151 presos se oxidan en cárcel de Santiago Rodríguez.
Por Marcelo Peralta
San Ignacio de Sabaneta, Santiago Rodríguez, R.D.-En la apretujada cárcel que opera en la Fortaleza General Santiago Rodríguez, de aquí, 151 hombres dominicanos y haitianos violadores leyes están “encerrados”, “apiñados”, “carentes de espacios”, “durmiendo unos encima de otros”, situación que podría desencadenar un desastre humano patológico.
De ocurrir una catástrofe
humana, familiares de los confinadlos culparían al Gobierno del Presidente Danilo
Medina por la indolencia de las autoridades nacionales y las deficiencias del
sistema político y carcelario, cuyos responsables solo hacen las inversiones en
ciudades de mayores p[oblaciones habitacionales.
El lugar fue
construido en principios para privar de libertad para 40 personas que violaban
las diferentes leyes establecidas por la Constitución de la República, sin
embargo, hasta el día de hoy están presos 151 seres humanos soportando las inclemencia
de un sistema carcelario deficiente y cumpliendo condenas por delitos cometidos.
La actual población
carcelaria existente en la Fortaleza General Santiago Rodríguez, ubicada en la
calle Pedro Thomas, número 56, frente al Parque Profesor Juan Rosado Capellán
donde no ha llegado la modernidad es de 151 presidiarios, entre ellos 20
haitianos y el resto dominicanos.
Una cantidad de
ellos ya tienen condenas definitivas aplicadas por los tribunales, mientras
otros, cumplen medidas de coerción.
Sin embargo,
debido a la falta de espacio, allí están juntos “mansos y cimarrones”, “apiñados”
y “pudriéndose” debido a las condiciones de insalubridad atribuido a las indolencias
de las autoridades carcelarias que dirigen el sistema carcelario, quienes solo
se interesan por ciudades como Santo Domingo, Santiago, La Romana, entre otras,
a pesar que todas las provincias pagan impuestos al Estado.
Cansadas de “arrodillarse”
están las autoridades de aquí antes la Procuraduría General de la República y
la Dirección General de Prisiones pidiendo humanizar a los presos, pero sus palabras
se las lleva “el viento”, caen en un “vacio” y se las traga el Desierto de
Sahara, ya que nadie en las altas instancias los escucha.
Desde que la provincia
de Santiago Rodríguez fue creada en 1948 y San Ignacio de Sabaneta se convirtió
en el municipio cabeza se ha venido luchando por mejores condiciones del
entorno sin que sus voces tengan “ecos” en las esferas del Estado.
En ocasiones, el saliente
Procurador General de la República, Francisco Domínguez Brito, había dicho que
el sistema tradicional de prisiones tanto en esta provincia y otras era arcaico
porque existe desde la época de la dictadura de Rafael Trujillo Molina.
Además, que es un
sistema de mal trato, en donde se vulnera la dignidad de los seres humanos,
negándoseles hasta la rehabilitación y al mismo tiempo, donde una minoría
fomenta la corrupción, que permite la permanencia delictiva dentro de los
recintos”.
Sin embargo, Domninguez
Brito permaneció en el cargo por mucho tiempo y nunca logró humanizar a los
presos en Santiago Rodríguez, quedando todo en “palabrerío”.
PROCURADOR SALIENTE:
]El mismo Procurador
General declaró que había hecho un gran esfuerzo por enfrentar el problema de esa
cárcel, con resultados negativos.
Y afirmaba que cuando
se construyera una nueva cárcel los internos tendrían otras condiciones donde impera
la disciplina, limpieza, obediencia, quedaría atrás la insalubridad y nunca
hizo nada.
Para el funcionario decía
que toda persona que ha cometido un delito tiene derechos consagrados en la Constitución
que deben ser respetados, aparte de las condiciones humanas que deben primar.
Había dicho con “bombos
y platillos” que a los internos hay que garantizarle la salud, la educación, la
higiene, la salubridad, la alimentación que son derechos inherentes dentro del
Modelo de Gestión respetamos y en trato igualitario, sin privilegios
adicionales.
Creemos en eso y en esa
línea seguiremos trabajando muy fuerte, hasta completar la transformación en
todos los recintos actuales que operan bajo el modelo tradicional, lo que nos
permitirá trabajar en la rehabilitación del que haya cometido un delito,
buscando que una vez obtenida su libertad, no vuelva a delinquir a las
calles.
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