La Iglesia en manos de Lutero.
Desde tiempos inmemoriables, la Policía ha tenido muchos cuestionamientos, la que a pesar de las profiláxis no se ha visto cambios.
Tras tiempos, esa institución creada para salvaguardia vidas y propiedades ha caído en manos de Lutero.
Traemos estos a colocación, porque en el municipio de San Juan, provincia San Juan de la Maguana, ubicada al Sur del país, se ha originado un acontecimiento sin precedentes en los anales de la historia republicana.
Resulta que varios miembros de la Dirección Nacional de Control de Drogas-DNCD- a quienes los ciudadanos pagamos impuestos al Estado Dominicana para sus sueldos, comprar veíhiculos nuevos, uniformes, equipos y otras indumentarias, en vez de hacer cumplir la Ley 50-88 se dedicaban, supuesto, a verde drogas en el mismo destacanento en San Juan, al Sur del país.
Los informes indican que en ese lugar en vez de funcionar un destacamento para hacer cumplir la Ley y combatir el tráfico, venta y consumo de drogas, lo único que se hacía allí era existía un punto en donde se comercializaba este producto.
Eso quiere decir que la iglesia estaba desde hace mucho tiempo en manos de Lutero.
Este acto acto tan bochornoso debería de desencadenar un movimiento de profundas repercusiones sociales que den como resultados limpiar de cuajo a ese organismo.
Este descubrimiento debe ser sujeto de extensas explicaciones, toda vez que su origen que genere sanciones drásticas en contra de los culpbales.
Debe significar el planteamiento de una objeción contra quienes formaban el organismo allí, en donde se pueda haya descubierto alto tan grave y cuestionable.
Criticamos la acción de los implicados y eso evidencia que la ciudadanía está desamparada.
Demuestra que miembros miembros que conforman las instituciones del Estado carencia de conciencia estigmatizadora y de respeto a la sociedad misma.
Los miembros de la DNCD en San Juan tenían la sagrada responsabilidad de salvaguardar el bien de los demás, por lo que eran ellos quienes menos debería estar en esa posición de combatir este flagelo.
Si no hubiese sido por una cámara de seguridad colocada “estratégicamente” frente a la dotación de la Dirección Nacional de Control de Drogas -DNCD- en San Juan, estos malos dominicanos se salieran con la suya.
Ahora, faltaría saber, desde las mismas entrañas del gobierno, qué se hará con esos policías traidores a la Patria.
Ojalá que la sanción a aplicarse no el simple sometimiento a la justicia con un expediente flojo como nos tienen acostumbrados.
Nos alegra saber si los policías implicados en este delicado caso podrán evadir la flojera de el sistema judicial dominicano, porque de dejarse este bochornoso hecho sin castigo los humanos nada tienen que buscar en esta selva.
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