500 años de Navidad en R.D y la defensa a los indígenas por Fran Antón de Montesinos.

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Por Marcelo Peralta.

Santiago, R.D.- Este 28 de diciembre del 2016 se cumplieron 500 años de Navidad en que la República Dominicana celebra de Navidad, cuya primera misa fue oficiada por Fray Antonio de Montesinos, que tuvo sede en la ciudad Capital, actual Santo Domingo con motivo de las ferias de Adviento defendió a los indígenas nativos condenando los maltratos de que eran objetos.

El relato de este episodio deviene en la “obra Historia de las Indias de Fray Bartolomé de las Casas”, férreo defensor de los derechos de los indígenas que vivían en estas tierras antes de la llegada de los europeos, los cuales fueron exterminados con trabajos duros y los incendios de sus casuchas.

En aquella oportunidad, la comunidad religiosa de los "dominicos”, le encomendó a Fray Antonio la lectura de la predicación, que todos previamente habían rezado, acordado y firmado en defender de los indígenas.

La misa en referencia fue oficiada el día domingo 21 de diciembre de 1511, quizás en los momentos en que el sol irradiaba su luz con más fuerza que otros domingos en la Antón de Montesinos sentó precedentes debido a los abusos de los españoles contra los maltratos a los nativos.

En principio, los nativos consideraron que Antón de Montesinos parecía ser uno más, pero que al transcurrir el tiempo se convirtió en el primer escalón de un largo camino que terminaría en España, cuando el Rey decretase las Leyes de Indias, varios años después. 

Habiendo llamado la atención de los casi adormilados oyentes, el padre Antón de Montesinos reanunció que tenía que decir cosa gravísima, "la más nueva que nunca oísteis, la más áspera, dura, espantable y peligrosa que jamás pensasteis oír”, dijo con énfasis el predicador.
 
Cuentan que los presentes en la actividad religiosa se acomodaron curiosos en sus asientos rústicos los españoles y terratenientes que golpeaban como animales a los indígenas obligándolos a trabajar como animales, sin comida, agua, día y noche, sin dormir, ni descansar y enriqueciendo las finanzas de modo impensable en las prósperas e inagotables tierras americanas, presididos por don Diego de Colón, hijo del colonizador Cristóbal Colón.

Fray Antón de Montesinos atacó fuertemente a quienes se beneficiaban económicamente del trabajo de los indígenas debido a la mano de obra barata que representaba la ayuda de los naturales en aquel tiempo.

El púlpito parecía quedarle “chico al padre” que a pesar de su buena estatura, cuando arrancó con la frase del Evangelio de aquel domingo 21 de diciembre diciendo: “Yo soy la voz que clama en el desierto” desde donde atacó con lo más importante del mensaje.

Añadía que "esta voz os dice que todos estáis en pecado mortal, y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes que ustedes han encontrado en estas tierras.

Decid ¿Con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios?.

¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes, que estaban en sus tierras mansas y pacíficas donde tan infinitas de ellas, con muertes y estragos nunca oídos habéis consumido?.

¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin darles de comer ni curarlos en sus enfermedades en que, de los excesivos trabajos que les dais, incurren y se os mueren y, por mejor decir, los matáis, por sacar y adquirir oro cada día?.

Y ¿qué cuidado tenéis de quien los doctrine, y conozcan a su Dios y creador, sean bautizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos?.

¿Éstos no son hombres?.

¿No tienen almas racionales?.

¿No estáis obligados a amarlos como a vosotros mismos?.

¿Esto no entendéis?.

¿Esto no sentís?.

¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño tan letárgico dormidos?.

Tened por cierto que en el estado en que estáis no os podéis más salvar que los que carecen y no quieren la fe de Jesucristo”.

Fran Antón de Montesinos concluyó su sermón, se bajó del púlpito con la cabeza no muy baja, porque no era hombre que quisiese mostrar temor, así como no lo tenía, narra Bartolomé de las Casas.

¿Imaginan lo que pasó luego?.

La postura asumida por el religioso causó revuelo jamás pensado y un grupo querían se desdijese.

Después de sus advertencias un grupo de frailes dominicos cerraron filas junto al padre Antón de Montesinos, afirmando que lo predicado contaba con el beneplácito y aprobación de toda la comunidad.

Bartolomé Colón que interviene y amenaza a la comunidad religiosa exigiendo una retractación de lo dicho por el sacerdote.

Sin embargo,  los frailes nunca ofrecieron una disculpa de lo dicho por Fran Antón de Montesinos  sabiendo que era verdad lo que había dicho en su sermón.

Al domingo siguiente un templo repleto se encontró con la misma claridad y más fundamentos a lo dicho una semana atrás, y la exhortación a "que con tiempo se remediasen, haciéndoles saber que a hombres de ellos no los confesarían, más que a los que andaban asaltando”.

El lío que llega a España, los estudiosos que investigan las cosas, produciéndose los dimes y diretes.

De ahí nace en estas tierras la firme postura de la Iglesia Católica que se convierte en defensora de los derechos de las gentes denunciando a quienes buscan la riqueza a costa del sudor y la sangre del pobre. 

Por eso Juan Pablo II afirmó que: "Desde los primeros pasos de la evangelización, la Iglesia Católica, movida por la fidelidad al Espíritu de Cristo, fue defensora infatigable de los indios, protectora de los valores que había en sus culturas, promotora de humanidad frente a los abusos de colonizadores a veces sin escrúpulos”.

Y menciona entre quienes predicaban señalando injusticias y atropellos a Fray Antonio de Montesinos y Bartolomé de las Casas. (Juan Pablo II, 12/10/1992).

Pero no todas fueron luces.

También nos duelen las sombras de silencio, cobardía o complicidad.

Esta necesidad de promover los derechos humanos y cuidar a los pobres aún no termina.

Sin duda que los procesos de liberación iniciados hace 2 siglos junto con el afianzamiento de la democracia han redundado en Justicia y Libertad para nuestros pueblos.

También hemos de reconocer que en muchos lugares los aborígenes naturales son explotados y desplazados de sus tierras.

Hay extensas regiones sometidas al saqueo de riquezas minerales, vegetales, animales depredando el ambiente y provocando daños irreversibles a la biodiversidad.

Con maquinarias más poderosas y formas sutiles de dependencia y opresión se han ido reeditando injusticias en toda la historia de América Latina durante estos 5o siglos.

No por casualidad terminamos siendo el Continente más desigual del Planeta.

En esta Navidad, hace falta mirar a los más pobres y excluidos.


Seguimos en deuda, fray Antón de Montesinos. 

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