Polivalencia política

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RAFAEL PERALTA ROMERO

 Una consecuencia de la pérdida de las ideologías  en la política dominicana es la aparición de lo que me permito denominar polivalencia política. Este fenómeno  se manifiesta en la capacidad que muestran  nuestros políticos de ajustarse a cualquier espacio donde los coloquen las circunstancias.  Es alta su capacidad de combinación. Es decir, son piezas estándares.

Antes se estigmatizó con el calificativo “tránsfuga” a quien pasaba directo de una organización política a otra. Cuando el cambio de partido  ha venido tras una renuncia razonada,  el caso no se considera transfuguismo.  Hubo en el pasado muchas separaciones originadas en la disensión  ideológica, algunas de las cuales dieron lugar a nuevos partidos.

Ahora  cosechamos políticos polivalentes, lo cual  es muy elogioso para esa  peculiar capa social. En  la química esa cualidad se aplica a  los elementos que tienen varias valencias, que así se  llama  al número que expresa la capacidad de combinación de un átomo o radical con otros para formar un compuesto. A mayor valencia, más  útil será el  elemento químico.

El  ejemplo más gráfico de polivalencia política lo ofrece el  político identificado como Yayo Sanz. Él ha colocado unas vallas promoviendo su aspiración a senador. “Sector Externo con Yayo”, reza su proclama. No indica de qué partido es ese sector externo ni tampoco la organización que habrá de postularlo. Sus vallas tienen color neutro.

Este joven militó en el PRD, cuando era Partido Revolucionario Dominicano,  de donde zarpó hacia el Partido Revolucionario Social Demócrata y luego regresó al PRD, por lo que le cabría la condición de bivalente. Pero Sanz quiere más, pues si promueve sus aspiraciones senatoriales sin indicar partido, entra en el grupo de los polivalentes

La polivalencia política no se circunscribe a que un  individuo haya recorrido muchas organizaciones. Por ejemplo, el senador Amable Aristy salió de su viejo Partido Reformista, llamado también social cristiano, y cayó en la presidencia del Partido Liberal la Estructura. Ese hecho indica que el legislador higüeyano   funciona con varias valencias.

En la especie política hay elementos monovalentes, bivalentes, trivalentes y polivalentes. Cuestión aparte es la condición de ambivalente, que quizás tenga carácter transitorio. Ejemplo: algunos miembros del PRD (Partido Revolucionario Disminuido)  quieren ser candidatos  por ese grupo y por el PRM (Partido Revolucionario Moderno). La ambivalencia  implica  dos sentimientos opuestos.

El proceso electoral que vivimos anticipadamente mostrará –ya se vio con el MODA-  la capacidad de permutación y acomodación de muchos  políticos dominicanos. Pero no hay que denigrarlos ni desdeñarlos  ni llamarles tránsfugas. Más optimista sería pensar  que estos esforzados buscadores del bien común  valen  para muchas cosas.  Están  dotados de varias valencias.


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