Víctimas y verdugos

Por Narciso Isa Conde
Hablemos de verdugos y víctimas sociales, de torturadores y torturados dentro de una dominación social.¿De cuál “carga” hablan racistas y xenófobos cuando se refieren a una inmigración haitiana que genera, para beneficio de ricachones capitalistas y del corrompido Estado dominicano, mucho más recursos que los servicios y la variada pobreza que le brinda este sistema?.Algo similar se escucha en EE.UU., EUROPA Y PUERTO RICO cuando se refieren despectivamente a la inmigración criolla.La verdad es que las clases capitalistas -incluido su voraz componente transnacional- y la delincuencia de Estado, se chupan gran parte de las riquezas generadas por el trabajo y el talento de ambos pueblos; empobreciendo y degradando, con variada intensidad, las dos sociedades, una receptora de una migración paupérrima y otra no, ambas expulsadoras de sus sectores más sufridos y/o desesperanzados a varios destinos.Aquí los pobres procedentes de Haití generalmente se quedan por debajo de los/as dominicanos/as más pobres, sin que en tales circunstancias –y dados las gradaciones de pobreza- cesen los flujos migratorios; siendo el escenario dominicano el más precario para los/as inmigrantes haitianos, aunque no tanto como el de su depredado e invadido país, y presente en ambos casos el destino hacia el Norte brutal.Cuando se habla de inmigrantes, los salarios, remesas y servicios gratuitos resultan sumas muy inferiores a las que se apropian los ricos, Estados y entes receptores y explotadores de esas poblaciones; saqueadores además de patrimonios naturales. La ley del embudo no cesa aplicarse.Observen bien las fortunas de los magnates del azúcar, la construcción y las plantaciones agrícola, de los políticos y generales ladrones... y resultará inocultable la sangre, el sudor, el dolor y las penurias de la inmigración haitiana. Otro tanto, en otro nivel, ocurre en el mal llamado primer mundo con las poblaciones trabajadoras de Asia, África y América que se radican allá, incluida la dominicana.Hagamos conciencia, pues, de que EE.UU., las potencias imperialistas y sus socios locales quieren poseer nuestras repúblicas, islas, continentes y regiones… sus riquezas y bellezas…descartando la condición humana de los seres que las habitan y/o exprimiéndolos hasta la inanición.Dejémonos de convertir en amenazas a las víctimas haitianas y dominicanas de la rapacidad capitalista, y de exculpar la dominación que genera la tragedia migratoria en este país y en un planeta, que bien podrían ser escenarios de bienestar social y libertad para todos los seres humanos, sin importar color de piel, identidad cultural, sexo, edad, creencias.

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