Una actriz y 7 víctimas.
Por Marcelo Peralta
Cuando la
desgracia toca nuestras puertas.
Una familia de cinco miembros atraviesa por una situación
calamitosa.
Comenzó con el padre.
Luego con la madre.
Después sus tres hijos.
Cinco víctimas del SIDA.
Todo, padre, madre e hijos están enfermos.
Constituyó una hermosa familia y él mismo la destruyó.
Por sensibilidad humana y respeto, guardaré sus nombres
y lugar donde viven.
Ostentaba buena posiciones económicas.
Cuidaba celosamente a su esposa.
Procreó tres hijos con ella.
Eran felices hasta que un día un trago de ron lo
traicionó.
Sostuvo relaciones sexuales sin la debida protección
con una prostituta y lo contagió del VIH.
Tuvo sexo con su esposa y la enfermó.
Ni uno ni otro sabían que estaban enfermos.
Los tres hijos de la pareja convivieron con la misma prostituta
y los enfermó, también.
De una familia noble y con apellido de abolengo, ahora
pasaron a ser rechazados por la sociedad y convertidos en “vegetales”.
Todos, sobreviven, ;pero sus cuerpos se desgastan al pasar el tiempo.
!Dios mío!.
Esos cinco casos no son los únicos que esa meretriz
infectó.
Dos hermanos vecinos de las anteriores cinco víctimas
cayeron en las garras de esa mujer de vida alegre.
El honor de esas siete personas ha sido prácticamente
borrado por la sociedad en la comunidad en donde viven.
A los enfermos se les trata como si fuese “fantasmas”
y las relaciones de algunos miembros de sus familiares han quedado rotas.
En algunos lugares hasta se les impide entrar y
compartir.
A esto se une, también, la inconsciencia de una
sociedad que actúa entre fantasías.
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