Doña Mamasa Ovalle: Una enfermera con gallardía.
SANTIAGO RODRIGUEZ, R.D.- Con el paso de los tiempos y la llegada de varias eras, el rol de la mujer dominicana se ha ido transformando.
Antes el papel de la mujer era, en algunos casos el de la los quehaceres domésticos, cuidaba de los hijos, el hogar; mientras el hombre trabajaba para cubrir las necesidades de la casa.
Las mujeres de hoy se desenvuelven y desarrollan en un medio que estimula la persecución de nuevas metas, transforman su rol a lo largo de la historia cursando carreras universitarias, desplazando al hombre de muchas posiciones en industrias y empresas.
En la sociedad actual, basada en una estructura de parentesco flexible que ayuda mucho a la responsabilidad compartida con el hombre, muchas mujeres buscan navegar el mar del mercado laboral más allá del núcleo familiar, del cual constituyen la pieza fundamental que busca crecer en lo profesional y laboral.
Las causas de éste crecimiento, es ocasionado por la libertad, independencia económica, valorización individual, motivación, el procurar una carrera universitaria, hacer Maestrías y Post Grados.
En la actualidad, las mujeres cuentan con una intuición, inteligencia práctica, sensibilidad exquisita, don que les permiten complementar las virtudes del hombre.
Sin embargo, hay mujeres que hacen foco en su rol de madres y se dedican de lleno a su familia sin realizar ningún trabajo profesional fuera del hogar.
No obstante, hay que hacer una mirada diferente y destacar que la mujer administra una empresa llamada hogar, porque atiende las necesidades de la casa, sus hijos e hijas y las del compañero sentimental.
Para ello, se requiere de finanzas, cumplimiento de horarios, actividades concretas, educación, tolerancia, integración de equipo, servicio, conocimientos, motivación, pasión y otras.
La sociedad, en cambio, no valora esta gran tarea, ya que asume que ser madre y eje del hogar es una obligación por el mero hecho de ser mujer, y que esta tarea no es remunerada como cualquier otra actividad.
Las mujeres de hoy se desenvuelven y se desarrollan en un medio que estimula la persecución de nuevas metas que muchas veces se debaten entre la procreación, administración del hogar y la necesidad de crecimiento personal.
Si trabajan, se debaten entre la culpa por la disminución del tiempo con su familia, la lucha por crecer en un universo laboral que les demanda atención completa, llevando a la mujer a un nivel de autoexigencia enorme para sostener los pilares del trinomio de hijos, hijas, parejas celosas y trabajo arduo.
Se les quieren endilgar de que los roles de la mujer en la sociedad es la de ser madre, esposa, pareja, trabajadora, administradora y sostén emocional del hogar.
A muchas se les quita el derecho con su identidad y femineidad, sino que tiene que aceptar las características masculinas para poder ser aceptada en un mundo en el que todavía existen desigualdades de oportunidades.
Gallardía de mujer.
Doña Mamasa Ovalle, es una mujer que tiene 90 años de edad.
Es una experimentada Enfermera en Santiago Rodríguez salida de la primera promoción que el sistema de salud impuso en esta provincia.
Su nombre completo es Ana Josefa Ovalle Cruz.
Cariñosamente, en la sociedad se les conoce como Doña Mamasa Ovalle La Enfermera.
Es una mujer de fe católica, de mirada serena, sumisa, admirada por miles de ciudadanos, solidaria y dotada de muchas cualidades.
Funciones:
Ostentó las funciones de paraprofesionales por décadas desde la instalación de la Clínica propiedad del Pediatra Fernando López.
Laboró en el Hospital Provincial General Santiago Rodríguez, en donde ofrecía servicios a centenares de enfermos y cubriendo necesidades de atención médica y procedimientos básicos de la Enfermería.
Su titánica labor las ejercía con vocación y profesionalidad bajo la supervisión de reconocidos médicos de su época.
En sus labores diarias, les proporcionaba cuidado a pacientes en la Clínica, en el Hospital General Santiago Rodríguez y clientes particulares que necesitan sus servicios debido a los efectos de las dolencias corporales y de la vejez.
Doña Mamasa Ovalle es las enfermeras con capacidad y experiencia quien a pesar de llevar más de 30 años de haber sido pensionada sigue siendo una enfermera de vocación.
Es una persona que se categorizan de manera colectiva bajo el grupo de trabajadores de cuidado personal en los servicios de salud.
Datos biográficos.
Doña Ana Josefa Ovalle Cruz, nació en la progresista comunidad de El Guanal en Provincia Santiago Rodríguez, el día 18 de marzo del año 1926 y vive en la ciudad de Sabaneta de aquí.
Hija del agricultor Ramón Eugenio Ovalle y de la doméstica Antonia Cruz de Ovalle -Talín-.
Su labor como enfermera, no todo fue color de rosas, porque en sus inicios en el año 1958 hasta el 1960 fue voluntaria en el Hospital General Santiago Rodríguez.
Ingreso en el año 1960 en la Clínica López, Propiedad del Pediatra, doctor Fernando López.
Este Centro Médico en sus inicios estaba instalado en la esquina que forman las calles Juan Pablo Duarte y Próceres de la Restauración.
Tiempos más tarde, fue reubicado a la calle Restauración de la República, hoy doctor Darío Gómez con José Marte en la entrada y salida del sector Cambelén.
Ovalle Cruz, cuando el doctor Fernando López instaló su clínica en el año 1960 pasó a laborar en ese centro, convirtiéndose en ser la primera enfermera graduada, capacitada, con experiencia y vocación que allí trabajaba.
Llegó a ese centro en el año 1960 y salió en el 1970 laborando con profesionalidad por espacio de diez años sin interrupción.
Al vender el doctor Fernando López la suya y pasar a la Clínica Independencia, Doña Mamasa Ovalle, también, se fue a trabajar allí en donde duró cinco años laborando.
No obstante, el día 14 del mes de Noviembre del año 1975, entonces Doña Josefa Ovalle Cruz, acepta el nombramiento como enfermera en el Hospital General Santiago Rodríguez.
Por su vasta experiencia y entrega, allí desempeñaba las funciones de Auxiliar de Enfermería, Ayudante de Cirugía y en el área de Partos hasta el año 1987.
Hoy, a sus 90 años de edad, Doña Mamasa descansa en su casa de la calle Libertad, marcada con el 6, recibiendo visitas de familiares y allegados.
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