viernes, abril 08, 2016

Artículos usados en los siglos XIX y XX aún tienen vitalidad en la actual época.

Por Marcelo Peralta
Fotos del colaborador Ángel Jerez.

Santiago, R.D.- Quienes nacimos en el campo, crecimos y nos desarrollamos sabemos lo que significa una letrina.
 
Es una caseta tosca donde se excava la tierra para depositar los excrementos y generalmente y en general se usa en los campamentos.

 

En ciudades donde no existe sistema de alcantarillado pluvial todavía se utiliza la letrina, algunas con un aspecto muy repugnante, aunque es un lugar destinado para defecar.

La correcta disposición de las excretas es fundamental para preservar la salud en comunidades rurales y urbanas.
 
Mientras en las ciudades la solución ideal es la recolección de las aguas negras por medio de una red de alcantarillado y el tratamiento en plantas que hagan el proceso de remoción de los contaminantes que hace la función de la capacidad de purificación.
El brote de cólera de los años 1990 fue causado en gran parte por una deficiente disposición de las excretas.
A raíz de esa pandemia muchos gobiernos han emprendido campañas masivas de construcción de letrinas.
Si bien la letrina es en sí una construcción muy simple, hay una serie de normas que deben ser respetadas para maximizar su eficiencia.
Antes y ahora en campos de la República Dominicana, el uso de  letrina es la más común.
Se trata de hacer de un hoyo en el terreno cubierto con una plancha de cemento y madera en la que se ha practicado un agujero sobre el que eventualmente se puede colocar un cajón de madera y algunas familias adineradas le colocan un inodoro o wáter.
En muchos campos y sectores la letrina es de uso común.
No obstante, en barrios del sector Cienfuegos con más de 345  mil personas provenientes de las 32 provincias del país existe todavía el uso de la letrina por falta de  sistema de alcantarillas.
Debido a la falta de espacio, en esos barrios, hay personas que tienen sus letrinas hasta dentro de sus habitaciones.
Hay entidades sin fines de lucro que construyen las letrinas y ofrecen capacitación a los beneficiarios para el adecuado uso de letrina.
Esas entidades sin fines de lucro incorporan a los beneficiarios en la construcción, con aporte de mano de obra de los usuarios.
Los excrementos humanos durante un amplio proceso son transformados en sólidos abono y regados en parcelas incorporadas a la producción agrícola.

A pesar de los avances tecnológicos, todavía en muchos campos se usan utensilios muy rudimentarios, como es el fogón, un alambre envuelto en un palo para triturar el fruto del tamarindo, la guanábana, frutas, el aparato de colar café.

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