron las vistas.
La actitud asumida por este conductor
podría interpretarse como una burla, prepotencia, desubicación, cinismo,
indolencia y desvergüenza.
Además, podría ser un desafío a la falta
de autoridades municipales, policiales, ya que en una ciudad que se respeten
las leyes, es imposible llegar a profesar que se trate de discreto respeto.
Choferes de camiones cargados de
animales transitan cualquier hora del día y la noche por las mismas narices de
las autoridades municipales, especialmente de la Policía, quienes pasan por el
mismo frente de esa institución.
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