Defendamos la puericia.

Por Marcelo Peralta
Los padres tenemos que defender la puericultura.

La jovialidad se impone en cada actividad.

Ya no hay niñez, ni pubertad, y mucho menos adolescencia.

Todo esto transcurre como la luz del rayo.

En muchos adolescentes su vida gira en el alcohol, el tabaco, las drogas, celulares, las músicas.

Por estar en los vicios usan inadecuados hábitos alimenticos que en pocos tiempos parecen  “lagartos” disecados.

Otros entran de “bruces” en la anorexia y la bulimia y a muchos de los padres de hoy día no les  preocupa lo que sus hijos e hijas hagan en las calles.

A muchos educadores no les interesa que le hablen del tema y una gran parte de la sociedad está en “éxtasis” y actúa de espalda a lo que sucede: Sorda, muda y ciega.

El consumo de alcohol, tabaco, drogas, celulares, los malos hábitos y el mal uso del Internet están sucumbiendo a los menores.

Hay padres que su preocupación con sus hijos es el miedo a las drogas y en muchos pueblos hay jóvenes que ya son adictos.

Comenzaron desde niñitos y algunos padres, porque ven el cambio de hábitos es que se dan cuenta, hay cuando están arropados.

 Antes de que los jovencitos caigan, hay que prevenir como una herramienta de lucha y evitar que se dañe el entorno familiar y el escolar.

Para contrarrestar este flagelo arrope a la juventud y se extienda entre la familia hay que iniciar la batalla ya que consumir drogas el camino es, la cárcel o  muerte.

El consumo de drogas en menores va en aumento.

La educación y los deportes son las mejores armas para luchar contra los peligros que acechan a los adolescentes.

Hay que cortar de “cuajo” este mal desde niño hay que al llegar a la adolescencia y su personalidad y su capacidad para ver los riesgos no están suficientemente desarrolladas.

Madres, padres y tutores tienen que abrir sus ojos en esta etapa de su vida.

Las tentaciones hacen vibrar las mentes de los beber alcohol,  tomar drogas, sentirse motivados y  va a hacer  uno más dentro de su grupo.

Existen facilidades  y los menores acceden a las drogas por su abundancia enn los barrios.

Hoy padres, madres e hijos no hablan, algunos por falta de ‘tiempo” pero cuando llega la desgracia noticia de la muerte de su hijo solo quedan las lamentaciones.

Luchando se crean conductas saludables de vida y luchar contra el alcoholismo, el tabaquismo y la drogadicción son tareas difíciles, pero hay que hacerlas.

Los jóvenes empiezan a consumir estas sustancias a edades cada vez más temprana, lo cual es alarmante y requiere de una colaboración coordinada entre padres, educadores y agentes sociales, políticos, centros de salud, especialistas y medios de comunicación.

Desde el ámbito de los hogares se pude velar por el refuerzo y la ampliación de comportamientos y hábitos saludables.

Se pueden hacer talleres de prevención del tabaquismo, alcoholismo, drogadicción, la importación de culturas.

Hay que implicar a padres, delegaciones de salud y otras entidades en dichos talleres de salud.

Padres,. Madres y sociedad tienen que velar para que se refuercen las políticas de protección y prevención de dichas sustancias nocivas para la salud de los jóvenes.

Se impone que demos ejemplo de vida sana y practicar deporte y actividades físicas al aire libre.

Detectar en los alumnos conductas relacionadas con el consumo de dichas drogas e informar a los padres es salvarlos de esas desgracias.

Es bueno fomentar en los hijos y alumnos la autoestima y el desarrollo de la personalidad integral, para que sean ellos mismos los que se defiendan de dichos peligros.

El practicar deporte ayuda a un mejor desarrollo físico, intelectual y psicológico, a eliminar conductas agresivas, a integrarse en el entorno escolar, familiar y social que les rodea.

Hoy en día se le da la importancia que tiene a la práctica de ejercicio físico, ya que está demostrado que ayuda al desarrollo intelectual del adolescente.

Aprender a valorar característica, el esfuerzo, el ingenio, la simpatía, la afectividad, la comprensión, la tolerancia, el respeto, la igualdad, es esencial para mejorar la conducta de los jóvenes.

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