Modestamente a Modesto



Por: Luís Amílkar Gómez
Para esta fecha, el año pasado y desde el Congreso Nacional, el presidente Danilo Medina proclamaba que se iba a hacer lo que nunca se ha hecho
Una de las cosas que pensé se haría "como nunca se ha hecho" era descentralizar los actos oficiales de las dos grandes ciudades del país.

Los provincianos estamos "jartos" de que todo se siga haciendo en Santo Domingo y Santiago.
El licenciado Medina comenzó este año los actos de conmemoración del 150 aniversario de la Restauración, con un tedeum en la catedral de Santiago Apóstol, localizada en la hidalga de los 30 caballeros.

¿Porqué no hizo lo que "nunca se ha hecho" y viajó un poquito más hacia el noroeste e hizo la celebración donde se supone que se haga desde hace tiempo, en la Cuna de la Restauración?.

Bueno, a Danilo Medina se le podrá hasta perdonar el querer ignorar la real dimensión histórica del Grito de Capotillo y de la Sublevación de Sabaneta en la independencia del pueblo dominicano.

Ahora, a quien se le debe reprochar esa ignorancia es al señor Modesto Guzmán.
Y no se le puede perdonar porque Modesto es Sabanetero.
El licenciado Guzmán tuvo una oportunidad dorada de ilustrar al país y al mundo, sobre las heróicas batallas que se libraron en estas tierras para que hoy existiera lo que se llama República Dominicana.

Como Director General del Instituto Postal Dominicano (IPOSDOM), Modesto Guzmán, puso esta semana en circulación un sello postal conmemorando el siglo y medio de la Restauración de la República.

Eso está muy bien. Ese es un gesto muy certero y apropiado. El problema está en el lugar que se escogió para poner en circulación la estampa: Santiago de los Caballeros.

¿O es que Modesto Guzmán no sabe que Sabaneta fue mil veces más gloriosa que Santiago en la gesta restauradora?

A decir verdad, es posible que no lo sepa. En el tiempo que Modesto y yo asistíamos a clases en Sabaneta, aprendíamos prácticamente nada sobre la heroicidad de nuestro pueblo, de la valentía de sus hombres y de la firmeza revolucionaria de nuestras mujeres.

Recitábamos de memoria la cultura de Caldea y Asiria, sobre la bella Mesopotamia, de los Fenicios, de los Jardines Colgantes de Babilonia, del asesino Atila y su maldito caballo, del masacrador imperio romano y sobre la sacro santa Inquisición.

Pero nadie nos enseñaba la historia que yacía en la tierra que pisábamos todos los días.
Nadie en la escuela nos llevó de excursión a ver la tumba del general Santiago Rodríguez, en el paraje El Cantón, perteneciente a la sección de Agua Clara.
Tan cerca que estábamos y a la vez tan lejos.
En verdad, amigo Modesto, no te culpo.
No te culpo, pero permíteme hacerme una pregunta que cruelmente ronda por mi mente desde hace muchisísimo tiempo.
¿Qué pasa con nosotros, los sabaneteros, que a la hora de la verdad siempre damos un "bandazo" hacia el lado contrario?

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