-El Mirador-
Por Luís Céspedes Peña
El aborto, sus beneficios y el costo político.
Muchas personas hablan y escuchan en
torno al terrible mal social que es el aborto, pero son pocas las que
reflexionan de quiénes son los principales promotores de
esa gran industria económica, aunque está sustentada por el crimen de millones
de criaturas que son asesinadas antes de nacer.
Una mayoría de comunicadores del país, hasta hace unos
días se seguía preguntando el por qué de la destitución del doctor Wilfredo
Hidalgo como ministro de Salud Pública, de cómo era posible que se dieran a
conocer datos exactos del número de niños que fallecieron en el Hospital Robert
Rid Cabral, de la capital, siempre agregándole una motivación negativa, aunque
lo deseable sería que todos los pacientes que lleguen a ese u otros centros,
encuentren sus curaciones.
Desde que se destituyó al doctor Hidalgo, uno de los
mejores funcionarios del gobierno del Presidente Danilo Medina, porque así lo
reconoció la Organización Panamericana de la Salud, parece que éste era un
escollo para los grupos abortistas que hay en el gobierno, las llamadas
feministas y la gran industria de los laboratorios médicos que observa en esa
pena de muerte un lugar para ganar millones de pesos, los cuales luego
convierten en dólares.
Estoy seguro de que el Presidente Danilo Medina no
soportó las presiones de dirigentes peledeístas, especialmente de varias de las mujeres más destacadas de su gobierno, a las
cuales también tuvo que enfrentarse el hoy ex jefe de Estado y líder del
Partido de la Liberación Dominicana (PLD), doctor Leonel Fernández Reyna.
La Constitución que hoy tiene el país es una de las
más avanzadas que hay en Iberoamérica, prohíbe el aborto en su artículo 37,
refrendado por el 38. Pero es bueno recordar que esa Constitución fue aprobada
por los mismos legisladores que hoy tiene el país, a excepción de los ya
fallecidos. Es por esa razón que les corresponde a esos legisladores defender
lo que hicieron en el 2010, que fue aprobar la actual Carta Magna.
Si no defienden
su derecho, no son merecedores de que los católicos y los sectores evangélicos
que también se oponen al aborto, voten por ellos en las elecciones del 2016. ¡Y
menos respetarlos como ciudadanos dignos, sean hembras o varones!
El Presidente Medina sabe que esa iniciativa le hace
un gran daño político, ahora y después, porque los abortistas no llegan a tres
mil votos. Ellos tienen muchos recursos económicos, porque son financiados, a
través de algunas Organizaciones no Gubernamentales, conocidas como ONG, por
grandes laboratorios médicos que son apoyados por gobiernos que aprobaron que
en sus países se desarrollen millares de carnicerías humanas donde son
sacrificadas millones de criaturas, en algunos casos, faltándoles días para
nacer.
¿Por qué los médicos hacen los
abortos a criaturas faltándoles días para nacer? Porque sus corazoncitos,
riñones y otros órganos son vendidos a altos precios para ser usados en
clínicas donde hay pendientes intervenciones quirúrgicas de ese tipo.
En los casos de menos tiempo de
gestación, el aborto, llámese terapéutico o no, forma parte de esa gran
industria económica. La mayoría de los defensores del aborto responde a
intereses de esos grupos económicos.
¡Los mismos que pagan campañas en contra
de Leonel Fernández, porque en sus tres períodos de gobierno rechazó el aborto
a pesar de las presiones de sectores internacionales! En caso de necesidad, los
médicos deben luchar por salvar la vida de la madre y su criatura.
El Presidente Medina, una gran
reserva presidencial del país, no debe poner en riesgo su liderazgo por
presiones de grupos económicos que, en realidad, son los promotores del aborto.
Con ese tipo de asesinato aumentan las ventas de las jeringuillas, sueros,
vitaminas, pagos a médicos, enfermeras, clínicas y otros. ¡Es por ahí que anda
el asunto del aborto!
Hace varios días, uno de los más
destacados periodistas de la gran prensa, me decía que un médico amigo suyo le
comentó que a su clínica van mujeres gestionando abortar, pero él rechaza la
oferta por temor a enfrentarse a la Justicia, aunque si es aprobado el
terapéutico, eso se le puede convertir en un buen negocio.
¡Y es así! Para los abortistas no hay
principios morales ni éticos. Entonces nos preguntamos: ¿Por qué un Presidente,
como Danilo Medina, con moral, con principios definidos, trabajando día y noche
para continuar la ruta del progreso económico, unido al social, acepta ser presionado
por quienes, finalmente, no son sus amigos, sino de las circunstancias, aunque
entre ellos hay algunos compañeros de parido?
Mi recomendación, señor Presidente, es que deje todo
como estaba antes de las observaciones al Código Penal. ¡De ahí dependerá
seguir ganando o comenzar la ruta de la derrota. ¡No hay razón para pelearse
con los católicos, incluyendo a los obispos, con los demás religiosos y
defensores del derecho a la vida!
-Gracias por leernos.
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