Los gordos están pasando por un viacrucis en República Dominicana.

Mujer muscular estirando las piernas haciendo ejercicios Foto de archivo - 101001087

Por Marcelo Peralta

Santiago, R.D.- A los gordos, los choferes que cubren las diferentes rutas en el transporte urbano y el interurbano rehúsan montarlos, porque ocupan mucho espacio, fuerzan más las máquinas  y pagan el mismo valor del pasaje que los delgados.

Se establece que el aumento de la obesidad en la República Dominicana es un hecho, especialmente en Santiago y las subzonas.

En ese renglón, se incluyen a mujeres de origen haitiana en que una gran cantidad de ellas se dedican a la venta de vegetales y frutas.

De regreso a sus barrios, las haitianas que se abastecen de productos diversos en el Mercado Hospedaje Yaque, además de ser gorda, su equipaje consiste de dos poncheras, sacos que deben introducir a los baúles de los carros, y otro ingrediente que se añade es el quebrantamiento del ambiente.

La presencia de las personas obesas se hace cada vez más frecuente en la ciudad de Santiago.

En las tiendas, supermercados, farmacias, las personas obesas van en aumento.

Pero, otros obstáculos que confrontan las personas gordas es que acuden a las tiendas en busca de comprar ropas a sus tallas sin que puedan hallarlas.

Otros casos son los de ir a los restaurantes; abordan guaguas en que los asientos no son tan espaciosos creando una gran pesadillas para quienes van a sus lados.

La peor pesadilla para los gordos es cuando van a abordar un carro del transporte urbano cuando estás lloviendo en la ciudad.

Una señora que iba en un carro y el chofer le pidió que por ocupar espacio debía pagar el doble que es 50 pesos, pero la dama reacción y dijo: Yo no estoy gorda por placer; yo no disfruto ser el centro de atención; yo estoy enferma, pero, en la sociedad de hoy en día, ni el Gobierno, ni las personas me tienen en cuenta para adelgazar.

Muchas madres cuyos hijos e hijas están matriculados en escuelas donde funcionan las tandas extendidas, están muy preocupadas, porque dicen que allí consumen alimentos que los están engordando.

Hay estudiantes, hembras y varones que son catalogados con sobrepeso después de estar en la modalidad de las tan das extendidas.

En los mercados de pulgas de los jueves que se realiza en la parada Siete entre Santiago y Villa González, el mercado de los sábados en Cienfuegos, las filas son enormes de hombres y mujeres gordos buscando vestimentas de tallas grandes, porque dicen que han llegado ahí por el descontrol alimenticio, que algunos atribuyen a la ansiedad.

Sin embargo, es evidente la ausencia de tallas grandes.

Las personas que están en sobrepeso siempre andan sudorosos y dando muestra de cansancio.

Para los gordos y gordas hay pocas opciones donde comprar ropa, con una tarifa diferenciada, acostumbrada a escuchar a los choferes de carros públicos decirle gordita pégate como anoche.

Algunas se quejan de que antes era una sociedad que no se molestaba, no obstante, hoy se ha carcomida por el odio, el desinterés y la burla hacia los que son distintos.

Una dama molesta exclamó: “soy negra, soy gorda, ante Dios yo valgo igual que tú, dijo a un chofer de la Ruta F”.

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