RESPUESTA A UNA NIETA CUESTIONADORA
Yvelisse Prats Ramírez De Pérez
Yvelisse Prats Ramírez De Pérez
Con sus
cuestionadores 18 años recién cumplidos, una nieta me preguntó antier
¿Por qué Papá, abuela? ¿Por qué votar por Papá?
Como sé que su progenitor, mi yerno, no es candidato, entendí que se refería a Hipólito Mejía.
Porque el referente se ha hecho obligado, la sinonimia es evidencia, los sustantivos, uno propio, el otro común, se han unido en el imaginario social como sujeto en aposición indisoluble: Hipólito, papá.
Respondí a la pregunta de la nieta que debuta como votante en las elecciones de este año, como acostumbro a decir lo que pienso, tal como lo siento: con sinceridad.
Porque la percibí al final de nuestra conversación convencida, comparto mis argumentos En Plural con los/as jóvenes que, como mi nieta, estrenarán este año ciudadanía democrática.
Al votar por Hipólito, papá, desmentirás la afirmación de que nuestra juventud no tiene valores, no le importa un pepino la política, que ustedes han dejado atrás los ideales como pesado equipaje propio de nosotros, los viejos. Que ustedes son, en suma, irremediablemente neoliberales.
Porque Hipólito es un ser humano esencialmente bueno, radicalmente decente, en lo que significa en verdad la decencia, en su raíz actuante y no parlante, votar por él significa apostar por una condición virtuosa, la bondad, que como la belleza y la verdad, sigue siendo un VALOR con categoría nacional.
Hipólito, es bueno, generoso, sensible, fácil para reír diciendo un chiste o llorar ante el sufrimiento humano. A flor de piel sentimientos y emociones, habla de tú a tú con la gente sin subirse a pedestales altaneros. Lo sentimos cercano, le decimos “papá”.
Votar por papá, reitera que a pesar del desencanto y del abandono, ustedes siguen creyendo que existen posibilidades de que desde el Palacio Nacional se proyecte esa imagen real, y no mediática, de un padre de familia, que extiende su cariño y su protección a los/as hijos/as de todos/as y que honre y reconozca la paridad de las mujeres, igual que como trata a sus hijos y su esposa.
Al votar por Hipólito, jóvenes, ustedes contradicen a los viejos hipócritas que los califican de ineptos, ignorantes, despreocupados, individualistas. Dentro de pocos días, ustedes pueden demostrar con sus votos que conocen la historia nacional de los últimos ocho años, esa que no se les enseña en las escuelas, pero que ustedes sufren a diario.
Demuestren con esos votos que razonan, que recuerdan el precio heroico que paga su familia para que ustedes puedan estudiar, la precaria formación que recibieron en los niveles básico y medio, porque en sus tres periodos el gobierno peledeísta negó el 4% de ley a la educación.
Ustedes reivindicarán con sus votos por “papá” que saben discernir y comparar conductas, hechos, temperamentos, historias personales, por encima de las huecas palabras, de las promesas que no se cumplirán, las hacen los mismos que nunca las cumplieron.
Votar por Hipólito es un contundente testimonio de que ustedes sí entienden y sí les gusta la política, sí aceptan con orgullo participar en ella, sin cobro ni chantajes, sin limosnas, cooptaciones ni desprecios.
Muestren a los anti-jóvenes que ustedes sí saben leer, escuchar, discernir, sacar conclusiones. Muchos de ustedes han visto a Hipólito, el miércoles reciente en el Aula Magna de la UASD, firmando un pacto-compromiso con la juventud dominicana, en torno al cumplimiento de su Programa de Gobierno, que establece para ustedes, becas, el primer empleo, siembra en todo el país de Centros de Formación Técnico-Profesional, y esa seguridad ciudadana que les permitirá salir a estudiar o a bailar en la noche sin que sus madres tiemblen de miedo.
Votar por Hipólito es dar un primer picazo para la construcción de escuelas, de canchas deportivas, de clubes barriales, de Casas de Acogida para las muchachas abusadas, de estancias infantiles para sus hermanitos pequeños. Lo más importante, esas obras no se harán como dádiva de un clientelismo y asistencialismo neoliberal, sino como acción de un gobierno que los reconoce a ustedes, jóvenes, y a todos/as los dominicanos/as como sujetos portadores de derechos.
Afírmense en el esencial rol biológico que los hace dueños y responsables del futuro. Construyan una historia mejor, más limpia, votando por un ser humano decente, por un padre ejemplar como necesita este país huérfano.
Jóvenes, voten por el cambio, el verdadero, no el que luce tan seguro que nos deja entre pecho y espalda el miedo de continuar igual.
Mi nieta, la de vocación encuestadora, irá a votar muy animada conmigo y con un batallón de tíos/as y primos/as, por papá.
Estoy segura, porque vivo entre ustedes aprendiendo y enseñando, que también votarán por Hipólito, la mayoría absoluta de jóvenes dominicanos.
