Se fue Eligio, Edita, el maíz caquiao, el asopa y los patelitos



Por Marcelo Peralta
SANTIAGO RODRIGUEZ, R.D.- Con la muerte de Don Eligio hace algunos años y reciente la de su esposa Doña Edita ha desaparecido el famoso  maíz caquiao, los exquisitos patelitos y el tan demandado asopado.
Tarde tras tarde, esos manjares eran demandados por los parroquianos y parroquianas.
Había que estar bien temprano para poder esos productos.
Al de la ca calle Libertad era invadida por decenas de personas de los diferentes barrios de la ciudad.
Todos estos productos tenían gran demanda.
Ya que sus creadores desaparecieron físicamente, los abonados no volverán a degustarlos.
Por  eso decimos que la vida es un frenesí.
Es una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño.
Con la muerte reciente de Edita el fuego que cocinaba estos alimentos, que aunque habían sido descontinuados, sin embargo, se apagó para siempre.
Se fue una luz y ya no hay vuelta atrás.
Dios se la llevó.
Todo se acabó y ha llegado a su fin.
Pero el gran dolor es que cuesta mucho ahora superarlo.
Hace tiempo que el comer patelitos, maíz caquiao, asopado  ya había tocado fondo.
Pero el sentido y verdadero dolor, el que se sufre sin testigos, el que se llora en secreto ha llegado y para siempre.
Con la muerte en diferentes fechas de ésta pareja de esposos se ha roto el alma de muchos sabaneteros.
Pero, esto es cosas de la vida, todos hemos tenido que hacernos fuertes.
Ellos jamás regresarán para volver a hacer felices a cientos de sus parroquianos.
Ambos se fueron y dejaron rotos muchos corazones.
Se apartaron para siempre.
Están en silencio.
Ya por las noches no miraran al cielo, porque se han ido a otro mundo.
Ahora faltarán las estrellas que les tocaban.
Ellos siempre estaban con sonrisas, pero silencios.
Al velatorio de Doña Edita muchas personas secaron sus lágrimas de despedida hacia el infinito.
Ellos acudieron a darle su último adiós a sus restos.
Y es que la vida se acabó para ellos.
Ha llegado un momento en que los sueños se gastaron.
Para ellos empezó una nueva vida.
De momento nos han dejado sólo.
Que descase en paz Doña Edita.

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