¿Frunciendo el ceño?
Por Marcelo Peralta
Es plausible la decisión del Canciller, Andrés
Navarro de ir a la Frontera a reforzar los consulados, proteger a su personal de
los anarquistas haitianos y de exigir al gobierno de Michael Martelly amonestar
a su embajador en Santo Domingo, Fritz Cinéas, por los insultos a los
periodistas dominicanos.
Navarro tras ser titular de la Cancillería ha
ido en varias ocasiones a la Frontera, contrario al que estaba antes que nunca
fue ni les importo lo que allí hacían los haitianos.
Es grave para nuestra Soberanía
lo sucedido en el consulado dominicano en Anse-‡-Pitre, Pedernales toda vez que
los haitianos, que viven en un territorio donde impera el desorden, tratar de
llevarlo a otra tierra que no es la suya, igual que la intromisión y atropello
del embajador de insultar a los periodistas dominicanos.
La
clase periodística debe sentirse humillada, pisoteada, burlada, vejada, censurada
por la “frescura” de ese embajador quien antes de criticar a los periodistas dominicanos,
debe ir a organizar el desorden que hay
en Haití en todos sus estamentos.
El
diplomático, cual que sea, debe ceñirse por la Constitución del país hacia dónde va, y Haití es un desorden
institucional, donde cualquier funcionario no respeta la función de la prensa.
Otro presidente
que dirigiera en la República Dominicana no un sangre frio como Danilo Medina,
ese embajador de Haití no estuviera pisando ya tierra en la ciudad de Santo
Domingo, sino revuelto a su desordenado territorio.
Desde su función
como embajador, es una intromisión, un abuso, una ofensa al periodismo
dominicano el hecho de este funcionario calificar a los periodistas dominicanos
se ser mentirosos al reseñar los desordenes provocados, secuestros de empleados
e intimidar a militares por parte de los haitianos en e consulado de Pedernales.
El
jueguito que los haitianos vienen haciendo contra los dominicanos debe acabarse
señor Presidente Danilo Medina, porque el tocarse a la prensa es un abuso de
ese embajador.
Su gestión
de los primeros dos años ha sido de armonía y aceptación y si usted no exige la
salida de ese Embajador haitiano, los periodistas serios no permitirán vejámenes
de un foráneo, y su gobierno Señor Presidente se quedara colgando de la “brocha”.
No es
posible que un Embajador a quien los periodistas dominicanos lo han tratado con
altura, y por venir a tapar un desorden de sus conciudadanos, agrediendo a
empleados de un país que no es el suyo, venga a insultar y a humillar.
En muchas
ocasiones el gobierno dominicano se ha dejado doblegar de los haitianos y de
los traidores de la patria para que permita la entrada de millares de ellos ilegales
y enfermos a contagiarnos.
La
diferencia en la cuestión haitiana es que ya ellos tienen más derechos de los
nativos, lo que podría acarrear confrontaciones y los auténticos criollos no es
verdad que nos vamos a quedar frunciendo el ceño.
Eso no es
verdad señor presidente Danilo Medina.
La tierra
de Juan Pablo Duarte hay que respetarla y ese anarquista embajador no es quien
para insultar a los periodistas y quedarnos callados.
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Saludos.
Mi blogs tiene problemas e ignoro las razones