Al que le susurre en el oído. “vota por Danilo”, respondan, en su argot juvenil, que convierte la expresión en antónima: ¡Y es fácil!
yvepra@hotmail.com
Como sé que su progenitor, mi yerno, no es candidato, entendí que se refería a Hipólito Mejía.
Porque el referente se ha hecho obligado, la sinonimia es evidencia, los sustantivos, uno propio, el otro común, se han unido en el imaginario social como sujeto en aposición indisoluble: Hipólito, papá.
Respondí a la pregunta de la nieta que debuta como votante en las elecciones de este año, como acostumbro a decir lo que pienso, tal como lo siento: con sinceridad.
Porque la percibí al final de nuestra conversación convencida, comparto mis argumentos En Plural con los/as jóvenes que, como mi nieta, estrenarán este año ciudadanía democrática.
Al votar por Hipólito, papá, desmentirás la afirmación de que nuestra juventud no tiene valores, no le importa un pepino la política, que ustedes han dejado atrás los ideales como pesado equipaje propio de nosotros, los viejos. Que ustedes son, en suma, irremediablemente neoliberales.
Porque Hipólito es un ser humano esencialmente bueno, radicalmente decente, en lo que significa en verdad la decencia, en su raíz actuante y no parlante, votar por él significa apostar por una condición virtuosa, la bondad, que como la belleza y la verdad, sigue siendo un VALOR con categoría nacional.
Hipólito, es bueno, generoso, sensible, fácil para reír diciendo un chiste o llorar ante el sufrimiento humano. A flor de piel sentimientos y emociones, habla de tú a tú con la gente sin subirse a pedestales altaneros. Lo sentimos cercano, le decimos “papá”.
Votar por papá, reitera que a pesar del desencanto y del abandono, ustedes siguen creyendo que existen posibilidades de que desde el Palacio Nacional se proyecte esa imagen real, y no mediática, de un padre de familia, que extiende su cariño y su protección a los/as hijos/as de todos/as y que honre y reconozca la paridad de las mujeres, igual que como trata a sus hijos y su esposa.
Al votar por Hipólito, jóvenes, ustedes contradicen a los viejos hipócritas que los califican de ineptos, ignorantes, despreocupados, individualistas. Dentro de pocos días, ustedes pueden demostrar con sus votos que conocen la historia nacional de los últimos ocho años, esa que no se les enseña en las escuelas, pero que ustedes sufren a diario.
Demuestren con esos votos que razonan, que recuerdan el precio heroico que paga su familia para que ustedes puedan estudiar, la precaria formación que recibieron en los niveles básico y medio, porque en sus tres periodos el gobierno peledeísta negó el 4% de ley a la educación.
Ustedes reivindicarán con sus votos por “papá” que saben discernir y comparar conductas, hechos, temperamentos, historias personales, por encima de las huecas palabras, de las promesas que no se cumplirán, las hacen los mismos que nunca las cumplieron.
Votar por Hipólito es un contundente testimonio de que ustedes sí entienden y sí les gusta la política, sí aceptan con orgullo participar en ella, sin cobro ni chantajes, sin limosnas, cooptaciones ni desprecios.
Muestren a los anti-jóvenes que ustedes sí saben leer, escuchar, discernir, sacar conclusiones. Muchos de ustedes han visto a Hipólito, el miércoles reciente en el Aula Magna de la UASD, firmando un pacto-compromiso con la juventud dominicana, en torno al cumplimiento de su Programa de Gobierno, que establece para ustedes, becas, el primer empleo, siembra en todo el país de Centros de Formación Técnico-Profesional, y esa seguridad ciudadana que les permitirá salir a estudiar o a bailar en la noche sin que sus madres tiemblen de miedo.
Votar por Hipólito es dar un primer picazo para la construcción de escuelas, de canchas deportivas, de clubes barriales, de Casas de Acogida para las muchachas abusadas, de estancias infantiles para sus hermanitos pequeños. Lo más importante, esas obras no se harán como dádiva de un clientelismo y asistencialismo neoliberal, sino como acción de un gobierno que los reconoce a ustedes, jóvenes, y a todos/as los dominicanos/as como sujetos portadores de derechos.
Afírmense en el esencial rol biológico que los hace dueños y responsables del futuro. Construyan una historia mejor, más limpia, votando por un ser humano decente, por un padre ejemplar como necesita este país huérfano.
Jóvenes, voten por el cambio, el verdadero, no el que luce tan seguro que nos deja entre pecho y espalda el miedo de continuar igual.
Mi nieta, la de vocación encuestadora, irá a votar muy animada conmigo y con un batallón de tíos/as y primos/as, por papá.
Estoy segura, porque vivo entre ustedes aprendiendo y enseñando, que también votarán por Hipólito, la mayoría absoluta de jóvenes dominicanos.
Al que le susurre en el oído. “vota por Danilo”, respondan, en su argot juvenil, que convierte la expresión en antónima: ¡Y es fácil!
yvepra@hotmail.com
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